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Y cuenta otra hazaña

El español pasó a ser  uno de los cinco corredores en conseguir la ‘Triple Corona’, después de sus triunfos en el Tour de 2007 y el Giro de Italia de la presente temporada.

Carlos de Torres/ Madrid, Efe
21 de septiembre de 2008 - 08:14 p. m.

Alberto Contador, lleno de vida y juventud, irrumpió otra vez en la historia del ciclismo al imponerse en la Vuelta a España, lo que le convierte en el primer español que imprime en su palmarés las tres grandes por etapas, hazaña que le permite adelantar a Miguel Induraín en este apartado y poner su nombre al lado de leyendas del “club tres estrellas” compuesto por Anquetil, Merckx, Hinault y Gimondi.

A pocos meses de cumplir 26 años (6 de diciembre), Contador ya alcanzó uno de sus grandes sueños: conquistar la Vuelta de su país. Y fue un triunfo teñido de paradoja, ya que debido a que su equipo, el Astana, fue excluido del Tour, el madrileño no tuvo más remedio que agarrarse al Giro y a la Vuelta. Y en las dos dejó el sello de campeón.

Hombre flaco, larguirucho, de tez morena y voz eternamente ronca, asegura que mantiene los amigos de siempre y que trata de ser el mismo que cuando no era nadie. “En carrera demuestro mi personalidad y mi forma de entender el ciclismo”. O sea, partidario del espectáculo, sobre todo cuando la carretera apunta al cielo, donde actualmente no tiene rival.

Y así labró su título. En la etapa 13, con la llegada en Anglirú, Contador asistió puntual al momento cumbre de la Vuelta, ese que tenía marcado en el calendario con otro color. Levitó en el mítico puerto y desde ese día se puso la prenda dorada, la suya y la que no cedió más.

Adoptado por el Discovery para el Tour 2007, heredó los galones de Armstrong para ganar su primera grande. Victoria no exenta de hechos polémicos. Tomó el liderato a tres días del final tras la expulsión del líder, el danés Michael Rasmussen. Aquel año pasó al Astana, envuelto en escándalos de dopaje, por lo que su nuevo equipo fue vetado para el Tour 2008.

Aquel veto le catapultó a la gloria en unos pocos meses. Los italianos querían ver a Contador y allí llegó el madrileño, quien venció en una última semana terrible de montaña. En los Olímpicos de Pekín, fue cuarto en la contrarreloj, pero era en la Vuelta donde estaba su objetivo.

“Será difícil que me vean en otra como esta”, dice Contador, tercero de cuatro hermanos y en su niñez más inclinado al fútbol y al atletismo, y quien ha ganado cuantas batallas se ha planteado. Ganó la partida a la muerte cuando en 2004 un cavernoma cerebral le asaltó en la Vuelta a Asturias; volvió a competir un año después con cinco victorias en su haber; se salvó de la quema en la confusa Operación puerto y en 2007 conquistó el Tour. Sólo 14 meses después ya tenía el Giro y la Vuelta. Y un espacio en las páginas doradas de la historia.

Tras su desfile triunfal en Madrid, pasará de líder de la Vuelta a gregario en el Mundial de Varese. “Tengo ganas de ir al Mundial a defender a mi país y a dejarme la piel para Freire, Valverde o Samuel, para que consigan la victoria. Eso es un orgullo”, asegura.

Por Carlos de Torres/ Madrid, Efe

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