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Una de las plantas más comunes y útiles en una huerta es la calabaza. En Colombia, sin embargo, es más habitual encontrar la ahuyama, nombre con el que se conoce popularmente a la Cucurbita moschata. Presente en muchos platos tradicionales, esta hortaliza no solo es fácil de cultivar, sino que también ofrece múltiples beneficios nutricionales y medicinales. A continuación, le contamos más sobre sus características, usos y cómo cultivarla en casa.
La Cucurbita moschata es una especie de calabaza originaria de las regiones tropicales de América, particularmente de América Central y el norte de Sudamérica. A diferencia de otras especies del mismo género, como C. maxima y C. pepo, presenta una mejor adaptación a climas tropicales, con mayor resistencia a enfermedades e insectos. Aunque su diversidad es amplia, las variedades más conocidas a nivel comercial son del tipo ‘Butternut’, adaptadas a climas templados y capaces de tolerar tanto el calor como lluvias intensas.
A pesar de su relevancia económica en zonas tropicales de baja altitud, C. moschata no figura de manera destacada en las estadísticas globales de producción, ya que su cultivo se destina principalmente al consumo local, en comunidades donde no se lleva un registro sistemático. Aunque no se conocen variedades silvestres de esta especie, existe compatibilidad reproductiva con su especie hermana Cucurbita argyrosperma, que sí incluye formas tanto cultivadas como silvestres.
La Cucurbita moschata es una especie de calabaza muy conocida por su fruto comestible, que suele tener forma alargada o de botella, con una cáscara dura de color entre beige y verde, y una pulpa anaranjada, dulce y firme. Es ideal para preparar sopas, cremas, postres y otros platos caseros. Su sabor suave y textura cremosa la hacen muy versátil en la cocina, además de ser nutritiva, rica en fibra, vitaminas y antioxidantes.
En cuanto a la planta, sus flores son monoicas, es decir, tiene flores masculinas y femeninas separadas en la misma planta. Son solitarias, nacen entre las hojas y no tienen aroma. Las flores masculinas son más largas, con pétalos grandes y llamativos, mientras que las femeninas tienen un tallo más corto y un pequeño fruto en desarrollo en la base, que luego se convertirá en la calabaza.
Según el Jardín Botánico de Bogotá, esta es una planta con propiedades medicinales reconocidas. Actúa como diurético y laxante, favorece la digestión, ayuda a controlar la presión arterial, mejora la visión y alivia la acidez estomacal gracias a su efecto emoliente. Por estos beneficios, suele usarse como parte de remedios caseros en distintas regiones.
En la alimentación, su valor nutricional es alto, ya que contiene vitamina C y E (que fortalecen el sistema inmune y ayudan a combatir el daño celular), además de potasio, calcio, fibra y beta-caroteno, un compuesto que contribuye a la salud visual.
Cómo cultivar ahuyama
La calabaza ahuyama se puede cultivar fácilmente desde semillas, las cuales pueden adquirirse en supermercados, tiendas de jardinería o en línea. Dependiendo del clima de su región, puede optar por sembrarlas directamente en el suelo o iniciar su cultivo en interiores, especialmente en zonas con heladas.
Siembra en interiores.
- Preparación: Llene macetas de 7,5 cm con tierra para macetas.
- Siembra: Plante dos semillas por maceta, riegue y colóquelas en un lugar soleado (una ventana luminosa funciona bien).
- Selección de plántula: Si germinan ambas semillas, conserve la plántula más fuerte y retire la otra.
- Endurecimiento: Cuando la planta tenga dos pares de hojas verdaderas, comience a acostumbrarla al exterior: Saque las macetas al aire libre durante el día en un lugar con sol parcial y regréselas por la noche. Luego, aumente gradualmente el tiempo al aire libre y la exposición al sol durante varios días.
- Trasplante al jardín: Plante directamente la planta en el suelo cuando la temperatura del suelo alcance al menos 18 °C y no haya riesgo de heladas.
Siembra directa en el jardín (zonas cálidas):
- Una vez que el clima sea cálido y estable, prepare montículos o pequeñas elevaciones de tierra.
- Plante 4 a 5 semillas por montículo.
- Mantenga la tierra húmeda, sin encharcar.
- Cuando las plántulas broten, aclare dejando solo las 2 o 3 más vigorosas por montículo.
Este método garantiza un buen inicio del cultivo y mejora la probabilidad de obtener plantas sanas y productivas. La ahuyama necesita sol directo, espacio para expandirse y un riego regular para desarrollarse bien.
Cómo cuidar esta planta
Luz
- La ahuyama requiere exposición a pleno sol para desarrollarse adecuadamente, con un mínimo de 6 horas diarias de luz solar directa. Una mayor exposición es beneficiosa, siempre que se evite el sobrecalentamiento en los días de calor extremo.
- Aunque estas plantas prosperan con buena iluminación, pueden verse afectadas por el exceso de calor; es común que sus hojas se marchiten por la tarde como mecanismo de protección y se recuperen al disminuir la temperatura. Si la planta no logra recuperarse por sí sola, puede requerir sombra parcial durante las horas más calurosas.
Clima:
- Esta variedad es sensible al frío y necesita temperaturas cálidas para germinar correctamente. El suelo debe tener una temperatura mínima de 21 °C para que la germinación sea efectiva, por lo que es importante esperar a que desaparezca cualquier riesgo de heladas antes de sembrar.
- Aunque tolera el calor, si las hojas permanecen marchitas durante todo el día, podría ser necesario proteger la planta del exceso de temperatura.
Riego:
- El suministro de agua debe ser constante, especialmente durante las primeras etapas de desarrollo. Las plántulas no deben secarse completamente, ya que son vulnerables.
- A medida que la planta crece y desarrolla sus vides, sus necesidades hídricas aumentan; se recomienda un mínimo de 2,5 cm de agua por semana.
- En días secos o calurosos, puede ser necesario regar a diario. Si las hojas amanecen marchitas, se debe regar de inmediato para evitar un estrés hídrico severo.
Suelo:
- La ahuyama necesita un suelo rico en materia orgánica y con buen drenaje. Debe permitir la retención de nutrientes sin acumular exceso de agua. El rango de pH ideal está entre 5,5 y 7,0, lo que permite cierto margen de adaptación.
- Es recomendable preparar el suelo previamente con compost o materia orgánica para asegurar un entorno fértil y equilibrado para el sistema radicular.
Abono:
- Esta planta requiere una nutrición abundante y constante. Se debe iniciar con un suelo fértil y reforzar con compost o estiércol maduro hacia la mitad del ciclo de crecimiento.
- Se recomienda un programa de fertilización líquida (como té de compost) cada dos o tres semanas para garantizar un suministro continuo de nutrientes, especialmente durante la formación de los frutos.
Plagas y enfermedades:
- Las chinches de la ahuyama son una amenaza común, especialmente en climas cálidos. Pueden provocar que las hojas se tornen marrones, se marchiten y la planta muera. Se deben eliminar las plantas infectadas y usar soluciones de agua tibia con jabón como control.
- Otra enfermedad frecuente es el mildiú polvoroso, un hongo que recubre las hojas con una capa blanquecina y provoca su deterioro. La prevención incluye sembrar variedades resistentes, asegurar buena ventilación entre plantas y exposición solar. Las plántulas también pueden ser atacadas por babosas, caracoles y escarabajos japoneses, los cuales se pueden controlar manualmente y eliminar con agua jabonosa.
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