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¿Cómo diferenciar una flor de loto de un nenúfar?

El loto y el nenúfar son plantas acuáticas similares a simple vista, pero tienen diferencias claves. Aquí le decimos algunas.

La Huerta

11 de junio de 2025 - 05:45 p. m.
Es conocida como "la flor en el humo"
Foto: Pixabay
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Si usted es nuevo en el mundo de las plantas —y más aún en el fascinante universo de las acuáticas— es probable que se haya encontrado con uno de los dilemas más comunes entre quienes comienzan a explorar este ámbito: ¿cuál es la diferencia entre un loto y un nenúfar? Aunque a simple vista pueden parecer similares por sus flores llamativas, en realidad pertenecen a familias distintas y presentan características únicas que vale la pena conocer.

Primero lo primero: antes de entrar en comparaciones, es necesario observar con detalle las características de cada planta para comprender por qué resulta tan fácil confundir al loto con el nenúfar.

Empecemos por el loto sagrado, conocido científicamente como Nelumbo nucifera. Esta planta no solo es admirada por su belleza, sino también por su profundo valor simbólico en muchas culturas asiáticas. No en vano se le conoce también como flor de loto, loto indio o incluso rosa del Nilo. Una de sus cualidades más sorprendentes es la longevidad de sus semillas, que pueden permanecer viables por siglos y germinar después de más de mil años.

Botánicamente, el loto sagrado es una planta acuática con hojas grandes, redondas y peltadas —es decir, con el pecíolo en el centro de la hoja— que pueden flotar o elevarse por encima del agua. Estas hojas, que alcanzan hasta un metro de diámetro, son hidrofóbicas: el agua resbala sobre ellas sin dejar rastro. Sus rizomas, gruesos y ramificados, se extienden por el fondo de los estanques y pueden medir hasta 20 metros, asegurando un anclaje firme.

Sus flores, que crecen siempre debajo de estas hojas áreas, suelen emerger por encima del agua, además cuenta con pétalos que van del rosa al blanco y una fragancia dulce. Cada flor puede medir hasta 23 centímetros de diámetro. En su interior, el receptáculo que alberga las semillas es igualmente llamativo, con forma de cápsula invertida, lo que le da al fruto del loto una apariencia muy particular, fácil de reconocer incluso cuando la flor ya ha caído.

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Por otro lado, tenemos los nenúfares, agrupados en el género Nymphaea. Estas plantas han sabido adaptarse a una amplia variedad de ambientes acuáticos en todo el mundo, desde lagunas tropicales hasta charcas templadas. Si algo los distingue es su gran diversidad: hay nenúfares blancos, amarillos, rosados, azules e incluso rojos, con una gama de formas y tamaños que los hace ideales para estanques y jardines acuáticos.

A diferencia del loto, las hojas de los nenúfares flotan siempre sobre la superficie y se conectan directamente a rizomas que pueden ser horizontales o erectos. Sus flores, aunque también solitarias, tienen estructuras diferentes: pétalos más numerosos y estambres que pueden parecer pétalos por su forma. Además, según la especie, pueden abrirse de día o de noche, dependiendo del tipo de polinizador que atraigan —abejas en el día, escarabajos en la noche—.

¿Cómo diferenciar un loto de un nenúfar?

Aunque desde sus características ya vemos que tienen diferencias notables (como sus hojas y sus flores), a muchas personas todavía se les hace difícil distinguir entre un loto y un nenúfar. Y no es raro: ambas son plantas acuáticas muy atractivas, pero si uno se fija bien, hay detalles que marcan la diferencia y pueden ayudarle tanto a identificarlas como a escoger la que mejor se adapte a su estanque.

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La primera diferencia es la posición de las flores:

  • Loto: sus flores se elevan varios centímetros por encima del agua gracias a tallos largos y firmes, lo que crea un efecto más vertical.
  • Nenúfar: sus flores flotan sobre la superficie o apenas la rozan, creando un efecto más plano y extendido.

Otra diferencia clara está en las hojas:

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  • Las del loto son redondas, completamente lisas y también se alzan sobre el agua, como si fueran platos sostenidos en el aire. Además, son hidrofóbicas.
  • Las del nenúfar, en cambio, flotan directamente y tienen una muesca o corte que les da una forma parecida a un corazón o una pezuña.

Sin embargo, hay otros aspectos que pueden ayudarle a decidir:

1. Duración de las flores:

  • Las del nenúfar suelen durar más y hay variedades que abren al caer la noche, perfectas para quienes disfrutan del jardín después del atardecer.
  • Las del loto tienden a marchitarse más rápido, pero dejan una cápsula de semillas muy particular, parecida a una regadera pequeña, que puede aportar un toque decorativo incluso después de la floración.

2. Facilidad de cuidado:

  • Los nenúfares son más resistentes y tolerantes, lo que los convierte en una mejor opción para principiantes o climas variables.
  • El loto, aunque hermoso, necesita un poco más de espacio, luz y constancia en el mantenimiento.

¿Cuál conviene más para su estanque y cuáles son sus cuidados?

Si el espacio es amplio y busca una planta que aporte altura, el loto puede ser la elección ideal. Pero si su estanque es más pequeño, o quiere algo de bajo mantenimiento que florezca con facilidad, el nenúfar es una apuesta segura.

Se pueden tener ambos en un mismo estanque, pero solo si hay suficiente espacio y recursos, ya que tienden a competir entre sí. En todo caso, conocer estas diferencias le permitirá tomar una decisión informada y disfrutar al máximo de su jardín acuático.

Cuidados para el Nenúfar

  • Profundidad del agua: 30 a 90 cm, según la especie. Las variedades tropicales prefieren aguas más profundas.
  • Luz solar: Mínimo 5-6 horas de sol directo al día para asegurar buena floración.
  • Sustrato y maceta: Use sustrato nutritivo en macetas anchas y bajas. Coloque piedras encima para evitar que floten.
  • Fertilización: Fertilizantes acuáticos de liberación lenta durante la temporada de crecimiento.
  • Poda y limpieza: Retire hojas y flores marchitas para mantener el agua limpia.
  • Plagas comunes: Pulgones acuáticos, caracoles y larvas. Trate de forma manual o con productos ecológicos.

Cuidados del loto

  • Ubicación y luz: En estanques sin fugas, bien soleados (mínimo 6 h de sol). Sensible al frío: proteja en invierno si vive en clima templado o frío.
  • Sustrato: Mezcla de arena de río, tierra de jardín y sustrato universal, con buen drenaje para evitar pudrición.
  • Plantación: Ideal en primavera. Fije el rizoma con piedras hasta que enraíce bien.
  • Riego: No necesita riegos adicionales si está en un estanque. Solo mantenga el nivel de agua adecuado.
  • Poda y limpieza: Retire hojas y flores secas para evitar descomposición y hongos.
  • Plagas: Es resistente. Vigile solo por aparición de hongos.

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