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Los Petro “están triunfando”

Uno de los artistas populares más reconocidos se encontró después de cinco años con su primo, el político. Hablaron de sus raíces, de lo que los une y de lo que los separa. Trabajarán juntos en la campaña del senador.

Laura Ardila Arrieta / Juan Carlos Piedrahíta Betancourt
14 de marzo de 2009 - 10:00 p. m.

El uno tiene un puesto asegurado, y merecido, entre los más grandes artistas populares de la historia de Colombia. Es un maestro del requinto y lo admiran por igual ancianos, hombres jóvenes, desconocedores de las técnicas musicales y famosos expertos como Carlos Vives, Andrés Cepeda y los integrantes de Aterciopelados, quienes públicamente han declarado ser sus seguidores. El otro es un político de izquierda que quiere ser presidente del país. Una de las caras más representativas del Polo Democrático. Polémico. Cáustico. Querido por muchos y criticado también por muchos.

Noel Petro y Gustavo Petro. Ambos reconocidos, para bien o para mal, en sus respectivos oficios. Dos personajes que en principio pudieran parecer opuestos —el uno alegre, el otro más bien parco; el uno se mueve en un universo de júbilo, el otro protagoniza explosivas peleas en el mundo político—, pero que siendo primos, terminan por pertenecer al mismo patio.

El Espectador los juntó en este diálogo, en el que descubrieron que, aparte de haber nacido en la misma región, comparten algunas ideas acerca del futuro de la Costa y tienen una concepción parecida sobre la política y el arte. Como dato curioso, los dos llevan tres matrimonios encima y tienen seis hijos cada uno.

Noel Petro: Ajá, primo, ¿hace cuánto tiempo no nos veíamos? Cinco, seis años…

Gustavo Petro: Fue en una campaña electoral. Me temo que fue la que hicimos con Navarro a la Cámara de Representantes en 1998, nuestra resurrección. Esos días, porque fueron varios días, hicimos algunos eventos en el sur de Bogotá. En Usme, en Tunjuelito. Y creo que hasta hicimos uno en Las Cruces (risas), el barrio que tanto te gusta, Noel. Yo toqué el requinto esa vez (risas). Lo toqué… con un dedo.

N.P.: Nos tenemos que encontrar, pero en Ciénaga de Oro…

G.P.: Ciénaga de Oro es el pueblo en el que vivió mi abuela y se crió mi papá, que nació en Cereté, Córdoba. Ahí conocí mis raíces, porque a mí me criaron en Bogotá y en Ciénaga me bautizaron. De pelao iba allá, pero nunca cogí el acento. Lo único que cogí fue que aprendí a bailar porro y a comer casabe.

N.P.: Así es, primo completo. Porque tú eres primo segundo mío, pero yo te digo primo completo.

G.P.: Todos los Petro somos de una sola familia. Surgimos de la parte norte de Cereté, de los corregimientos de San Isidro, Las Guamas, Rabo Largo, La Culebra… Todo eso es puro Petro. Nos tiene dominados Julio Manzur, eso sí. Ahora, bien ¿cómo llegamos a esa región? Es un misterio. Dicen que nuestros ancestros eran o italianos o gitanos.

N.P.: Pero Gustavo, nosotros nos conocimos en Bogotá, cierto. Yo oía mentar a Gustavo Petro y seguro tú oías mentar al ‘Burro Mocho’.

G.P.: Mi mamá vivía en Las Cruces. Ella es cachaca. Le debo mi personalidad. Era de una familia de desplazados por la violencia. Mi abuelo materno era un jefe liberal en el oriente de Cundinamarca, de allá lo sacaron y terminaron viviendo en el centro de la capital. Mi mamá conoció a Claudia de Colombia… Por eso doy fe de que ella sí vivió allá.


N.P.: Mira eso… y pensar que ese fue el gran pecado mío con Claudia. Decir que ella vivía en Las Cruces.

G.P.: Bueno, al menos eso me dijo mi mamá, porque yo estaba muy chiquito. Yo estudiaba en el colegio La Salle de Zipaquirá, el mismo en el que estudió Gabriel García Márquez. Precisamente, leyéndolo a él reconocí mi propio pueblo, mis raíces costeñas, y también encontré las ideas de izquierda… fue ahí donde comenzó mi calvario, porque si no, hubiese sido cura.

N.P.: En cambio, el ‘Burro’ es un animal liberal y liberado. No libertino, porque siempre he sido muy juicioso, dedicado a mi mujer, no trasnocho y estudio todos los días cinco horas el requinto.

G.P.: Entre los dos debemos criar a doce personas, así que lo que nos queda es trabajo por hacer (risas). Mi niña menor se llama Antonella y tiene siete meses. En Córdoba vive mi hijo mayor, Nicolás. A esa región le tengo mucho cariño y pienso que a la izquierda colombiana tendríamos que meterle mucho Caribe. Porque la izquierda es muy triste, pelea mucho. Es amargada y acartonada. Deberíamos darle un sacudón para que pueda entender a su propia sociedad. Empezar, por ejemplo, con una escuela de porro. Si algún día tenemos gobierno, me gustaría fundar un centro de enseñanza de porro, que es una música muy fina y sofisticada. Una especie de jazz.

N.P.: Claro que sí… Siempre lo he dicho. Además, tendríamos que enseñar en esa escuela cómo es que se baila el porro.

