El cultivo de un huerto micológico en casa se ha vuelto cada vez más popular, pues combina el placer de observar el crecimiento de los hongos con la posibilidad de disfrutar de ingredientes frescos y nutritivos durante todo el año en nuestra mesa. Valorados por formar parte de nuestra dieta desde hace siglos, han ganado protagonismo en las huertas gracias a los avances en micicultura, que han simplificado su cultivo, haciéndolos no solo ideales para quienes buscan una conexión más profunda con los alimentos que consumen, sino para aquellos principiantes en cultivos orgánicos que desean adentrarse a este mundo.
Los hongos, organismos pluricelulares del reino Fungi, destacan por su estructura única compuesta por dos partes principales: la seta, visible y responsable de la reproducción, y el micelio, una red subterránea encargada de la alimentación. Estos organismos obtienen nutrientes mediante la absorción de compuestos orgánicos y abarcan una asombrosa diversidad, que va desde diminutas levaduras microscópicas hasta majestuosos macrohongos visibles a simple vista. Su increíble variedad morfológica incluye formas coloridas, esponjosas, redondeadas o de tallo robusto, lo que los convierte en un fascinante objeto de estudio tanto para la ciencia como para la gastronomía.
Para cultivar hongos, Samantha Yepes Chará, fundadora de la empresa Fungi Hongos, aconseja comenzar por seleccionar cuidadosamente la especie a cultivar, ya que algunas son más adecuadas para principiantes debido a su facilidad de adaptación y cuidado. Entre las que se destaca son:
- Las Orellanas (Pleurotus ostreatus): sobresalen como la opción más accesible para novatos en el cultivo de setas. Su extraordinaria versatilidad no solo radica en su facilidad de cultivo, sino también en su increíble adaptabilidad culinaria, permitiendo preparaciones que van desde salteados crujientes hasta elaboraciones más complejas como empanizados o rellenos.
- El Shiitake (Lentinula edodes), originario de Asia oriental, representa una opción más especializada.. Profundamente arraigado en la tradición culinaria japonesa y china, este hongo destaca por su sabor umami intenso y su textura carnosa, lo que lo convierte en un ingrediente predilecto de chefs y entusiastas de la gastronomía. Su cultivo requiere condiciones más controladas, pero ofrece una recompensa extraordinaria en términos de sabor y valor nutricional.
- El champiñón (Agaricus bisporus), probablemente el más reconocible para el consumidor promedio, es el rey de los hongos en los supermercados mundiales. Sin embargo, su cultivo representa un desafío más complejo que requiere condiciones ambientales muy específicas de temperatura, humedad y sustrato. A pesar de su aparente simplicidad visual, cultivar champiñones de calidad demanda conocimientos técnicos precisos y un control meticuloso de las condiciones de crecimiento, lo que lo convierte en un reto para los cultivadores más experimentados.
¿Qué cuidados necesita para comenzar a cultivar?
Cultivar hongos en casa no solo es una experiencia gratificante, sino que también es una excelente forma de incluir un complemento saludable en la alimentación. Los hongos, ricos en fibra, potasio y selenio, y bajos en calorías y grasas, se adaptan bien a cualquier dieta. Además, crecen mejor bajo techo, donde es más sencillo controlar factores clave como la luz y la temperatura, lo que convierte esta práctica en una opción ideal para quienes buscan cultivar sus propios alimentos.
Una vez que escoja la variedad de hongo que quiere cultivar, el primer paso crítico es establecer condiciones de absoluta pureza, lo que se conoce técnicamente como asepsia. Este proceso es fundamental porque los hongos son extremadamente sensibles a la contaminación por otros microorganismos. La preparación del espacio de cultivo requiere una limpieza exhaustiva que va más allá de la simple higiene cotidiana. Se necesita desinfectar minuciosamente todas las superficies utilizando agentes como alcohol o agua oxigenada, creando un ambiente casi quirúrgico. La estrategia de usar mecheros o velas alrededor del área de trabajo no solo ayuda a mantener un ambiente estéril, sino que también crea una barrera térmica que inhibe la proliferación de microorganismos no deseados.
Una vez que se hayan considerado los cuidados previos, es esencial preparar adecuadamente el sustrato para el cultivo de hongos, un proceso que requiere atención y precisión técnica. Los materiales más comunes para este fin incluyen paja, bagazo de caña, tamo de arroz, hojas de maíz secas y aserrín o otros como fibra de coco, café molido y estiércol. Cada uno de estos sustratos ofrece un ambiente nutricional único, que favorece el desarrollo de las setas y afecta directamente la calidad y el rendimiento de la cosecha.
- El proceso comienza colocando el sustrato dentro de un recorte de tela de polisombra, el cual estará dentro de una olla a presión. Esto facilita un control preciso de la humedad y la temperatura durante la esterilización y garantiza un ambiente libre de competidores microbiológicos.
- El material se sumerge en agua caliente, no solo como un lavado, sino como el primer paso para higienizarlo y acondicionar su estructura. Al calentar el sustrato entre 60°C y 85°C, se eliminan microorganismos dañinos y se prepara la estructura celulósica para una mejor absorción de nutrientes.
- Después de este proceso, el sustrato debe enfriarse gradualmente hasta alcanzar los 40°C, permitiendo la inoculación del micelio sin riesgo de dañar las delicadas estructuras fúngicas.
- Para comenzar a cultivar tenga en cuenta que el sustrato debe estar húmedo, pero no saturado, emulando las condiciones de un bosque después de una lluvia ligera, donde el suelo está mojado pero no encharcado.
