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Si usted tiene un niño en casa y desea que se acerque al mundo de las plantas, una de las mejores maneras de despertar su interés es permitirle cultivar especies fáciles, llamativas y seguras. Y es que la jardinería no solo ofrece momentos de esparcimiento y conexión con la naturaleza, sino que también fortalece habilidades como la observación, la paciencia, la responsabilidad y la curiosidad científica.
Elegir las plantas adecuadas puede marcar la diferencia entre una experiencia frustrante y una aventura llena de descubrimientos. Por eso, a continuación encontrará una selección de cinco especies perfectas para que los más pequeños comiencen su camino en el cuidado de las plantas: resistentes, de crecimiento interesante y con cualidades sensoriales que estimulan tanto la vista como el tacto y el olfato. Cada una de ellas ofrece oportunidades únicas de aprendizaje y disfrute.
Begonia rex
La begonia de hoja pintada (Begonia rex) es una planta perenne muy apreciada por su follaje decorativo. Proviene de los bosques de la India Oriental y es una de las begonias más populares por sus hojas llamativas. No crece mucho, suele alcanzar unos 40 cm de alto, y tiene tallos subterráneos gruesos llamados rizomas, de donde brotan sus grandes hojas, que pueden medir hasta 30 cm. Estas hojas son asimétricas, con tallos (pecíolos) cubiertos de pelitos que alcanzan los 35 cm. Su color es muy especial: una mezcla de verde oscuro con tonos metálicos, una franja plateada en el centro y bordes púrpuras. Además, gracias a los híbridos modernos, hoy en día se pueden encontrar en colores que van del verde al rojo, púrpura o violeta.
El principal atractivo de la Begonia rex radica en sus hojas grandes, dentadas y extraordinariamente coloridas, que compensan la insignificancia de sus flores rosadas. Debido a que sus hojas contienen menos clorofila verde que otras plantas, su proceso de fotosíntesis es más lento, por lo que requiere exposición solar diaria para mantener su vigor. A pesar de su espectacular follaje, es una planta resistente y fácil de cuidar, siendo especialmente atractiva para los niños por sus hojas grandes y llamativas.
Kalanchoe
Kalanchoe es un género de plantas suculentas perteneciente a la familia de las crasuláceas, con aproximadamente 170 especies aceptadas originarias principalmente de África tropical y Madagascar. Estas plantas se caracterizan por ser arbustos o herbáceas perennes que pueden alcanzar desde pocos centímetros hasta 6 metros de altura en el caso de Kalanchoe beharensis, aunque la mayoría no supera el metro. Sus hojas carnosas y cerosas almacenan agua, lo que les otorga una notable resistencia a la sequía, y presentan una amplia variedad de formas, colores y texturas que van desde el verde medio hasta el oscuro, con bordes que pueden ser lisos, crenados o dentados.
La Kalanchoe resulta especialmente atractiva para los niños por múltiples razones que la convierten en una excelente planta de introducción al mundo de la jardinería. Su naturaleza resistente y fácil cuidado permite que los pequeños experimenten el éxito en el cultivo sin frustraciones, mientras que sus hojas carnosas y coloridas despiertan la curiosidad táctil y visual. La capacidad de estas plantas para almacenar agua en sus hojas gruesas fascina a los niños, quienes pueden observar y tocar esta característica única de manera segura. Además, su larga floración y la variedad de colores brillantes mantienen el interés infantil, y su longevidad (pueden vivir más de 20 años con cuidados adecuados) permite que los niños desarrollen un vínculo duradero con su planta, aprendiendo responsabilidad y paciencia a través del cuidado de un ser vivo resistente y gratificante.
