Con las dulces voces de 30 niños y niñas de la Fundación Batuta, acompañadas por los sonidos de las flautas de chirimía, las guitarras, los tambores y los xilófonos, se dio inicio al evento “Por el Derecho a Crecer en Paz”, en el marco de la conmemoración del Día Internacional de los Derechos Humanos que se celebra cada 10 de diciembre.
Estos pequeños músicos junto a sus profesores fueron la nota perfecta para iniciar este evento realizado en el Paraninfo Francisco José de Caldas de Popayán, y que tuvo como propósito visibilizar y prevenir el reclutamiento, uso y explotación de niños, niñas y adolescentes en contextos de violencia.
La Embajada de los Estados Unidos en Colombia, a través de la Agencia para el Desarrollo Internacional (USAID), y la Universidad del Cauca impulsaron este encuentro e intercambio de experiencias comunitarias, artísticas e institucionales, con el propósito común de enfrentar las alarmantes cifras de reclutamiento forzado en el Cauca y en el país, una problemática que continúa en aumento.
De acuerdo con la Defensoría del Pueblo, miles de niños, niñas y adolescentes continúan siendo vulnerados en medio del conflicto armado y las dinámicas de violencia en diversas regiones del país. En el 2023, esta entidad reportó 184 casos de reclutamiento. En departamentos como Cauca, Nariño y Chocó, el reclutamiento por grupos armados ilegales afecta gravemente el desarrollo de la infancia, privándoles de su derecho a una vida libre de violencias. Sin duda, el reclutamiento forzado de niños y niñas es una de las infracciones más graves al Derecho Internacional Humanitario en Colombia.
“El reclutamiento en Colombia es una tragedia que priva a la niñez de su derecho a una vida plena. Su impacto no solo afecta a los niños, sino que resquebraja las bases de una paz duradera. Rechazamos enérgicamente esta práctica e invitamos a unir esfuerzos con el Estado, las comunidades y el sector privado para enfrentar esta realidad y construir un futuro libre de violencia”, afirmó Francisco Palmieri, encargado de Negocios de la Embajada de Estados Unidos.
De ahí que, en el marco de la agenda, USAID Colombia lideró una conversación crucial sobre el impacto desproporcionado que el reclutamiento forzado tiene en el goce efectivo de los derechos de niños, niñas, jóvenes y adolescentes, afectando de manera especial a comunidades étnicas donde también se registra un alto índice de asesinatos de sus líderes. USAID hizo un llamado a mantener el compromiso con la construcción de una paz sostenible y duradera, en la que no haya lugar para estas formas de violencia.
Anu Rajaraman, directora de USAID Colombia, señaló que “el reclutamiento forzado no es un mal menor, como bien lo señala la Comisión de la Verdad. Es una herida que se clava en el corazón de las comunidades. Esta tragedia, como tantas otras, no golpea a todos por igual”.
Al igual que ella, otras voces de expertos en derechos humanos, representantes del Gobierno nacional, organizaciones no gubernamentales y actores clave en la protección de la infancia se pronunciaron sobre esta situación que afecta a varias regiones del país, pero que en más de un 50% está centralizada en el departamento del Cauca.
“A veces pareciera olvidársenos que nuestros niños y niñas tienen una protección reforzada de sus derechos, y si bien como Estado tenemos que ser los garantes de estos derechos, no lo podemos hacer solos y solas. Proteger a la niñez implica la articulación de múltiples esfuerzos para generar entornos protectores desde la familia, desde los centros educativos, desde la comunidad, pero también una sensibilidad mucho mayor de la sociedad en su conjunto, que parece invisibilizar este tema”, señaló la Lourdes Castro, Consejera Presidencial para los Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario.
Este encuentro fue una oportunidad para reflexionar sobre los esfuerzos conjuntos necesarios para garantizar el pleno cumplimiento de los derechos humanos, en especial el derecho a la vida y a la educación de la niñez, libres de la amenaza del reclutamiento por parte de actores armados ilegales. En este sentido, el evento promovió un compromiso colectivo para erradicar esta problemática y asegurar que las futuras generaciones crezcan en un país libre de violencia.
Finalmente, desde la Universidad del Cauca, como centro de pensamiento e investigación, se reafirmó su compromiso con la construcción de una sociedad más justa y respetuosa de los derechos fundamentales de los niños, niñas y jóvenes.
“Entendemos que la educación es una de las herramientas más poderosas para generar diálogos interculturales, paz y equidad en una región como el Cauca, marcada por su riqueza cultural pero también por complejos desafíos sociales y económicos. Así que nuestra convicción nace de un entendimiento profundo del territorio y de las realidades de nuestras comunidades, reconociendo que cada joven que cruza las puertas de nuestra Alma Mater es un joven que le arrebatamos a la guerra”, concluyó Deibar René Hurtado, rector de la Universidad del Cauca.
Sin duda, este evento, así como una de las estrofas de las canciones interpretadas por la Fundación Batuta que dice “Protege nuestra vida que apenas va empezando, somos el futuro, hay tanto para dar, hoy hago este llamado a los grupos armados, no quiero ir a la guerra quiero vivir en paz… Si soy niño, niña o adolescente, a la guerra no voy”, quedarán en la memoria y retumbarán en los pensamientos de los cientos de participantes que estuvieron en el evento; un llamado reflexivo a luchar para que los niños crezcan en paz.
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