G.P.: Yo soy muy buen bailarín. Pero además, primo, nosotros tenemos otro problema en Córdoba y es la invasión paisa.

N.P.: Mira, es impresionante ver a la gente del departamento hablando como paisas… en vez de decir saco, dicen costal. Ya no se pegan una pea, sino una rasca. Fíjate que a mí me ofrecieron lanzarme a la Alcaldía de Cereté por el Polo y no acepté. Pero sé que tendríamos que arreglar el tema de los mototaxis y mirar cómo es que la gente deja de hablar paisa. Lo que pasa es que yo de política no sé… lo que sí sé trabajar es un plato de mondongo con suero.

G.P.: Lo del acento paisa tiene que ver con la cultura traqueta que llevaron algunos amigos del presidente Álvaro Uribe.

N.P.: Ah, el Presidente… yo voté por él… le reconozco muchos logros.

G.P.: (Risas) Bueno, primo, cuénteme, ¿usted va a votar por mí, cierto? Porque lo veo vestido de rojo.

N.P.: No es rojo liberal, sino rojo de corraleja. Las corralejas siempre han sido mi pasión.

G.P.: Tengo que confesar que no soy muy amigo de las corridas. Fui a las corralejas de pelao. No me gustan ni las corralejas ni las corridas en serio.

N.P.: En cambio fueron mi vida por mucho tiempo, aunque, paradójicamente me llamen ‘Burro Mocho’.

G.P.: Hablando de burros… hace poco me enteré de que en una zona de los Montes de María la banda de Los Paisas está matando esos animales para asustar a los campesinos y que así se vayan de sus tierras. Ahora hay masacre de burros. Aparecen descuartizados. Es una señal para el labriego. Con la muerte del animal, les anuncian su propia muerte.

N.P.: Eso no lo sabía… mira que muchos campesinos usan los burros todavía como su único medio de transporte. En mi época vendían el agua en burro, la chicha en burro, los bollos en burro… Ojalá no la vayan a coger conmigo esos ‘paisas’… de pronto aparece por ahí el ‘Burro Mocho’ con la sonrisa permanente… ni lo vaya a querer mi Diosito.

Arte y política

G.P.: Yo creo que lo que hacemos se parece mucho más de lo que podríamos pensar a simple vista. La política es una pedagogía. Pero cuando se trata de discursos, a mí me sale cierto arte. Tengo fama de ser buen orador, de cautivar el auditorio.

N.P.: A mí también como cantante me toca improvisar de alguna manera, tratar de tener a la gente contenta y que no se distraigan. Aprender a improvisar, como tú.

G.P.: Por eso hay que cambiarle la letra a El Ñato, para que sea la canción de mi campaña.


N.P.: Esa canción es mi cuarto éxito. Nació hace cinco años, pero apenas hace unos meses se puso de moda. La compuse por un ñato flojo que vivía en Cereté. Mi papá quería darle trabajo y le preguntaba:  “Ñato, ¿cuándo vienes a trabajar?”. Y él contestaba: “Cuando quieras”. “¿Vienes mañana?”. “Mañana no puedo”. “Entonces, ¿cuándo vienes?”. “Cuando quieras”.

G.P.: Tuya, yo recuerdo mucho Cabeza de Hacha.

N.P.: Gracias, primo, para mí es un honor viniendo de una persona tan inteligente.

G.P.: Qué va… si a ti te reconocen más que a mí. Yo te tengo envidia. En Barranquilla mueves más gente que yo… Incluso, en varias ocasiones me han llamado Noel (risas).

N.P.: Entonces tendrás que decir como yo: “Mamá, estoy triunfando. Mándame pa’l  pasaje”.

Gustavo Petro, la voz de la oposición

Las lecturas de los textos de Gabriel García Márquez inclinaron la balanza hacia la izquierda. Ésa es una de las mayores certezas de Gustavo Francisco Petro Urrego, quien nació en Ciénaga de Oro, Córdoba, el 19 de abril de 1960. Durante los primeros años de infancia su familia se trasladó a Cundinamarca, radicándose en Bogotá y Zipaquirá.

Estudió Economía en el Externado, luego realizó una especialización en Medio Ambiente en la Universidad Católica de Lovaina y después un doctorado en Nuevas Tendencias en Administración en la Universidad de Salamanca, en España.

Militó en el grupo guerrillero M-19 y hoy es una de las figuras más representativas del Polo Democrático Alternativo.

Ha sido representante a la Cámara, agregado diplomático en Bélgica y desde 2006 se desempeña como senador. Es una voz crítica del actual gobierno de Álvaro Uribe y tiene la firme intención de ser presidente.

Galope al ritmo del ‘Burro Mocho’

El transporte de agua a lomo de bestia en su natal Córdoba fue el suceso que inspiró el apodo con el que se conoce a Noel Petro en todo el país. El ‘Burro Mocho’ nació para ser artista y de eso daba fe el reconocido productor y arreglista Francisco Zumaqué. La muleta y el capote en el toreo lograron cautivarlo también, pero él, con habilidad propia de los maestros, supo complementar las dos actividades. Y a ellas todavía dedica parte de sus días. Con 73 años (nació el 16 de marzo de 1936) consagra dos horas al toreo y cinco a la ejecución del requinto, un instrumento de cuerda similar a la guitarra con el que ha viajado por varios países del continente.

Por Laura Ardila Arrieta / Juan Carlos Piedrahíta Betancourt

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