El martes, a las 8 a.m., en el complejo judicial de Paloquemao en Bogotá, la Fiscalía tiene previsto desenredar la madeja de otro de los más sonados casos por presunta captación ilegal de millonarios recursos. Se trata del proceso contra la empresa Factor Group, que luego de Interbolsa, la comisionista Torres Cortés y el Fondo Premium pasa a los estrados judiciales. Es un caso en donde seis personas deben asistir a audiencia de imputación de cargos.
La citación judicial cobija a David Wigoda Rinzler y Beatriz Wigoda Rinzler, cabezas de la empresa en su condición de presidente y fundadores de la compañía. Junto con ellas deben comparecer otras cuatro exfuncionarias, quienes cumplían algunas labores operativas dentro de la empresa por instrucciones de los hermanos Wigoda. Según cifras de la Superintendencia de Sociedades, se estima que podrían están embolatados $120.000 millones de 1.400 personas.
Sin embargo, como sucedió hace dos semanas en la audiencia de imputación de cargos a los directivos del Fondo Premium, en donde no asistió el procesado empresario Víctor Maldonado, quien viajó a Miami (Estados Unidos) el 8 de noviembre de 2014 y no regresó al país, similar situación se puede presentar con los hermanos David y Beatriz Wigoda Rinzler.
El Espectador revisó los movimientos migratorios de los dos empresarios y su comparecencia a la audiencia parece poco probable. Fueron notificados de la diligencia judicial mediante la boleta de citación expedida el pasado 18 de febrero a instancias del juez Carlos Velásquez Rodríguez. En el caso de David Wigoda, salió en un vuelo Bogotá-Madrid (España) el 30 de marzo de 2014 y al cierre de esta edición, viernes en la noche, no había regresado al país. Por su parte, su hermana Beatriz Wigoda es colombiana, residente en Estados Unidos, pero el 30 de junio de 2013 viajó de Bogotá a Washington y desde entonces no ha retornado a Colombia.
Pero, más allá de lo que muestran los registros migratorios, El Espectador conoció que los hermanos Wigoda, pocos meses después de que las autoridades empezaron a tomar las primeras medidas contra la sociedad Factor Group migraron hacia otros países. El empresario David Wigoda es de origen judío, por eso, luego de viajar a Madrid, se dirigió posteriormente junto con su familia a Israel. Allí actualmente tramita la ciudadanía en razón a que ese país no extradita a sus ciudadanos. “Meses antes de viajar vendieron gran parte de sus pertenencias y le otorgaron poder a un tercero para vender algunas de sus propiedades”, relató una persona cercana a la familia.
En cuanto a Beatriz Wigoda, citada también a audiencia de imputación de cargos, vive en Miami. Según documentó la revista Dinero, la empresaria recorre en un Porsche último modelo la Ciudad del Sol, asiste a numerosas reuniones en clubes sociales y tiene como actividad comercial la venta de prendas de vestir y adornos en el almacén Catimini, ubicado en el Aventura Mall. A mediados de agosto de 2013 se conoció que un grupo de clientes de Factor Group entablaron una demanda en contra de la empresaria ante una Corte del Distrito de Miami. Un asunto que incluso está en conocimiento del FBI.
El origen del lío
David Wigoda es un ingeniero civil que durante varios años trabajó en el denominado Sindicato Antioqueño, hoy Grupo Empresarial Antioqueño. Allí, a través de la firma Suratep fue objeto de reconocimiento profesional. Sin embargo, su experticia en asuntos financieros lo llevó a conformar su propia compañía. De esta manera, en 2004, en compañía de su cuñado Juan Guillermo Jaramillo asumieron el control de Factor Group.
El negocio parecía sencillo. Entonces se dedicaron a realizar actividades de corretaje y crédito. La compañía adquiría de personas o empresas con poca liquidez facturas, títulos, contratos, sentencias y órdenes de compra, que luego se vendían a terceros con óptimas utilidades. La actividad resultó tan lucrativa, que a cifras de diciembre de 2010 ya manejaba una cartera de $353.000 millones.
En ese entonces Wigoda y sus socios contaban con buena reputación en el mercado financiero. De hecho, el negocio era tan rentable, que incluso les permitió hasta para financiar algunas campañas políticas al entonces candidato Álvaro Uribe Vélez y el polémico referendo reeleccionista de 2010.
Pero todo cambiaría cuando a las Superintendencias de Sociedades y Financiera empezaron a llegar quejas de los clientes de Factor Group, quienes denunciaron incumplimientos en los pagos de una de sus líneas de negocio: inversiones en inmuebles y ceba de ganado. Un negocio en el que apareció otro socio, Luis José Botero Salazar. Palabras más, se hablaba de una supuesta inexistencia de 35 mil novillos de ceba, por lo que se habían firmado contratos por $40.000 millones.
Con una cifra tan alta, Factor Group entró en crisis por iliquidez, al tiempo que sus clientes empezaron a exigir sin éxito los dineros. De inmediato la Superintendencia de Sociedades admitió a la empresa en un proceso de reorganización. Pero las cosas empeorarían, porque la Superintendencia Financiera detectó que la compañía estaba haciendo actividades de captación ilegal de recursos. Y ante la no devolución de sus dineros, la paciencia de los inversionistas se agotó. En agosto de 2013 decidieron ir a la justicia penal y anunciaron demanda contra Wigoda y Botero.
Ha pasado más de una década desde que David Wigoda hizo lo que parecía un rentable negocio. La posibilidad de que los inversionistas recuperen su dinero está en unos activos que quedan de la compañía, manejados por una fiducia. Se trata de unas fincas ganaderas ubicadas en los departamentos de Bolívar, Magdalena y Cesar. Sin embargo, hay diferencias en su avalúo. Hace tres años, cuando la Supersociedades autorizó el plan de desmonte de Factor Group, las haciendas costaban $113.090 millones, pero un avalúo reciente de diciembre pasado señaló que su valor se redujo a $28.579 millones. El dilema está ahora en manos de la Superintendencia, que debe determinar si se cumplió el plan de desmonte o la compañía va a liquidación.
Lo cierto del asunto es que hoy siguen embolatados $120.000 millones de 1.400 inversionistas de toda condición social. La justicia entrará por fin a operar con resultados este martes. Sin embargo, como van las cosas, las dos cabezas del negocio, los hermanos David Wigoda, no asistirán a la audiencia de imputación de cargos porque hace tiempo definieron que su destino está fuera del país.