Planta de jade (Crassula ovata):
Crassula ovata, conocida comúnmente como árbol de jade o planta del dinero, es una planta suculenta perenne originaria de Sudáfrica y Mozambique, perteneciente a la familia Crassulaceae. Esta especie se caracteriza por sus ramas gruesas y hojas carnosas de 3 a 7 cm que crecen en pares opuestos, presentando un distintivo color verde jade que puede desarrollar tonos rojizos en los bordes cuando se expone a altos niveles de luz solar. Con un crecimiento arbustivo que puede alcanzar hasta 2 metros de altura, desarrolla un tronco central grueso que le confiere apariencia de pequeño árbol.
El árbol de jade resulta una opción excepcional para introducir a los niños en el mundo de la jardinería debido a su naturaleza extremadamente resistente y de bajo mantenimiento. Su capacidad para sobrevivir con poca agua elimina la preocupación por el riego excesivo o insuficiente, errores comunes en jardineros principiantes, permitiendo que los pequeños experimenten el éxito sin frustraciones. Las hojas carnosas y brillantes fascinan a los niños por su textura única y color atractivo, mientras que su crecimiento lento pero constante les permite observar cambios graduales y desarrollar paciencia.
Menta
La Mentha, conocida comúnmente como menta, es un grupo de plantas aromáticas que pertenecen a la familia de las Lamiáceas. Hay entre 13 y 18 especies diferentes, y crecen en muchos lugares del mundo, como Europa, Asia, África, Oceanía y América. Son plantas perennes (es decir, viven varios años) y pueden alcanzar hasta 1,20 metros de altura. Se reproducen fácilmente porque producen muchos tallos subterráneos y superficiales llamados estolones.
Sus hojas crecen en pares enfrentados, son simples, alargadas y con bordes dentados. Las flores son pequeñas, con forma de tubo y con pétalos desiguales.
La menta resulta una planta excelente para introducir a los niños en el mundo de la jardinería y la botánica por múltiples razones educativas y sensoriales. Su característica más destacada es el intenso aroma que desprenden sus hojas al ser tocadas, lo que proporciona una experiencia sensorial inmediata y memorable que fascina a los pequeños, estimulando su curiosidad científica sobre cómo las plantas producen fragancias. Su facilidad de cultivo y rápida propagación mediante estolones permite que los niños observen resultados tangibles en poco tiempo, reforzando su confianza e interés en la jardinería. Además, la menta ofrece oportunidades educativas únicas: los niños pueden explorar conceptos básicos de botánica al observar la estructura de sus hojas y flores, y descubrir aplicaciones prácticas al usar las hojas frescas en preparaciones culinarias seguras como tés o aguas aromáticas, conectando así la ciencia con la vida cotidiana de manera segura y estimulante.
Capuchina
La capuchina (Tropaeolum majus) es una planta ornamental anual originaria de Sudamérica que se ha convertido en una especie popular en jardines y parques de todo el mundo. Esta planta trepadora o rastrera se caracteriza por sus hojas suborbiculares peltadas de 3-10 cm de diámetro y sus llamativas flores con cinco pétalos desiguales en tonos que van desde el amarillo hasta el rojo intenso, pasando por naranjas vibrantes. Esta planta no solo destaca por su valor ornamental, sino también por ser completamente comestible, con hojas y flores que poseen un sabor picante similar al berro.
La capuchina es una buena planta para niños, debido a que su rápido crecimiento anual permite que los pequeños observen resultados tangibles en poco tiempo, desde la germinación hasta la floración, manteniendo su interés y motivación. Las flores grandes y coloridas capturan inmediatamente la atención infantil, mientras que sus hojas en forma de escudo y la estructura única de las flores con espolón ofrecen oportunidades perfectas para explorar conceptos básicos de anatomía vegetal. La característica más fascinante para los niños es que toda la planta es comestible y segura, permitiéndoles experimentar con los sentidos al probar las hojas y flores de sabor picante, conectando así la jardinería con la cocina de manera segura y educativa. Además, su capacidad para trepar o extenderse como rastrera enseña a los niños sobre diferentes formas de crecimiento vegetal, mientras que su facilidad de cultivo y resistencia los ayuda a desarrollar confianza en sus habilidades de jardinería sin el riesgo de fracasos frustrantes.
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