Desde que terminó la guerra civil en El Salvador, hace 20 años, la guerrilla Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) se había abstenido de participar en un proceso electoral. Las heridas del conflicto —que dejó un saldo de 75.000 muertos— seguían abiertas.
Pero decidieron que había llegado el momento de enfrentar a la Alianza Republicana Nacionalista (Arena), partido que llevaba dos décadas en el poder. Y lo hicieron con el candidato correcto: un hombre ajeno a la guerrilla fue el mejor acierto del FMLN. Mauricio Funes, de 49 años, reportero de guerra durante el conflicto y corresponsal de la cadena estadounidense CNN, sería el nuevo presidente del país centroamericano, según los primeros boletines oficiales emitidos el domingo en la noche.
“Funes al menos es honrado y no ha matado a nadie”, aseguró Mariela Fernández, una salvadoreña que hizo una fila de más de una hora en San Salvador para poder votar, en una de las elecciones más concurridas de los últimos tiempos.
La mujer se refiere el pasado de Rodrigo Ávila, el candidato de Arena, ex jefe de la policía, quien admitió haber matado rebeldes durante el conflicto interno y que mostró su admiración por el creador de los escuadrones de la muerte. Por el lado de Funes también había temores: “Con Funes le vendimos el país a Hugo Chávez”, se quejaban los seguidores de Ávila, y agregaban: “las cosas se van a complicar con Estados Unidos”. Pero Funes trató de disipar los temores y aseguró que nada de esto iba a pasar.
“Este país ya vivió una guerra y esperamos que con Funes llegue la paz”, aseguró Manuel Pérez, un hombre de 65 años y quien calificó estas elecciones como las del miedo. “Temor porque Funes va a entregar el país a Chávez; temor por la violencia, temor por la izquierda y la derecha. Fueron las elecciones del miedo”.