Si el crecimiento en el volumen de carga y número de pasajeros transportados a través del aeropuerto Eldorado de Bogotá mantiene el actual dinamismo, éste se quedaría pequeño antes de inaugurarse en 2014.
Es un secreto a voces que se escucha a diario en la industria aeronáutica del país y según el cual debe atenderse muy pronto para evitar que la operación colapse en el corto plazo.
Así lo advierten especialistas del sector, quienes consideran que el Gobierno debe pensar en un plan B para enfrentar esta situación.
Y es que el mismo gerente de la concesión Opaín, que adelanta las obras de remodelación de la terminal aérea, Juan Alberto Pulido, cree que se debe pensar en una ampliación en 10 ó 15 años. Para los expertos esto significa que se deben tomar acciones de inmediato si se tiene en cuenta que en Colombia este tipo de obras requiere de tiempo y es precisamente lo que no se tiene.
Pero ya hay una propuesta sobre el tapete para actuar de inmediato (incluida en el Plan Maestro que presentó Aeropuertos de París antes de iniciarse las obras de remodelación) y es pensar en sacar a Catam y permitir que el aeropuerto se extienda hacia esa zona.
De acuerdo con Claudia Velásquez, de la Asociación del Transporte Aéreo en Colombia (ATAC), el crecimiento del número de pasajeros nacionales en lo corrido del año llegó a 39%, lo cual prende las alarmas sobre la necesidad de adelantar obras que se tenían previstas para 2025, como una tercera pista. El año pasado el aeropuerto movió 8 millones de viajeros y 578.812 toneladas de carga.
Esta posición es la misma de Frederik Jacobsen, ex gerente de la aerolínea Tampa y ahora operador de la nueva plataforma de carga de Opaín a través de la empresa ALS. Jacobsen señala que si el crecimiento de carga se mantiene o crece, como puede pasar con los tratados de libre comercio que vienen, el aeropuerto se quedaría corto.
Hay gran interés de nuevos operadores logísticos de carga y aerolíneas que ven a Bogotá como un gran centro de conexiones.
La llegada de nuevas aerolíneas, así como la renovación y ampliación de flota de éstas hace pensar que el sector requiere de una reingeniería, especialmente en Bogotá, donde se concentra más del 60% de las operaciones de carga y pasajeros.
La Aeronáutica Civil conoce la situación, pero seguramente será el próximo gobierno el que tenga que actuar. Esta semana se podría iniciar la negociación para definir cuanto cuesta demoler el actual terminal.