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En los juzgados especializados de Bogotá, la Fiscalía reveló un dato clave sobre el paradero de una prueba trascendental de cara al juicio de Andrés Carvajal, el hombre que es señalado de ser complice del atentado a la Escuela General Santander en enero de 2018 y que dejó 22 policías muertos. Durante una de las audiencias previas al juicio, tanto el ente investigador como el abogado de Carvajal señalaron que desconocían en donde estaba un video en el que se ve al investigado en una panadería del sur de Bogotá la mañana que estalló el carrobomba en el sur de la Capital.
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Según la defensa, este video fue difundido "ampliamente por los medios de comunicación" y es parte "fundamental" a la hora de sustentar la defensa de su cliente durante el juicio. Asimismo, señaló que cuando el investigador privado que contrataron se acercó a reclamar el material gráfico a la panadería, los dueños señalaron que miembros de la Sijin de la Policía tomaron el video y no dejaron copia de este. Sobre esta versión, la Fiscalía también señaló tener esta misma información y pidió un receso para llamar a los investigadores que fueron a recoger el video.
Luego de un breve receso, en el que el fiscal del caso habría llamado a los miembros de la Sijin para determinar el paradero del video, este señaló que la prueba "Está en poder del FBI porque le están haciendo una copia espejo, toda vez que dentro de los correspondientes fallecidos se encuentra un ciudadano con nacionalidad norteamericana". Sin embargo, según El Tiempo, una alta fuente de la Fiscalía, entre las víctimas del atentado no había estadounidenses. Además, también se confirmó que el FBI tiene el video pero "como parte de un proceso de colaboración para la identificación de las personas que aparecen allí".
A finales de junio pasado, la Fiscalía llamó a juicio a Carvajal, quien insiste en su inocencia. En este momento el proceso se encontraba en audiencia preparatoria, fase en la que se determina qué pruebas serán admitidas o no en el juicio. Carvajal fue capturado horas despúes de que el carrobomba estallara el 17 de enero pasado y de inmediato fue señalado de haber orquestado el crimen de la mano de José Aldemar Rojas, alias El Mocho, quien entró en una camioneta por la puerta de la General Santander cargado con 80 kilos de explosivos. Sin embargo, el ente investigador dice que Carvajal no sería “coautor”, sino “cómplice”.
Dentro de las 175 pruebas que el ente investigador recopiló en contra del hombre de 39 años están las autopsias de los 22 cadetes que fallecieron y los informes periciales de los 81 heridos. Sin embargo, las pruebas reinas, según se relata en el documento, serían, por un lado la supuesta vinculación de Carvajal con la bodega del sur de Bogotá donde Rojas guardó durante dos meses la Nissan Patrol en la que efectuó el atentado; y, por otro, una llamada telefónica que fue interceptada.
Un sujeto al que Carvajal ser refiere como James le pregunta a Carvajal dónde está, a lo que este último dice: “Acá que estoy arriba, Dorado, Los Laches (…) Pues no ve que pusimos la bomba en la General Santander y tocó venirnos a encaletarnos”. Esta frase para el ente investigador es una confesión y para la defensa de Carvajal es un chiste de mal gusto. En contadas horas las autoridades capturaron al hombre y allanaron su casa, tras lo cual el ente acusador informó: “Fueron incautados un celular, un manual del combatiente primera fase de instrucción y uniformes”.
El teléfono de James estaría interceptado desde antes “por el presunto delito de estupefacientes”. Por esto, la Sala de Interceptaciones pudo emitir una alerta, pues, “minutos después de la ocurrencia de los hechos (el atentado), (el interceptado) realizó una llamada telefónica, y al contestarle su interlocutor, manifiesta que presentaba mala señal porque se encontraba oculto, ya que había puesto la bomba en la ‘General Santander’”.
El 24 de enero, el senador Gustavo Petro hizo pública a través de su cuenta de Twitter una carta que aparece firmada por Ricardo Carvajal. En la misiva, Carvajal escribió lo que habría hecho antes, durante y después del atentado, cuando fue detenido por las autoridades en su casa en la madrugada del viernes 18 de enero, en el sur de Bogotá. Cuenta que el miércoles estuvo con sus tres hijas y que, posteriormente, trasladó varios materiales de construcción, un trabajo que había acordado desde días atrás y por el que le pagaron $80.000. En la noche, dijo, se vio con una amiga, a quien identificó como Alejandra, quien se quedó en su casa.
También dijo que el día del atentado se despertó a las 8:00 a.m. y que estuvo en una panadería comprando el desayuno de sus hijas mayores, algo que una de ellas ha reiterado públicamente. “Esto quedó registrado en las cámaras de la panadería”, dice la misiva, refiriéndose a un video que se conoció posteriormente. No negó que la voz de la grabación fuera la suya, pero aseguró que se trató de una broma.