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Así funciona el vivero de páramo impulsado por WWF Colombia y el Banco Itaú

Los viveros de alta montaña siembran vida, conservan el agua y restauran el futuro de nuestros páramos.

Leidy Barbosa
14 de mayo de 2025 - 07:02 p. m.
WWF Colombia y Banco Itaú restauran el páramo con un vivero único
WWF Colombia y Banco Itaú restauran el páramo con un vivero único
Foto: Banco Itaú
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Los viveros son mucho más que simples espacios de cultivo: son el punto de partida para la vida de miles de especies vegetales. En ellos, las plantas germinan, crecen y se fortalecen hasta estar listas para cumplir su propósito. Pero cuando estos viveros se encuentran en lo más alto de nuestras montañas, en medio de los frágiles ecosistemas de páramo, su papel se vuelve estratégico y vital. No solo producen plántulas: siembran futuro. Allí, cultivar no es solo un acto agrícola, sino una acción de conservación, de restauración y de compromiso con el agua que nos sostiene.

Esto lo ha entendido bien la reciente alianza entre el Banco Itaú y WWF Colombia, que celebró la inauguración de un vivero especializado en el Santuario de Fauna y Flora Guanentá – Alto Río Fonce. Este espacio, diseñado para enfrentar las exigentes condiciones del páramo, permitirá propagar alrededor de 6.000 plántulas de frailejones y otras especies nativas. Con ellas, los funcionarios de Parques Nacionales Naturales de Colombia avanzarán en la restauración de 30 hectáreas estratégicas dentro del complejo de páramos Guantiva-La Rusia, una de las principales reservas hídricas del país.

“Los páramos constituyen ecosistemas de valor incalculable para nuestro bienestar hídrico. Si bien no son los únicos lugares donde nacen las fuentes de agua, estos ecosistemas desempeñan un papel fundamental como reguladores hídricos naturales, funcionando de manera similar a enormes esponjas que capturan, retienen y liberan agua gradualmente hacia las cuencas hidrográficas. Esta capacidad reguladora hace que la conservación de los páramos sea prioritaria, y con ellos crece la necesidad urgente de implementar estrategias de restauración ecológica utilizando específicamente especies nativas adaptadas a estas condiciones particulares”, puntualizó para La Huerta Paola Echeverri, coordinadora de la región Andes de WWF Colombia.

Explica que los frailejones representan uno de los mejores ejemplos de estas especies nativas esenciales. Con su estructura única, estos verdaderos “ingenieros ecosistémicos” actúan como colchones naturales que capturan la humedad del ambiente y la filtran lentamente hacia el suelo. Este proceso no solo contribuye a la acumulación de agua en los acuíferos subterráneos, sino que también asegura su purificación natural. La presencia y conservación de estas comunidades vegetales nativas garantiza que todos podamos disponer de agua suficiente y de buena calidad, tanto para consumo humano como para sostener las diversas actividades productivas de las que dependemos.

Cristián Peñafiel, vicepresidente de Gestión Humana de Itaú Colombia, señala que esta alianza hace parte del programa de sostenibilidad del banco Páramos para el Futuro, en el que la sostenibilidad corporativa se posiciona como un pilar esencial de la filosofía empresarial de Itaú. “Estamos convencidos de que el sector privado no solo puede, sino que debe desempeñar un papel protagónico en la protección del medioambiente, estableciendo un modelo que inspire a otras empresas. Nuestro compromiso ambiental no es una acción aislada, sino una apuesta integrada de forma orgánica a nuestra estrategia global, con la que buscamos generar un impacto positivo y duradero en la sociedad”, afirmó.

Dice que en coherencia con su cultura organizacional, han adoptado un enfoque colaborativo que les permite aprovechar el conocimiento especializado de organizaciones como WWF Colombia. Esta sinergia interinstitucional potencia sus esfuerzos conjuntos y les permite establecer y alcanzar objetivos cada vez más ambiciosos.

“Colombia ostenta el privilegio de albergar la mayor extensión de páramos en Latinoamérica, ecosistemas que cumplen funciones ecológicas insustituibles. Estos ambientes de alta montaña no solo regulan el ciclo hidrológico, sino que también actúan como efectivos sumideros de carbono y constituyen refugios de biodiversidad única. La confluencia de diversos actores sociales en esta iniciativa fortalece capacidades institucionales, fomenta la conciencia colectiva sobre la importancia de estos ecosistemas e invita a una participación más amplia en su conservación”, aseguró Echeverri.

¿Pero cómo funciona esta alianza?

