Crear un jardín que atraiga colibríes es como abrir una ventana al corazón de la naturaleza, donde plumajes iridiscentes y vuelos precisos llenan el espacio de color y vida. Sin embargo, atraer a estas fascinantes aves no ocurre por casualidad, es necesario diseñar un entorno que les ofrezca flores ricas en néctar y lugares seguros para alimentarse y descansar. Es por ello que, con una selección cuidadosa de plantas, su jardín puede transformarse en un espacio donde estas criaturas se sientan bienvenidas.
¿Qué debe tener en cuenta para saber como atraer a los colibríes?
Los colibríes son aves extraordinarias, adaptadas a una amplia variedad de entornos que van desde bosques tropicales hasta áreas urbanas, destacándose por su asombrosa capacidad de supervivencia. Su dieta especializada se basa principalmente en el néctar, un líquido dulce y energético producido por las flores para atraer polinizadores, que contiene azúcares esenciales como glucosa, fructosa y sacarosa, además de pequeñas cantidades de aminoácidos y minerales. Este alimento, complementado con polen, insectos y arañas, satisface las altas demandas nutricionales de los colibríes.
Y es que estas aves poseen un metabolismo asombrosamente rápido, que les permite consumir hasta tres veces su peso corporal en alimento diariamente. Para satisfacer esta demanda energética, se alimentan unas ocho veces por hora en sesiones breves de 30 a 50 segundos, aprovechando al máximo cada instante. Por esta razón, es común verlas varias veces al día revoloteando de flor en flor, siempre en busca de esa comida que les proporciona esta energía.
De hecho, esta relación no solo beneficia al colibrí con alimento, sino que también es crucial para las plantas, que dependen de estas aves para su polinización. Al recolectar el néctar que necesitan para mantenerse activos, los colibríes transportan polen de una flor a otra, facilitando la reproducción de numerosas especies vegetales. Esta interacción, esencial para la biodiversidad, crea un equilibrio perfecto entre ambos, donde las plantas ofrecen alimento a cambio de la continuidad de su ciclo de vida.
Los colibríes poseen una visión extraordinaria que les permite identificar flores adecuadas desde grandes distancias, así como una memoria excepcional que los ayuda a trazar rutas precisas y establecer territorios con gran estrategia. Aunque carecen de sentido del olfato, compensan esta limitación con una notable capacidad de selección, prefiriendo flores con concentraciones de azúcar superiores al 20%. Esta habilidad para evaluar el contenido de azúcar los convierte en polinizadores altamente eficientes. Sin embargo, es importante considerar que descartan rápidamente las flores que no cumplen con sus estrictos requisitos nutricionales, por lo que resulta esencial elegir cuidadosamente plantas que realmente los atraigan.
Tenga en cuenta estos consejos:
- Seleccionar flores de colores llamativos: Los colibríes son especialmente atraídos por tonalidades como el rojo, el fucsia, el naranja y el amarillo. Plantar flores con estos colores incrementará la visita de estas aves.
- Optar por flores con forma tubular: Las flores tubulares son ideales para los colibríes, ya que están adaptadas a sus largos picos y lenguas especializadas, facilitando el acceso al néctar.
- Proporcionar una variedad de flores: Tener diferentes especies en su jardín asegura una oferta diversa de néctar que mantendrá el interés de los colibríes.
- Evitar el uso de pesticidas: Los químicos pueden dañar tanto a las flores como a los colibríes. Es mejor optar por métodos naturales para el control de plagas.
- Priorizar plantas nativas: Estas garantizan una fuente de alimento adecuada para los colibríes y contribuyen al equilibrio del ecosistema en la región.
Algo importante es que debe evitar el uso de alimentadores artificiales y, en su lugar, promover la siembra de flores naturales. Los alimentadores pueden alterar el equilibrio biológico, perjudicando tanto la salud de los colibríes como la polinización de las plantas que dependen de ellos.
Plantas que puede cultivar y sus cuidados:
Astromelia
La Alstroemeria, o Astromelia, originaria de los Andes sudamericanos, es una planta perenne extraordinariamente versátil que cautiva por su belleza y diversidad cromática. Conocida también como Lirio del Perú o Lirio de los Incas, pertenece a un género que comprende aproximadamente 120 especies, caracterizándose por sus tallos erectos que pueden alcanzar hasta metro y medio de altura, coronados por flores en forma de ramillete con seis pétalos que exhiben una paleta de colores que incluye blanco, rosa, amarillo, morado, naranja y rojo intenso, frecuentemente decorados con manchas y rayas.
