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El elíxir de la juventud

Una crema hecha con base en las proteínas y nutrientes que contiene el semen se ha convertido en el tratamiento más revolucionario en Colombia y en el más apetecido de la ‘Semana de la Belleza y la Salud’ que se celebra en Bogotá.

Redacción Vivir
20 de agosto de 2008 - 09:28 p. m.

En uno de los documentos más antiguos de la cultura egipcia, conocido como el Papiro de Ebers, se revela uno de los métodos más extravagantes pero efectivos que utilizaba Cleopatra para preservar su juventud y belleza. Después de investigar durante más de tres años, Martín Carrillo, un cirujano colombiano especialista en medicina estética, comprobó las bondades de este tratamiento y después de perfeccionar la fórmula decidió lanzarlo al mercado, en el contexto de la ‘Semana de la Belleza y la Salud’ que se celebra en Corferias.

Se trata de una crema espesa de color blanco fabricada a base de miel y de las proteínas y nutrientes que contiene el semen. Carrillo leyó cientos de libros en los que se contaba con lujo de detalles que Cleopatra tenía un esclavo dedicado exclusivamente a esta tarea, pues todas las noches debía aplicarse un poco de este líquido que posee facultades extraordinarias de rejuvenecimiento. Una práctica peculiar que también llevaban a cabo las geishas japonesas.

“El semen tiene propiedades astringentes, rehabilitadoras y antioxidantes”, advierte Carrillo, quien tan sólo un mes después de probar este extraño método en su piel comenzó a notar los resultados: las líneas de expresión de su rostro empezaron a desaparecer, su piel lucía más suave e hidratada y las finas arrugas que tenía en la frente eran prácticamente imperceptibles. Así que ante las contundentes pruebas no dudó en ponerse en contacto con un reconocido laboratorio para elaborar este producto, que se ha convertido en la  revelación de los tratamientos cosméticos en Colombia.

Pero para que esta crema logre los efectos deseados en hombres y mujeres mayores de 30 años, es necesario que se aplique en las noches, con la cara limpia, y cuando la luna está en fase creciente. “Durante este período el cuerpo es más receptivo y esto favorece la nutrición de cualquier tejido, pues se abren los poros”, explica Carrillo. Las personas entre los 30 y 40 años se deben aplicar este tratamiento todos los días durante cuatro períodos lunares y quienes estén por encima de los 50 deben hacerlo durante seis períodos lunares. El efecto dura dos años.

Esta crema también funciona como botox tópico. Carrillo asegura que quienes quieran lucir un rostro terso y tonificado durante un evento o una gran fiesta, pueden aplicarse el producto en cualquier momento del día. El efecto durará cerca de 12 horas. Además, es una crema que puede utilizarse para prevenir y combatir el envejecimiento en diferentes zonas del cuerpo como los glúteos, el busto y el cuello.


Aunque este novedoso tratamiento aún no está en el mercado, expertos en cosmetología ya le auguran un rotundo éxito, por tratarse de un método no invasivo que promete resultados similares a los que se obtendrían de una cirugía estética. “Éste es el primer producto de alta costura en Colombia que combina  técnicas egipcias que garantizan la juventud”, advierte Carrillo.

Lo cierto es que hasta el momento se han superado las expectativas de ventas en la ‘Semana de la Belleza y la Salud’ de Corferias y este Rejuvenecedor Egipcio se ha robado las miradas de decenas de mujeres y hombres de diferentes edades que, como lo hizo Cleopatra, sueñan con lucir una piel fresca, sana y sin ninguna huella producto de la edad durante la mayor parte de sus vidas.


Efectos duraderos

El Rejuvenecedor Egipcio promete resultados después del primer mes de uso. Su aplicación en diferentes zonas del cuerpo produce una serie de efectos en la piel que pueden durar hasta dos años:

* Combate el envejecimiento prematuro.

* Elimina las líneas de expresión del rostro.

* Previene y contrarresta la flacidez.

* Nutre la piel.

* Tonifica glúteos y senos.

* Borra las arrugas finas que se generan con el paso de los años.

* Acelera la recuperación de una cirugía facial.


 msuarez@elespectador.com

Por Redacción Vivir

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