De Alianza Indígena a Independiente

Roces en el principal movimiento de las minorías étnicas revelan una disputa por el poder en la que estaría involucrado el uribismo.

Hugo García Segura
18 de julio de 2009 - 09:00 p. m.

Fue en la Asamblea Nacional Constituyente de 1991 que el movimiento indígena se hizo sentir con sus reclamos de autonomía territorial, reconocimiento cultural, autoridad y derecho a juzgar de acuerdo con sus propias leyes y participación electoral. Un proceso que había arrancado desde 1971 —cuando la propuesta de reforma agraria del gobierno de Misael Pastrana planteó extinguir sus resguardos para titularlos como tierras privadas—, y que nació inspirado en las luchas lejanas de Manuel Quintín Lame, el líder indígena caucano que a comienzos de siglo ya hablaba de la defensa de la cultura, la lengua, la identidad y el territorio.

El punto de llegada fue la creación, en 1993, de la Alianza Social Indígena (ASI), un movimiento más que político de carácter social, nacido en el Tolima y en el que se le abrieron las puertas a las comunidades campesinas y afrodescendientes. Desde ese entonces comenzaron a hacerse comunes nombres como los de Lorenzo Muelas, Francisco Rojas Birry, Alfonso Peña Chepa, Gabriel Muyuy Jacanamejoy, Anatolio Quirá, Marco Avirama y Jesús Piñacué, entre otros. Con el paso de los años, la ASI creció, hasta el punto de que en la actualidad, en materia de participación política, cuenta con un gobernador, 16 alcaldes, 13 diputados y 410 concejales en todo el país.

Una fuerza que hoy amenaza con resquebrajarse. El florero de la discordia, aparentemente, es el cambio de nombre aprobado por el Comité Ejecutivo Nacional. Ahora se llama Alianza Social Independiente y el argumento tiene que ver con abrir el partido a otros sectores ante el debate electoral que se avecina, manteniendo eso sí —dice Luis Enrique Rojas, presidente de la ASI en Cundinamarca—, “la esencia de un movimiento pluralista y multicultural”. Sin embargo, la inconformidad que expresan algunos de sus mismos dirigentes y los rumores en torno a la influencia de otras tendencias políticas, léase el uribismo, llevan a pensar que el tema es mucho más de fondo.

A muchos les angustia que los tradicionales nombres y apellidos indígenas con los que se reconocía el movimiento en el pasado hayan sido reemplazados hoy por apellidos de claro origen antioqueño, como Alonso Tobón Tobón, actual presidente de la ASI, antioqueño de nacimiento. “Hay sectores del uribismo tímido que están a la caza de posibilidades en movimientos que como el nuestro promueven una nueva manera de hacer democracia. No puedo afirmar nada, pero en el último año se han escuchado muchos comentarios de que hay paisas queriendo tomarse la ASI”, dice el senador Jesús Piñacué, uno de los opositores a que se eliminara la palabra “indígena” del nombre del partido. En su criterio, se trata de un referente fundamento del proyecto y que de una u otra manera representa su ámbito ideológico esencial.

Pero lo que más parece molestar a Piñacué es que algunos miembros del movimiento asocien la palabra “indígena” con “atraso y no moderno”. Las pullas en este sentido le caen a lo que el senador llama “los discípulos de Sergio Fajardo”, el ex alcalde de Medellín, que fue avalado por la Alianza Social Indígena en 2003 y que hoy es respaldado también en su aspiración de llegar a la Presidencia de la República, al menos por varios sectores de la colectividad. “Fajardo era nuestro faro, pero ahora está tratando de enredarnos. En la pasada asamblea nacional, varios de sus seguidores fueron los que dijeron que aquello de indígena era arcaico. Eso marca todo”, afirmó Jesús Piñacué.

En respuesta, Alonso Tobón Tobón aclara que la ASI no es ni uribista ni antiuribista y que más allá de esa discusión, lo que quiere es proponerle al país un Estado democrático de participación. “No sé de qué uribismo tímido habla Piñacué. Nosotros creemos en el Estado de Derecho con énfasis en lo social, en el acuerdo humanitario y también en que el monopolio de las armas tiene que estar en las fuerzas del Estado, pero con respeto por los Derechos Humanos. Si fuéramos uribistas estaríamos promoviendo la segunda reelección y no lo estamos haciendo. Lo que buscamos es el pluralismo político dentro de la Alianza Social Independiente, sin cambiar los fundamentos ideológicos, y seguimos comprometidos en la lucha contra la corrupción y la violencia, y en la defensa de lo social”, enfatizó.