Esta planta se caracteriza por su notable tolerancia a la exposición solar, requiriendo abundante luz para lograr una floración óptima. Sin embargo, a pesar de esta afinidad, prospera mejor en ambientes frescos y húmedos, lo que la distingue de especies amantes del calor. Si desea cultivarla para los colibríes, debe saber que estos se sienten más atraídos a aquellas variedad que van de tonos rojos y anaranjados.
- Luz: La Alstroemeria necesita mucha luz, pero debe protegerse del sol directo en zonas muy calurosas para evitar quemaduras en las hojas, por ello es mejor ponerlas cerca a un balcón.
- Temperatura: Esta planta prospera en temperaturas diurnas de hasta 20 °C y nocturnas entre 4 °C y 10 °C. No tolera heladas ni temperaturas extremas, por lo que se recomienda protegerla o trasladarla al interior en climas fríos.
- Riego: Mantenga el riego moderado, asegurándose de que el sustrato esté seco antes de volver a regar. En climas cálidos, riegue semanalmente, mientras que en regiones más frías puede hacerlo cada 15 días. Evite el encharcamiento para prevenir la pudrición de las raíces.
- Plagas: La Alstroemeria es resistente, pero puede ser atacada por cochinillas algodonosas. Para controlarlas, retírelas manualmente con un pincel y lave la planta con jabón potásico. Mantenga condiciones estables de humedad, luz y temperatura para minimizar problemas.
Salvia
La salvia es un género de plantas sorprendentemente diverso, con entre 700 y 900 especies distribuidas por todo el mundo. Sus principales centros de biodiversidad son América Central y del Sur (con unas 500 especies), la cuenca del Mediterráneo y Asia Central (250 especies), y Asia Oriental (90 especies). Incluye hierbas anuales, bienales, perennes y pequeños arbustos leñosos. Estas plantas tienen tallos angulares, hojas que pueden ser lisas, dentadas o divididas, y flores agrupadas en racimos o panículas, con colores que van desde el azul y el rojo hasta el blanco y el amarillo.
La salvia tiene una estructura floral especial con un cáliz tubular y una corola en forma de dos labios que parece una garra. Estas plantas atraen a los colibríes, especialmente con sus flores rojas y azules, ya que les ofrecen néctar como alimento. A cambio, los colibríes polinizan las flores, ayudando a las salvias a reproducirse y expandirse.
- Luz: La salvia necesita mucha luz para desarrollarse bien, pero prefiere que sea indirecta.
- Riego: El riego debe ser moderado, evitando encharcar el sustrato para prevenir la pudrición de raíces. En su etapa adulta, se debe regar solo cuando el sustrato esté seco, mientras que en la etapa de crecimiento se debe mantener la humedad constante.
- Abono: La salvia requiere fertilización cada dos semanas con un abono rico en nitrógeno, fósforo y potasio. Es fundamental seguir las cantidades recomendadas en el producto para garantizar que reciba los nutrientes necesarios sin excederse.
- Plagas: Puede ser atacada por ácaros, babosas, pulgones, minadores de hoja, orugas y mosca blanca. Es importante revisar la planta regularmente y aplicar tratamientos adecuados si se detectan estas plagas para mantenerla sana.
Fucsias
La fucsia, un arbusto originario de Sudamérica y perteneciente a la familia Onagraceae, se distingue por su elegancia y vibrante belleza. Puede alcanzar entre 2 y 4 metros de altura, con ramas delgadas, hojas lanceoladas de bordes delicados y pecíolos de un tono rojizo. Su principal atractivo radica en sus espectaculares flores tubulares, con pétalos grandes y curvados que exhiben una paleta de colores diversa, que va desde el rosado y el morado hasta el rojo y el blanco.
La mayor diversidad de esta especie se concentra en la cordillera de los Andes, específicamente cerca de Chile y Argentina, adaptándose a una sorprendente variedad de hábitats desde zonas costeras hasta elevadas regiones montañosas. En este ecosistema, la fucsia establece una relación simbiótica fascinante con los colibríes, quienes se sienten irresistiblemente atraídos por sus flores de formas curvas y colores intensos.
- Luz: Las fucsias toleran bien el calor y pueden crecer a pleno sol en climas templados o cálidos. En interiores, deben ubicarse cerca de ventanas bien iluminadas para garantizar una exposición adecuada a la luz natural.
- Temperatura: Originarias de zonas tropicales, las fucsias prosperan en climas cálidos, pero no soportan temperaturas inferiores a los 7 °C. En lugares con inviernos fríos, es importante protegerlas en espacios resguardados para evitar daños por el frío.
