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En febrero de 2001, la entonces fiscal de la Unidad Nacional de Derechos Humanos, Mónica Gaitán, fue designada para investigar la masacre ocurrida en el corregimiento de Chengue, en Montes de María, en Sucre. El escenario era indagar sobre 27 asesinatos perpetrados por las AUC en donde dejaron desde degollamientos, víctimas de cuchillo y machete, hasta golpes en la cabeza con un mortero. Su designación como fiscal del caso duró ocho meses en los que denunció que fue víctima de hostigamientos y presiones internas de la Fiscalía. Esa situación la obligó a salir del país con su familia y pedir exilio. Por esos hechos no fue reparada. La decisión es del Consejo de Estado.
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