Según el presidente de la ASI, existen actualmente en el país unas realidades políticas diferentes a las del pasado, cuando se forjó el proyecto político indígena. “Ahora somos un partido con expresiones urbanas y expresiones sociales fuertes. Si bien los indígenas siguen jugando un papel importante en la colectividad, hoy somos más multiculturales”, dice Tobón Tobón, quien defiende el cambio de nombre a Alianza Social Independiente como una decisión de las mayorías, después de una discusión seria y respetuosa. Y defiende también su pasado: hizo campaña a nombre de los indígenas para la Constituyente del 91, estuvo en la fundación del movimiento y durante siete años fue su presidente en Antioquia y diputado.


El otro asunto a responder tiene que ver con el respaldo a la candidatura de Sergio Fajardo. Asegura Tobón Tobón que fue también un consenso de la convención nacional, del que sólo se apartaron los representantes del Cauca, entre los que se encuentra Piñacué. “Yo sí apoyo a Fajardo, pero no como persona sino como colectividad. Queremos ayudarle a construir un programa de reconciliación con énfasis en lo social. No estamos haciendo nada a espaldas de nadie y mucho menos irrespetar el proceso indígena. Pienso que hay que respetar a las mayorías. Yo nunca quebré las reglas del partido, a pesar de que muchas veces estuve en las minorías. Así es la democracia”, agrega.

Lo cierto es que, quiérase o no, los roces en el interior de la ASI son evidentes y existen fantasmas rondando, para algunos los del uribismo. Al referirse a Tobón Tobón, Piñacué reconoce que es un líder popular cercano a las causas indígenas desde los años 70, pero con “enormes dificultades de la realidad”, hasta el punto de considerase el único jefe. Y lanza un reto: “Tengan la seguridad de que la Alianza Social Indígena va a permanecer. Hay algunos avivatos que creen que nos pueden engañar y atracar, aquellos que les gusta jugar sucio en la político. Ojalá Alonso Tobón no esté en eso. Esto se define con votos y en las próximas elecciones se sabrá la realidad”.

Dice el ex magistrado de la Corte Constitucional y actual candidato independiente a la Presidencia, Jaime Araújo, que lo que está sucediendo con la ASI no es más que el producto de la concentración del poder tras la reelección y la búsqueda de un nuevo mandato por parte del uribismo. La idea es que el Gobierno, además de adueñarse del Congreso, las Cortes y los organismos de control, se apodere de las organizaciones de la sociedad civil. “Ya han creado una cuarta central de trabajadores para golpear a las demás y ahora quieren quedarse con la organización indígena, que ya no es indígena sino independiente”, expresó.

Luis Enrique Rojas, presidente de la ASI en Cundinamarca, le sale también al paso a la lluvia de rumores: “Eso de que nos tomó el uribismo son puros chismes de la oposición, de los partidos tradicionales que nos ven como un enemigo peligroso en lo electoral porque estamos creciendo y en la próxima campaña para acá se van a venir muchos dirigentes cansados de la corrupción y la politiquería y que nos ven con un gran porvenir”, señala. Por ahora, sólo el tiempo podrá decir quién tiene la razón y si la causa indígena, que defendieron líderes míticos como el cacique Juan Tama, tiene futuro en medio de la jauría  política colombiana.

Las aspiraciones en la campaña al Congreso 2010

De cara a las elecciones de 2010, la ASI tendrá como candidatos al Senado por la circunscripción especial a Marco Avirama y Hernando Chindoy. Se espera que Aida Quilcué también se inscriba, aunque ella ha dicho que si definitivamente se reemplaza la palabra “indígena” por “independiente” no irá.

Quilcué es respaldada por Jesús Piñacué, senador por tres períodos consecutivos, quien ha dicho que no será candidato. Sin embargo, su hermano Daniel Piñacué Chicué, será el candidato a la Cámara de Representantes.

La ASI está buscando también alianzas en todo el país con otras fuerzas políticas para lanzar una lista nacional al Senado. Según reveló su presidente, Alonso Tobón Tobón, ya han dialogado con Antanas Mockus, con Por el País que Soñamos, de Enrique Peñalosa, con Opción Centro, con sectores como el de Germán Bula y con el movimiento Compromiso Ciudadano.

“Agresión al proyecto histórico”: CRIC

El pasar a llamarse Alianza Social Independiente ha provocado la ira de las organizaciones sociales del Cauca, de miembros de la colectividad y del mismo Consejo Regional Indígena de ese departamento (CRIC), que lo consideran “una agresión al proyecto histórico de la Alianza Social Indígena, con lo cual se pretende eliminar la memoria y el origen de este proyecto político, desconociendo además la voluntad original de sus fundadores”, según expresaron en un comunicado.

En el pronunciamiento señalan que “dicha decisión fue tomada por una mayoría ficticia del Ejecutivo nacional”, viola los estatutos y mantiene las formas de racismo y menosprecio contra lo indígena que promueve la posición oficial del Gobierno del presidente Álvaro Uribe.

Por Hugo García Segura

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