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En defensa de la banca suiza

LOS LÍDERES DEL G-20 HAN DECLArado que “la era del secreto bancario terminó” y han amenazado con emprender acciones contra las “jurisdicciones no-cooperativas, incluso los paraísos fiscales”.

Pierre Mirabaud*
01 de mayo de 2009 - 09:45 p. m.

Nadie debería incluir a Suiza entre ellos, porque este gobierno ya ofreció mejorar la cooperación internacional adoptando el estándar de la OCDE sobre asistencia administrativa internacional en cuestiones impositivas.

Para apreciar las implicancias de esto, es importante conocer el contexto. Los bancos suizos están obligados por ley a extender un grado muy alto de confidencialidad banco-cliente a todos, tanto suizos como extranjeros. Pero esta confidencialidad banco-cliente nunca ha sido 100% absoluta y la legislación suiza deja perfectamente en claro qué protege y qué no. Por ejemplo, no plantea obstáculos de ningún tipo a la investigación criminal.

Una característica de la ley suiza es que hace una distinción entre la evasión impositiva y el fraude impositivo. Presentar una declaración de impuestos incompleta sería evasión fiscal y se le trata mediante medidas administrativas, incluso multas severas si fuera necesario.

De modo que, a pesar de algunos informes de los medios extranjeros, la evasión impositiva no es legal en Suiza; simplemente no es un delito penal. El fraude impositivo, en cambio, implica falsificar documentos y, por ende, más pena. El fraude impositivo sí es un delito penal en Suiza.

La implicación internacional es que Suiza tradicionalmente ha ofrecido asistencia internacional en casos impositivos penales que tienen elementos de fraude, pero no de evasión. Al acordar la adopción del estándar sobre el intercambio de información estipulado en el artículo 26 de la Convención Impositiva Modelo de la OCDE, Suiza ahora brindará asistencia administrativa para cubrir todos los delitos impositivos, entre ellos la evasión. Los Estados que implementaron el artículo 26 concuerdan en intercambiar información bajo pedido, pero no en la divulgación automática de información.

La privacidad de los clientes que no están bajo sospecha, en consecuencia, seguirá protegida. Una vez que Suiza asume el compromiso de hacer algo, lo hace minuciosamente, de manera eficaz y a tiempo. La implementación del acuerdo con la Unión Europea sobre la tributación de los ahorros es un buen ejemplo de ello.

Confío en que la misma confiabilidad quedará demostrada en el compromiso por parte de Suiza de asumir el estándar de la OCDE, que se incorporará en futuros convenios bilaterales de doble imposición. Tras este compromiso, toda crítica inapropiada de Suiza y su sistema legal, así como también las varias amenazas de poner a Suiza en una llamada “lista negra”, deberían terminar.

Las acusaciones de que Suiza es un paraíso fiscal normalmente provienen de países que tienen un bajo nivel de honestidad tributaria. El Estado suizo, por el contrario, tiene una excelente relación con sus contribuyentes y existe un nivel correspondientemente alto de honestidad por parte de los tributantes.

De los evasores impositivos del mundo, el 99,99% no tiene una cuenta bancaria en Suiza, pero Suiza es un blanco fácil. No hay ningún riesgo político; los suizos no tienen un lobby poderoso en Estados Unidos o en la UE que puedan movilizar; como lugar de nacimiento de la banca privada, Suiza tiene un enorme valor simbólico; como líder mundial de la banca privada, provoca celos.

*Presidente de la Asociación de Banqueros Suizos.© Project Syndicate, 2009.

Por Pierre Mirabaud*

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