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A través de la memoria, en Pasto (Nariño), le apuestan a reconstruir la historia del conflicto armado y honrar los nombres de las víctimas. La Fundación Casa de la Memoria de Nariño es un espacio de resistencia que nació en 2018 con el objetivo de educar para la Paz. Sofía Bernal, una de las voluntarias, contó a este diario, que la casa se construyó comunitariamente junto con las asociaciones de víctimas y de la sociedad civil. Ellos vieron la necesidad de construir un espacio que reivindica a quienes han sufrido la guerra.
Al ser una fundación sin ánimo de lucro, uno de sus fundadores, Edgar Portilla, en búsqueda de alternativas para sostener la propuesta, ideó la creación de Moneta, Café y Memoria, un espacio para tomarse un café y conocer de la historia local. Está ubicado en el Teatro Imperial de la Universidad de Nariño y por más de seis años se ha encargado de reunir a turistas y pastusos para construir espacios de reconciliación, paz y justicia.
Bernal cuenta que le están apostando a la “museología experimental, una iniciativa que tiene como objetivo fomentar el cuidado de la memoria y los procesos de resistencia en Nariño y sus alrededores”. A través de elementos como la ropa que tenían las víctimas antes de desaparecer o los lugares que habitaban, pretenden reconstruir los espacios que han sido invadidos por el conflicto armado.
La fundación actualmente está verificada dentro del Sistema de Información de Museos Colombianos y se ha consolidado como uno de los primeros museos en hacer visibles las historias desde pedagogías interactivas que conectan a la audiencia con la exposición. Además, la casa integra la Red de Banco de Datos del CINEP, en esta se almacenan gran parte de los hechos de violencia ocurridos en el marco del conflicto armado en Nariño desde los años 90 hasta la firma del acuerdo de paz con las ex FARC y desde el 2016, en adelante.
Bernal cuenta que la Fundación está construida por voluntades de los más jóvenes. “Gran parte de las personas que estamos en este proceso, somos voluntarias. La mayoría somos estudiantes universitarios que estamos pensando cómo desde nuestras carreras podemos sostener la memoria y aportar a un compromiso social con este lugar”, comenta Bernal.
Sin embargo, esa iniciativa, que han tenido diferentes voluntarios con la casa, se ha visto obstaculizada por procesos de la Universidad de Nariño. Según Bernal, antes tenían un espacio mucho más grande. En el patio del Teatro Imperial, esperaban construir un jardín de la memoria, pero ese lugar fue inhabilitado para la Fundación por reglamentación de la Universidad.
Pese a esas adversidades, la casa se ha mantenido. Sus iniciativas se han trasladado a municipios cercanos de Pasto, donde el conflicto ha llegado. Con museos itinerantes han ido a colegios para hablar de paz y justicia social desde la memoria. Esa ha sido una de sus grandes apuestas. Un museo itinerante que logre llegar a diferentes lugares del departamento y brindar pedagogía sobre la violencia.
Próximamente, esperan abrir la exposición Lumbrales, una exhibición experimental, que pretende recolectar elementos como el agua, tierra o piedras, de lugares en Nariño que han sido afectados por distintos actores armados. “La violencia no solo ha afectado a los cuerpos de las personas, también lo ha hecho con los territorios, esta afectación ha obligado a que las zonas cambien y que las personas encuentren otras opciones para habitar en los lugares”, comenta Bernal.
Con esta exposición, pretenden honrar la Madre Tierra, y a través de los objetos que la conforman, recordar cómo los territorios se ven agredidos por parte de los actores armados. Conozca más de la iniciativa aquí.
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