La alianza “Páramos para el Futuro”, establecida en septiembre de 2024 entre Itaú y WWF Colombia, constituye una iniciativa estratégica que fortalece significativamente el Centro de Investigación y Educación para la Conservación de Especies del Santuario de Fauna y Flora Guanentá Alto Río Fonce. Esta colaboración ha permitido ampliar la capacidad del vivero de alta montaña, incorporando la producción anual de 6,000 plántulas de frailejón adicionales a las ya existentes, elevando la capacidad total a 80,000 plántulas anuales entre frailejones y otras especies arbustivas nativas, fundamentales para la restauración de estos ecosistemas que abastecen de agua a aproximadamente 17 millones de colombianos.

“Este programa de restauración se desarrolla con metas progresivas claramente establecidas: para 2025 se proyecta cultivar 80,000 frailejones que permitirán restaurar 4 hectáreas de páramo; hacia 2027 la producción acumulada alcanzará los 160,000 ejemplares con 8 hectáreas restauradas; y para 2030 se contempla llegar a 400,000 frailejones cultivados que posibilitarán la recuperación de 20 hectáreas de ecosistema paramuno, además de establecer una nueva nave de germinación en otro complejo de páramos, expandiendo así el alcance geográfico del proyecto”, subrayó Peñafiel.

Señala que los objetivos técnicos de la alianza incluyen incrementar en un 7,5% la tasa de germinación de frailejones en el vivero especializado, restaurar un total de 30 hectáreas de páramo para recuperar la conectividad ecológica esencial para especies emblemáticas como el oso de anteojos, y fortalecer las capacidades técnicas y operativas tanto de Parques Nacionales Naturales como de las organizaciones comunitarias locales, elementos fundamentales para garantizar el manejo sostenible y la protección efectiva de estos ecosistemas estratégicos para la regulación hídrica nacional.

“Para 2025, organizaremos un encuentro entre especialistas de diversas áreas protegidas, organizaciones e investigadores, facilitando el intercambio de conocimientos y metodologías que optimicen los procesos de restauración a nivel nacional. Paralelamente, Itaú incorporará activamente a sus colaboradores, sensibilizándolos sobre el impacto de esta iniciativa y promoviendo la adopción de prácticas más eficientes en el consumo energético e hídrico en su vida cotidiana”, dijo el gerente.

¿Por que es tan importante la restauración ecológica?

“La restauración ecológica de ecosistemas de páramo constituye un proceso complejo que se desarrolla a través de múltiples fases interconectadas, cada una fundamental para lograr resultados exitosos a largo plazo”, aseguró Echeverri.

Menciona que el proceso comienza con el establecimiento de naves especializadas o viveros de alta montaña. Estos espacios no son simples instalaciones de propagación vegetal, sino laboratorios adaptados a las condiciones específicas que requieren las especies parameras. Un aspecto crucial de esta primera fase es la cualificación del personal técnico encargado de la propagación.

Esta capacitación especializada resulta indispensable considerando que las especies de páramo, particularmente los frailejones, presentan un crecimiento extremadamente lento. Para dimensionar esta característica: un frailejón crece apenas un centímetro por año (aunque esto depende de la especie del frailejon). Esta tasa de desarrollo hace que el proceso de restauración requiera un cuidado meticuloso y una planificación a largo plazo.

“La segunda fase consiste en el fortalecimiento de los viveros de alta montaña. Estas instalaciones deben estar diseñadas específicamente para soportar las condiciones climáticas extremas del páramo, incluyendo grandes fluctuaciones de temperatura, alta radiación UV y suelos especializados. Dentro de estos viveros, cada plántula atraviesa un ciclo completo de desarrollo que puede tomar varios años. El proceso comienza con la germinación y continúa con un cuidadoso monitoreo del crecimiento hasta que la planta alcanza un tamaño y fortaleza suficientes para ser trasladada al sitio definitivo de restauración en el páramo. Este ciclo completo requiere paciencia, observación constante y adaptación de técnicas según los resultados observados”, explicó la experta.

Esta espera prolongada no es en vano. La restauración de páramos no solo permite la recuperación de zonas estratégicas para la conservación del agua y la biodiversidad, sino que también genera valiosos aportes al conocimiento científico nacional. Cada vivero se convierte en un espacio de investigación aplicada, donde se profundiza en la comprensión de las especies propias del páramo, sus necesidades particulares y las estrategias más eficaces para su propagación y adaptación.

“La experiencia acumulada permite replicar estos viveros especializados en diferentes zonas paramunas del país, ampliando la capacidad de producción de plántulas de frailejón y otras especies nativas. Este escalamiento de la capacidad de propagación resulta crucial para proyectos de restauración de mayor envergadura. Una ventaja adicional es la documentación sistemática de procedimientos y resultados. Este registro permite compartir conocimientos entre diferentes equipos técnicos, evitando repetir errores y aprovechando las lecciones aprendidas en proyectos anteriores”, mencionó la experta.