- Riego: Durante la floración, necesitan riegos regulares para mantener el sustrato húmedo, evitando el encharcamiento. Se recomienda comprobar la humedad introduciendo un dedo en la tierra. También es beneficioso pulverizar las hojas con frecuencia, manteniendo las flores secas, para garantizar una adecuada humedad ambiental.
- Plagas: Las fucsias pueden enfrentar problemas como moho gris, oídio, manchas foliares y podredumbre de raíces, especialmente si la humedad es alta o el riego es excesivo. Para prevenir estas enfermedades, es fundamental garantizar un buen drenaje, riego moderado y adecuada ventilación.
Begonia
Las begonias son plantas extraordinariamente versátiles originarias de regiones tropicales y subtropicales de América, África y Asia, con una impresionante familia botánica que cuenta con cerca de 1.500 especies y alrededor de 10.000 variedades e híbridos. Su diversidad es tan notable que pueden encontrarse en diferentes formas: desde plantas herbáceas hasta pequeños arbustos, con hojas asimétricas y flores delicadas que pueden ser masculinas o femeninas.
Dentro de la familia de las begonias, existen tres tipos principales clasificados por su sistema de raíces: las begonias fibrosas, conocidas por su floración casi continua; las rizomatosas, famosas por su espectacular follaje con increíbles variaciones de color y textura; y las tuberosas, reconocidas por sus flores grandes y llamativas en una amplia gama de colores vibrantes. Los colibríes encuentran en estas plantas un refugio y fuente de alimento, especialmente atraídos por las flores de colores intensos, mientras las ayuda con su reproducción cuanto obtienen el néctar esencial para su supervivencia.
- Luz: La mayoría de las begonias necesitan una buena cantidad de luz, preferiblemente indirecta o tamizada, ya que la exposición prolongada al sol directo puede dañar sus hojas.
- Humedad: son amantes de la humedad, tanto en el sustrato como en el ambiente, pero sin encharcamientos. Lo ideal es regarlas desde el plato bajo la maceta, permitiendo que la planta absorba el agua que necesita sin mojar las hojas o flores, ya que esto puede dañarlas.
- Temperatura: Estas plantas tropicales prosperan en temperaturas cálidas, entre 13 °C y 22 °C, pero no toleran las heladas ni temperaturas extremas.
- Abonado: Durante la floración, las begonias de flor se benefician de un abono líquido diluido en el agua de riego cada 20 días. Las begonias de hoja, en cambio, requieren un fertilizante específico para plantas verdes aplicado con regularidad.
- Plagas: Trips, pulgones, ácaros, caracoles y babosas son las plagas más comunes que afectan a las begonias. Es fundamental estar atentos a los primeros signos de infestación para tratarlas de manera oportuna y proteger la planta.
Heliconias
Las Heliconias, también conocidas como platanillos o picos de tucán, son plantas herbáceas perennes originarias de las zonas tropicales de América del Sur, América Central, islas del Pacífico e Indonesia, que se distinguen por su extraordinaria belleza y diversidad. En Colombia, específicamente, se han identificado aproximadamente 110 especies, con un impresionante 75% de endemismo en la región Andina.
Estas plantas no son solo un elemento decorativo, sino verdaderos pilares ecológicos. Han desarrollado una relación simbiótica crucial con su entorno, ofreciendo recompensas a polinizadores como los colibríes y proporcionando alimento y refugio a diversas especies de aves e insectos. Sus robustas estructuras radiculares contribuyen a la retención de humedad, mejoran la calidad del suelo y actúan como guardianas naturales del agua, enriqueciendo los ecosistemas tropicales.
- Luz: La Heliconia requiere luz filtrada, ya que la exposición directa al sol puede quemar sus hojas.
- Riego: Necesita riego constante, pero sin encharcar el sustrato. Se debe regar profundamente cuando la capa superior del suelo esté seca al tacto, lo que generalmente ocurre dos veces por semana. Además, la planta requiere un ambiente con alta humedad, idealmente entre el 60% y el 80%, lo que es especialmente importante si se cultiva en interiores.
- Abono: Durante la temporada de crecimiento, la Heliconia se beneficia de un abonado regular. Utilice un fertilizante equilibrado que proporcione los nutrientes esenciales para su desarrollo. Aplicar el abono cada cuatro semanas en la época de mayor crecimiento ayudará a mantener la planta saludable y vigorosa.
- Plagas: Puede ser susceptible a plagas como los insectos de escama, que pueden provocar amarillamiento y crecimiento atrofiado. Se deben retirar manualmente las escamas y aplicar tratamientos naturales como aceite de neem o jabón potásico. Además, es importante controlar la pudrición de las hojas causada por hongos y bacterias, así como los escarabajos de las hojas, eliminándolos manualmente o usando soluciones ecológicas.
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