Conciliación y paz, la herencia que recibió Ligia que ahora es su vocación
Los problemas por tierra y al interior de las familias, son dos de los que más aquejan a los conciliadores en zonas como Tumaco y si alguien puede dar fe de ello es Ligia Mirella Ospina. Esta mujer ha dedicado media vida a ayudar su comunidad a cerrar pleitos con un apretón de manos o corriendo cercas. Sin embargo, su labor tiene varios retos, unos que comparte con sus colegas y que se ven, por ejemplo, en espacios como las conciliatones, de las que ahora hace parte. Su historia es muestra de vocación y servicio.