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Las tertulias poéticas de Gloria Luz Gutiérrez

Desde hace siete años, sagradamente cada primer martes de mes, Gloria Luz Gutiérrez reúne  en su casa entre 80 y 100 personas alrededor de una tertulia  poética.

Liliana López Sorzano
08 de junio de 2008 - 08:39 p. m.

No sólo ha logrado involucrar y generar interés en gente que no tenía contacto alguno con la poesía, sino que desde el 2006 creó el primer Premio Nacional de Poesía Inédita con un monto de reconocimiento que supera los concursos en esta categoría.

Gloria Luz ha dedicado su vida a las letras. Estudió Literatura, hizo una especialización en literatura infantil y por veinte años estuvo dedicada a la docencia en colegios distritales. Desde ese entonces le gustaba hacer tertulias con sus alumnos. Les llevaba ponqué Ramo y Coca Cola, y durante esa hora les abría un espacio donde ellos podían expresarse en un ambiente más relajado que el de las clases normales.

 El gusto quedó marcado, y con el auspicio de María Mercedes Carranza, su amiga, empezó las tertulias,  que hoy en día son toda una institución. Fue Carranza quien le presentó a Federico Díaz-Granados para que fuera el director literario porque temía que las reuniones tomaran aire de costurero.

Comenzaron con poesía colombiana, después hispanoamericana y  luego tratando temas como el amor, la muerte, el suicidio, entre otros. Ahora, tienen siempre un poeta como invitado especial y también se le da espacio a los asistentes para que compartan sus escritos. Además, Gloria se ocupa de hacer una comida para todos, porque le parece que reunirse en torno a la mesa le da calor y unión a la tertulia.

“El cielo que nos cobija es la poesía. Es un refugio cultural. Cualquiera que haya estado aquí desde el principio puede considerarse un experto en poesía”, afirma Gloria, orgullosa de haber conseguido permanencia en el tiempo con su proyecto y de lograr que hasta los banqueros sean regulares en sus reuniones. Hasta ahora el grupo base ha apoyado la publicación y


el lanzamiento de tres libros: el de Alexandra Samper, de Emel Rojas y el de Claudia Turbay. Muchas personalidades tanto del ámbito nacional e internacional han pasado por su casa para compartir y departir en torno al quehacer poético, ese género tan desconocido para muchos y tan olvidado para otros.

Álvaro Uribe, por ejemplo, habló de poesía nadaísta, y su esposa, Lina Moreno, también pasó por ahí, pues es una amante de la obra de Tomás Carrasquilla. Los poetas invitados no son gente que simplemente les guste escribir, son personas que tienen un reconocimiento avalado y que se destacan por la calidad de sus creaciones.

La idea de crear un premio le surgió a Gloria en un almuerzo en Sincelejo donde José Luis Quessep. Para su sorpresa, muchos de los invitados le entregaron sus obras poéticas al saber que ella era fundadora de una tertulia. Ella se sintió de cierta manera homenajeada, pero no sabía qué hacer, cómo retribuirles o cómo ayudarles.

 Fue así como se imaginó el premio, que no sólo publicará la obra del ganador, sino que recibirá  un estímulo económico para apoyar a personas que no hubieran publicado. No sólo esto influyó en la creación del concurso, también tuvo que ver la escasez de los premios de poesía que en su mayoría son regionales y sus retribuciones parecen honoríficas. En el 2006 el premio se llamó María Mercedes Carranza, y los ganadores fueron Patricia Ariza y Giovanni Gómez, quien ya ha sido invitado a varios eventos culturales.

Esta vez, llegan con un premio mucho mejor y la posibilidad de sacar una edición de lujo, pues las editoriales SIC y Divini les dieron carta blanca. Esta es sin duda una propuesta que nace del goce personal, pero que repercute positivamente en el campo de la poesía.

Por Liliana López Sorzano

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