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El relato que llevó a las dos primeras capturas por la masacre de Llano Verde

El pasado 26 de agosto, la Fiscalía obtuvo la declaración de Jhon Alexánder Vera Ocampo, un supervisor de la empresa de vigilancia Control Interno y Transporte S.A.S., quien dijo que se enteró por boca de Juan Carlos Loaiza (capturado) sobre cómo habría sido la masacre de cinco adolescentes afrodescendientes en una finca en el oriente de Cali, el pasado 11 de agosto.

01 de septiembre de 2020 - 12:14 p. m.
Los cinco jóvenes asesinados eran del Distrito de Aguablanca, de los más deprimidos de Cali. / Arturo López - Alcaldía de Cali.
Los cinco jóvenes asesinados eran del Distrito de Aguablanca, de los más deprimidos de Cali. / Arturo López - Alcaldía de Cali.
Foto: Arturo López - Alcaldía de Cali

El Espectador conoció la declaración juramentada que Jhon Alexander Vera Ocampo, un asistente de la empresa de vigilancia que trabaja en el cañaduzal de Llano Verde (Cali, Valle), le dio a la Fiscalía el pasado 26 de agosto. En la finca Las Flores, ubicada en esta zona de Cali, el pasado 11 de agosto fueron asesinados cinco menores de 18 años. Los responsables, dice hoy la Fiscalía, son tres hombres que trabajaban en la vigilancia de una construcción cercana: Gabriel Alejandro Bejarano, Yefferson Marcial Angulo y Juan Carlos Loaiza. Según Vera Ocampo, Loaiza le confesó haber estado presente cuando los crímenes se cometieron. Con esa versión se avalaron las capturas de Loaiza y Marcial, realizadas el pasado viernes 28 de agosto.

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En la declaración, la Fiscalía le hizo 18 preguntas a Vera Ocampo. A la tercera, los nombres de los presuntos implicados en los crímenes quedaron revelados. Según el testimonio, durante once días Vera Ocampo venía notando a Juan Carlos Loaiza muy nervioso. Para el 22 de agosto, Loaiza había cambiado su moto, ya no era la usual Yamaha XTZ de color blanco. “Ese día lo vi en una TVS Apache blanca, me dijo que la moto la tenía el primo y por eso había venido en esa, se notaba muy nervioso”, dijo Vera Ocampo.

Ese día, Loaiza, vigilante en la empresa desde hace aproximadamente dos meses, le hizo una confesión a su compañero luego de guardar silencio semana y media sobre la masacre ocurrida en el cañaduzal. “Me preguntó qué me había preguntado la Fiscalía, le contesté que lo normal sobre mi rutina el día 11 de agosto. Le pregunté que si sabía algo sobre el tema de los muchachos muertos. Se cogió la cabeza y se puso como recordando y lamentándose. Me dijo: La verdad Jhon, ese día estuve presente cuando ocurrió el suceso”, declaró Vera.

Según su relato, Loaiza admitió que estaba Gabriel Alejandro Bejarano, a quien conocen como el Mono y Yefferson Marcial Angulo, quien maneja una máquina retroexcavadora o una aplanadora de terreno, dijo Vera Ocampo. La declaración indica que Bejarano trabajó en la empresa Búho y de allí, recomendó a Loaiza para el puesto de guardia. Luego de escucharlo, Vera le preguntó si fue él quien asesinó a los menores de 18 años. “Cuando volteó mirar ya el Mono (Gabriel Alejandro Bejarano) les estaba disparando, me dijo. De ahí que ellos se cogieron la cabeza diciendo que cómo iba a hacer eso”, expresó.

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De acuerdo con lo que Loaiza le contó a Vera Ocampo, la situación se complicó cuando los tres hombres estaban por salir del cañaduzal y se encontraron con los cinco menores de 18 años. “El Mono les dijo que se devolvieran y los niños sacaron los cuchillos y se empezaron como a aletear, de ahí el Mono les apuntó y les dijo que se tiraran al piso. Cuando estaban tendidos les quitaron los cuchillos y Yeferson botó los cuchillos al cañal”, dijo Vera. Así terminó la conversación entre Loaiza y el asistente ese día 22 de agosto de 2020.

La situación no ha sido fácil en el occidente de Cali donde está ubicado el sector de Llano Verde. Según el Diario Occidente, durante años la delincuencia, los hurtos, el reclutamiento forzado y la violencia asociada al microtráfico y el gota a gota, se convirtieron en el pan de cada día para los habitantes del sector. De acuerdo con lo que Vera Ocampo le dijo a la Fiscalía, “Loaiza me solicitó si le podía ayudar con un arma ya que el sitio era muy caliente. Le dije que no se podía, pero me dijo que iba a ver qué hacía”.

En la declaración, Vera Ocampo señaló que Juan Carlos Loaiza es de tez trigueña, de aproximadamente 1.70 de altura y con un tatuaje de flor en el cuello. Yefferson Marcial Angulo, por su parte, es de piel negra y de 1.80 de altura. De Gabriel Alejandro Bejarano, quién se presume que asesinó a los menores de 18 años, la descripción fue más extensa.

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De acuerdo con Vera Ocampo, se trata de un hombre de piel blanca entre 1.56 y 1.60 de altura, calvo, con pava militar y con barba. El asistente asegura que desde el 2017, Bejarano ha concurrido por el cañaduzal “ya que trabajaba en Búho servicios (…) algunas veces me pidió trabajo, plata prestada. Para el día 11 de agosto lo vi en horas de la mañana, pero retirado del grupo. Las veces que lo vi andaba en cicla”. Desde la noche de la masacre, Vera Ocampo asegura que, del Mono, poco y nada se volvió a saber y tampoco lo vio nuevamente.

Con el testimonio de Vera Ocampo el caso empezó a moverse. No obstante, no fue la única declaración que la Fiscalía tomó de él. El pasado 15 de agosto fue la primera vez que el ente investigador entrevistó a Vera Ocampo y cuatro días después dio su testimonio bajo juramento -por eso las preguntas que le hizo Loaiza al respecto-. En ninguna de las dos ocasiones las declaraciones aportaron detalles como para capturar a algún sospechoso. El 26 de agosto, sin embargo, la información en su poder era otra.

Vera Ocampo relató también que siente miedo. Indicó que “me enteré el 22 de agosto de 2020 de acuerdo con lo que me contó Juan Carlos Loaiza, consulté a mi familia y ellos me dijeron que no contara nada por seguridad de todos, pero el día de hoy, cuando me citó el investigador, comenté en la casa y les dije que iba a contar lo sucedido porque no quiero que este caso quede en la impunidad”.

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