En las mismas aulas donde se enseña aritmética, biología y toda la malla curricular, se ha empezado a consolidar un programa para que Colombia cambie el paradigma de solucionar sus conflictos con violencia y daños al tejido social.
La semana pasada, el Ministerio de Justicia, junto con la cartera de Educación, entregó galardones a seis colegios que le han apostado a la mediación y construir una cultura de diálogo en los jóvenes. La premiación hace parte de una apuesta entre el Estado, el sector privado y la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid) para demostrarle al país que los altercados pequeños sí pueden resolverse con un apretón de manos y hablando. Además, los ganadores demostraron que desde colegios en Bogotá hasta algunos ubicados en territorios alejados, como Ocaña (Norte de Santander), Tumaco (Nariño) o Andalucía (Valle del Cauca) le están apostando a la interlocución como forma de resolver líos desde la primaria.
Al concurso se postularon 129 instituciones educativas de 22 departamentos, las cuales buscaron dar a conocer que, en sus instalaciones, hay espacio para la Caja de Herramientas de Resolución de Conflictos: una serie de prácticas que son utilizadas para acercar la justicia a los colombianos y, además, resolver sus líos sin necesidad de abogados, jueces y años de procesos judiciales.
La mediación escolar, por ejemplo, es una especie de justicia restaurativa que se lleva aplicando en la última década en Colombia para que los colegios no se conviertan en espacios en los que, además de presentarse agresiones por problemas pequeños, sean testigos de agresiones, como el joven de 14 años que fue apuñalado en tres ocasiones por una de sus compañeras en Fontibón (Bogotá).
Sin embargo, no todos los problemas pueden resolverse a través de la mediación, pues hay algunas fallas, como agresiones físicas, violencia sexual, bullying u otras conductas que, según explica esta herramienta, requieren de la aplicación del manual de convivencia de cada institución y de un castigo para que no se vuelvan a repetir.
“Sin duda, los procesos de mediación escolar son un elemento fundamental para construir lugares seguros, pero, sobre todo, para seguir consolidando y construyendo la educación para la paz. La interacción humana está llena de muchos retos y de encontrarnos en la diferencia, creo que un gran ejemplo hoy es tener acá a los territorios del país sentados bajo el mismo propósito y contándonos cómo desde sus instituciones construyen paz”, explicó Sandra Viviana Olaya, subdirectora de Fomento de Competencias del Ministerio de Educación.
Constructores de paz
En total fueron seis los colegios que recibieron el galardón entregado por los diferentes ministerios. El ganador de la primera categoría fue el Instituto Carlos Lozano y Lozano, ubicado en Fusagasugá (Cundinamarca). Esta institución tiene un modelo de mediación escolar que nació en 2008 y desde entonces le han apostado a que sus estudiantes, por ejemplo, se formen en resolución de conflictos en lugar de hacer servicio social para poder obtener sus títulos de bachilleres.
El colegio articuló todo el pénsum, desde que los estudiantes están en primaria, para que los jóvenes reciban capacitaciones en resolución de conflictos y puedan aplicar sus conocimientos a una comunidad estudiantil de más de 900 personas. Incluso, buscan que con esas enseñanzas los alumnos, una vez graduados, puedan aplicar la mediación en el futuro y convertirse en adultos capaces de utilizar la interlocución y un apretón de manos para apostarle a una Colombia menos violenta.
“El trabajo es valioso porque los muchachos no tienen ni un beneficio académico ni una remuneración económica. No solo es un par de horas, es apostarle a cambiar una cultura y que se abrace el diálogo y toda una serie de valores, como la empatía o la solidaridad”, asegura Luz Dary Ruiz, docente de ética y religión de la institución.
Para Daniel, un joven de 17 años que lleva varios meses trabajando en la mediación escolar en Cundinamarca, este tipo de apuestas son claves para hacer de los colegios espacios más seguros y, además, construir una cultura de paz. “Los problemas sencillos se pueden resolver y son los más recurrentes. Aprender a manejar nuestras emociones, qué es la empatía y saber qué siente el otro puede ayudarnos a solucionar cientos de líos. Nos ayuda a crear un ambiente escolar bueno y crear una idea de cómo solucionar conflictos a futuro”, explica Daniel.
Las demás instituciones que se llevaron el galardón a sus aulas son en su mayoría pertenecientes a territorios alejados. Por ejemplo, dos colegios de Tumaco (Nariño), les fue reconocido su trabajo en formar jóvenes que opten por el diálogo. Mientras que el colegio Eleazar Libreros, de Andalucía (Valle del Cauca), fue aplaudido por haber quedado en el podio del concurso, pues sus estudiantes han logrado dentro de la institución la paz que el departamento y sus municipios llevan anhelando durante años a causa del conflicto armado.
“No importa realmente quién haya quedado en primer, segundo o tercer lugar. Lo valioso es la apuesta para que se promueva la paz y el diálogo a través de la conciliación y evitar la violencia”, concluyó Daniel.
Los ganadores, además de ser reconocidos en todo el país por haber creado prototipos de paz, recibirán becas para poder certificarse en inglés, kits deportivos y acceso durante los próximos meses a plataformas digitales interactivas que complementarán su educación. De acuerdo con el Ministerio de Justicia, al menos 4.500 líos han logrado solucionarse en los colegios gracias a la mediación escolar en los últimos tres años.
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