Sin embargo, también hay retos. Uno de los más importantes es la especificidad ecosistémica de cada páramo. La restauración ecológica no permite simplemente trasladar especies y técnicas de un páramo a otro sin consideraciones especiales. Por ejemplo, los frailejones y otras especies trabajadas en el Santuario de Fauna y Flora Guanentá no pueden ser trasplantadas directamente al Parque Nacional Natural Los Nevados, pues cada complejo paramuno tiene sus propias especies adaptadas a condiciones microclimáticas específicas. Esta particularidad exige desarrollar protocolos de trabajo adaptados a cada zona.

“Otro desafío fundamental es la necesidad de fortalecer la investigación aplicada. Para superar este reto, resulta esencial involucrar activamente a la academia y a los institutos de investigación, quienes pueden contribuir con conocimiento especializado para mejorar los procesos de restauración. Los páramos colombianos enfrentan actualmente múltiples presiones antrópicas, particularmente la expansión de la frontera agrícola y actividades mineras. Un desafío adicional consiste en integrar a las comunidades locales en los procesos de conservación. Esto implica desarrollar alternativas productivas sostenibles que mejoren sus medios de vida sin comprometer la integridad de estos ecosistemas estratégicos para la regulación hídrica”, dijo la experta.

Según Itáu el proyecto de restauración en el Santuario de Fauna y Flora Guanentá-Alto Río Fonce se distingue por su enfoque en la propagación de 20 especies de frailejón y 25 especies de arbustos nativos, involucrando activamente a 200 estudiantes de tres instituciones educativas locales en actividades de educación ambiental y siembra, además de proporcionar apoyo económico a 15 familias campesinas mediante la generación de empleo directo e indirecto.

“La concentración particular en frailejones responde a dos factores determinantes: primero, la existencia de tres especies endémicas exclusivas del santuario, lo que incrementa significativamente su valor para la conservación de la biodiversidad regional; y segundo, el aprovechamiento del conocimiento acumulado por Parques Nacionales Naturales durante años de investigación y desarrollo de protocolos exitosos de propagación de estas especies, un patrimonio científico que merece ser potenciado y expandido”, dijo Echeverri.

Actualmente, la alianza con el banco se encuentra en su fase final, pero existe la expectativa y planificación para una segunda etapa que ampliaría el alcance de la iniciativa. Esta nueva fase proyectada contempla una visión más integrada a escala de paisaje, trascendiendo intervenciones puntuales para enfocarse en la generación de conectividad ecológica entre los diversos complejos de páramos existentes en Colombia. Este enfoque paisajístico permitiría maximizar el impacto de la restauración, creando corredores biológicos que facilitarían el flujo genético entre poblaciones y aumentarían la resiliencia de estos ecosistemas estratégicos frente a presiones ambientales y antrópicas, contribuyendo así a la preservación a largo plazo de la integridad funcional de los páramos colombianos.

Por último, Echeverri menciona que estás acciones no deben quedarse solo en las organizaciones, sino como ciudadanos también podemos tener una valiosa participación. Estos son cinco consejos que deja la experta:

  • Cuidar el agua empieza por conservar los páramos: Los páramos cumplen un papel clave en la regulación hídrica. Casos como el desabastecimiento en Bogotá demuestran que el agua no está garantizada si no protegemos estos ecosistemas.
  • Reconocer nuestra fragilidad: La escasez reciente nos recordó que los recursos naturales no son inagotables. Cuidar el agua implica proteger los ecosistemas que la producen: páramos, humedales, bosques andinos y altoandinos.
  • Proteger la conectividad ecológica: Es fundamental mantener la conexión entre los ecosistemas de páramo y otros hábitats estratégicos. Las autoridades ambientales y los entes territoriales deben liderar estos esfuerzos de conservación.
  • Educar desde temprana edad: La educación ambiental en niños y jóvenes es clave para crear conciencia sobre la importancia de estos ecosistemas y fomentar una cultura de cuidado y respeto.
  • Turismo responsable en zonas frágiles: Al visitar lugares como el Coquimbito, los nevados o la Sierra Nevada, es esencial entender que son ecosistemas sensibles que requieren prácticas turísticas diferenciadas y respetuosas.

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Leidy Barbosa

Por Leidy Barbosa

Periodista de la Universidad Externado de Colombia, con énfasis en la producción audiovisual y en animación digital. Apasionada por temas medioambientales y sociales.@leidyramirezbLbarbosa@elespectador.com

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