A continuación, puede proceder a añadir los micelios al sustrato, teniendo en cuenta lo siguiente:
- Preparación del Recipiente: Comience cortando la parte superior del envase donde colocará el sustrato preparado. Luego, haga seis agujeros en la base para asegurar un drenaje adecuado y desinfecte minuciosamente el interior. Inserte una capa de sustrato en el fondo del recipiente, esparciéndolo uniformemente. Luego, coloque algunas semillas con micelio sobre el sustrato. Repita este proceso hasta llenar tres cuartas partes del recipiente.
- Ambiente Controlado: Una vez preparado el recipiente, se introduce en una bolsa de plástico semi-abierta, creando un microclima que mantiene la humedad sin impedir completamente la circulación de aire. Este microambiente es crucial durante las primeras semanas, cuando el micelio está estableciéndose y desarrollando su red de nutrición. El control de la humedad, la temperatura y la ventilación son fundamentales para evitar la proliferación de microorganismos no deseados y favorecer el crecimiento específico de las setas elegidas.
Luego solo debe controlar las condiciones ambientales, es por esto que tenga en cuenta lo siguiente:
“El cultivo de hongos es un arte delicado que depende fundamentalmente del control preciso de las condiciones ambientales. La temperatura se revela como un factor crítico, con un rango óptimo que oscila entre 15 y 25 grados Celsius, aunque es importante comprender que cada especie puede tener ligeras variaciones en sus requerimientos específicos. Este margen térmico no es arbitrario, sino que representa el equilibrio perfecto que permite al micelio desarrollarse vigorosamente sin sufrir estrés térmico” explicó Yepes.
Luego, es fundamental garantizar un ambiente con una humedad relativa entre el 80% y 90%, recreando las condiciones de los bosques húmedos donde muchos hongos prosperan de manera natural. Este nivel de humedad no solo mantiene hidratado el sustrato, sino que también optimiza los procesos metabólicos del hongo, facilitando la absorción de nutrientes y el crecimiento eficiente de su estructura.
Yepes menciona que la iluminación representa el tercer factor, pero de una manera completamente diferente a como las plantas lo requieren:
“Los hongos no necesitan luz intensa ni directa, sino apenas un tenue resplandor que les sirva como guía de crecimiento, funcionando casi como un faro microscópico que orienta su expansión. De hecho, la oscuridad no solo no les perjudica, sino que muchas especies la prefieren, reproduciendo las condiciones subterráneas o dentro de troncos y cavidades donde naturalmente se desarrollan. Esta característica los distingue radicalmente de otros organismos fotosintéticos”, explicó.
Tenga cuidado con los contaminantes
El mundo de los hongos cultivados es un ecosistema microscópico increíblemente delicado, donde la más mínima alteración puede transformar un próspero cultivo en un proyecto fallido. La contaminación representa uno de los mayores desafíos para los cultivadores, pues los hongos pueden ser contaminados por otros hongos que compiten por el mismo espacio y recursos nutritivos.
“Estos contaminantes pueden manifestarse a través de señales visuales y sensoriales distintivas. Por ejemplo, las manchas de colores diferentes al micelio original son claras señales de alerta, indicando la presencia de organismos no deseados que pueden afectar gravemente el desarrollo del cultivo. La prevención se convierte, por tanto, en la estrategia clave. Los signos de contaminación no se limitan a las manchas de color: también incluyen olores inusuales, deformaciones anómalas en las setas y cambios sutiles en la textura del sustrato. Cada detalle es importante, y la habilidad para reconocer estos indicadores puede ser decisiva para salvar o perder un cultivo completo”, subrayó Yepes
Agregó que cuando la contaminación es inevitable, la intervención debe ser rápida y precisa. El protocolo de acción implica aislar inmediatamente el cultivo afectado, eliminar la zona contaminada con precisión y desinfectar exhaustivamente el área circundante.
Cosecha
El último paso es la cosecha, ¿y cómo sabe que está en el punto ideal? pues la recolección se determina cuando la seta alcanza su madurez completa, específicamente cuando el sombrero se ha abierto totalmente y las láminas inferiores están perfectamente desarrolladas, preparadas para liberar sus esporas. Este momento no solo significa el punto máximo de crecimiento, sino también el instante preciso donde la seta ha acumulado la mayor concentración de nutrientes y sabores.
Si desea conservar los hongos, Yepes recomienda deshidratarlos, un método que permite una conservación prolongada con la ventaja adicional de poder rehidratarlos posteriormente para su uso culinario. Otra opción es la congelación, que preserva el sabor y la textura originales de los hongos. Sin embargo, la refrigeración resulta ser la opción con menor capacidad de conservación a largo plazo, limitando significativamente el tiempo de consumo de estos delicados hongos.
“Lo más importante es tener en cuenta factores clave como la higiene, ya que es esencial trabajar siempre con guantes o manos meticulosamente limpias, y desinfectar con alcohol todos los utensilios que se vayan a utilizar. Otro factor crucial es la ventilación, para evitar la acumulación de humedad y prevenir el desarrollo de hongos contaminantes. Además, es fundamental considerar los cuidados específicos de cada especie de hongo para asegurar su desarrollo adecuado”, finalizó.
🌳 ☘️ 🌿 Encuentre en La Huerta toda la información sobre plantas, jardinería, cultivos y siembra. 🍂🌺 🌼