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Dos décadas han pasado desde que paramilitares del Bloque Montes de María reunieron a 300 familias en la cancha de Mampuján (en María La Baja, Bolívar) y los amenazaron con “matar hasta a los perros” si no se iban. Mujeres embarazadas, ancianos, niños y padres recogieron lo que pudieron en maletas y costales y emprendieron un recorrido que parecía sin rumbo. Ahora las víctimas le apuesta a la memoria y la reparación.
El Espectador conoció el proyecto de turismo que los líderes y lideresas de Mampuján han creado para hacer del pueblo un lugar de memoria y un laboratorio de justicia. Al igual que ocho millones de víctimas de desplazamiento forzado, que contabiliza el Registro Único de Víctimas, los mampujaneros han debido sortear retos para poder acceder a la justicia. Ahora, buscan que su historia, aparte de ser incluida en los anaqueles de memoria del conflicto, no vuelva a repetirse.
Turismo para recordar
Mientras en Mampuján los hombres eran señalados de “colaboradores de la guerrilla”, varias mujeres fueron agredidas sexualmente en sus propios hogares. Más de 1.500 personas tuvieron que refugiarse en colegios, burdeles o canchas públicas de otros municipios mientras encontraban dónde establecer un nuevo hogar tras el desplazamiento. Algunos de los habitantes tuvieron que buscar auxilio en Cartagena y poblaciones más cercanas, como Turbaco. Hoy, luego de dos décadas, esa historia ha sido heredada durante tres generaciones que continúan buscando justicia.
Uno de los aspectos más destacados que han aprendido los mampujaneros tras años de aprender sobre justicia es, precisamente, enseñar cómo acceder a ella. Desde el 2005, los líderes de la comunidad se han encargado de que todas las medidas de verdad y reparación que ordenó Justicia y Paz se cumplan. A través de protestas, mesas interinstitucionales, tutelas y derechos de petición han logrado que lo que ordena la sentencia de ese tribunal se traduzca a la realidad.
Dentro de las medidas de reparación, se obligó al Estado a crear un Museo de Memoria a los mampujaneros, que fue entregado en noviembre de 2023 y ha servido como centro de justicia para que los habitantes puedan solucionar sus problemas a través de la conciliación en equidad y la mediación de conflictos.
Para que esos episodios de dolor, pero también de resistencia, no queden en el olvido, los mampujaneros diseñaron una estrategia de turismo. Con esta iniciativa no solo buscan que cientos de personas conozcan su historia y las consecuencias que la guerra le dejó a la comunidad. Además, intentan convertirse en ejemplo de sobrevivencia, pues durante 24 años los líderes han recorrido decenas de caminos para encontrar justicia.
Las mujeres han confeccionado telares narrando la historia del desplazamiento y líderes de la comunidad han enfrentado al Estado exigiendo respuestas. En 2011, por ejemplo, frente a la falta de reparación, los habitantes caminaron 70 kilómetros y días enteros hasta Cartagena para pedir una vez más justicia frente a su victimización.
Sus reclamos han sido tan persistentes, que en noviembre de 2023 lograron que la Gobernación de Bolívar hiciera entrega del Museo de Memoria de Mampuján; una de las varias medidas que ordenó un tribunal de Justicia y Paz en sus sentencias de reparación.
Juana Alicia Ruiz, una de las lideresas que ha apadrinado la lucha de Mampuján, asegura que “nuestra apuesta como comunidad es que, a través de relatos, tapices y el arte afro que tenemos en las salas del Museo se pueda conocer nuestra historia; que los objetos y artesanías narren lo que le ha pasado al territorio”.
Pero no todo se remite al conflicto o a las cicatrices que la guerra dejó. Los mampujaneros le contaron a El Espectador que también se busca hacer memoria sobre la historia negra de quienes han habitado en Montes de María y el Caribe. “También queremos contar la historia bonita, la de los palenques y la de los ancestros afrodescendientes. El proyecto está estructurado para que, desde la comida que vendemos, hasta las artesanías que compren, se cree paz y se conozcan nuestras raíces”, cuenta Ruiz.
Pruebas de laboratorio
Ruiz señaló a este diario que sus andares recorriendo despachos judiciales y tribunales la han motivado, junto con los demás líderes de Mampuján, a brindar asesoría jurídica a más personas de la región. Y es que Montes de María, la subregión de la cual hace parte el pueblo, ha sido catalogada por el Centro Nacional de Memoria Histórica como uno de los epicentros de la guerra en Colombia. Solo hablando de desplazamiento, esa entidad registra más de 80.000 hectáreas quedaron abandonadas a causa de las amenazas y los grupos armados.
En el Museo de Memoria, Ruiz y los demás líderes de Mampuján han logrado resolver al menos 100 conflictos en la comunidad y así recuperar el tejido que se rompe cuando se viola una norma o comete una falla. Además, cada ciertos meses hacen eventos masivos llamados “conciliatones” en que los ciudadanos acuden a los líderes, que se capacitaron en solucionar conflictos, y solucionan sus problemas.
Este proyecto es novedoso, pues la falta de este servicio en Bolívar, y especialmente en Montes de María ha sido alertada en numerosas ocasiones. Para muchos de los habitantes, acceder a la justicia les ha significado gastar tiempo, recursos y esfuerzos para acceder a un abogado o llegar al despacho de un juez. El pueblo, que aún no se ha reconstruido por completo tras el desplazamiento, no cuenta con juzgados, y los habitantes deben resolver los conflictos internamente o demorar al menos dos horas para llegar a Cartagena a intentar solucionarlos.
“Somos personas con intelecto y nos gusta que nos relacionen como personas; que aportamos y que no solo somos víctimas, o ´los pobrecitos´, o ´los atrasados´. El propósito es construir paz a través de la justicia”, cuenta la lideresa.
Johana Delgado, viceministra de promoción a la justicia, del Ministerio de Justicia, explicó a este diario que esa ausencia estatal en los municipios alejados y víctimas del conflicto es muy problemática y debe solucionarse urgentemente.
“Los ciudadanos gastan tanto de su empeño, dinero y tiempo que cuando llegan tras horas de recorrido a buscar justicia, ya no saben ni a qué van. Es un panorama muy complejo que queremos solucionar”, mencionó.
Aún es muy pronto para hablar sobre qué resultados tendrán los experimentos que se están haciendo en Mampuján para que haya justicia y la memoria no se pierda en el pasado. Sin embargo, sus líderes se muestran esperanzados: a la fecha más de 5.000 personas han visitado el Museo y los telares confeccionados por las tejedoras de la comunidad han sido aplaudidos internacionalmente.
“Es un museo comunitario, más allá de tener objetos, busca que la comunidad recupere ese tejido que se rompió con el conflicto y que vuelva a pensarse como colectivo. Queremos recordar que existimos desde antes del conflicto, y que aún después de él, seguimos resistiendo en Mampuján”, concluye Ruiz.
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