Colombia es un país tropical excepcional, privilegiado con una diversidad de climas que permite cultivar casi cualquier producto durante todo el año. A diferencia de otras regiones del mundo, aquí no se depende de las estaciones para sembrar: la tierra está siempre lista. Sin embargo, esta ventaja natural no significa que todo pueda plantarse en cualquier lugar. Para tener una huerta, un jardín o emprender un cultivo exitoso, es clave conocer los pisos térmicos del país y saber qué especies se adaptan mejor a cada uno de ellos.
Esta diversidad de climas se debe a dos factores clave: su ubicación en la zona tropical y el relieve montañoso que le brinda la Cordillera de los Andes. Gracias a ello, Colombia cuenta con varios pisos térmicos —cálido (0-1000 m), templado (1000-2000 m), frío (2000-3000 m), páramo (3000-4200 m) y nieves perpetuas (más de 4200 m)— que definen no solo el clima, sino también la flora, la fauna y los cultivos posibles en cada región. Esta clasificación resulta fundamental para tomar decisiones de cultivo acertadas y aprovechar al máximo el potencial de cada zona, ya que cada piso térmico presenta condiciones muy particulares que inciden directamente en lo que se puede sembrar y cómo cuidarlo.
Por ejemplo, en las tierras cálidas, donde predominan temperaturas cercanas a los 28°C, se cultivan frutas tropicales y abundan ecosistemas como manglares y cocoteros. En las zonas templadas, con climas moderados entre 17°C y 24°C, se destacan los cafetales, los guaduales y una gran variedad de aves. Y en las tierras frías, con promedios de 14°C, prosperan cultivos como la papa y el maíz, acompañados de paisajes dominados por frailejones y eucaliptos. Así, cada piso térmico no solo determina el paisaje, sino también las posibilidades de vida y cultivo que ofrece.
¿Qué debe tener en cuenta en cada tipo de clima?
Según Luis Hernando Estupiñán, biólogo, magíster en Biología Vegetal y doctor en Ciencias Ambientales, y actualmente profesor investigador del Programa de Ciencias Ambientales de la U.D.C.A., al momento de seleccionar plantas según el piso térmico en el que se habita, es fundamental considerar diversos factores ambientales que van más allá de la simple ubicación en una franja altitudinal. Por ejemplo, la altitud no solo determina la altura sobre el nivel del mar, sino que influye directamente en variables como la radiación solar, la temperatura o la humedad relativa, elementos clave para la adaptación vegetal.
“La altitud ejerce una influencia decisiva en la forma en que las especies vegetales se ajustan a su entorno, especialmente por la variación en los niveles de radiación solar. A mayor altitud, las condiciones de luz se intensifican, y las plantas han desarrollado capacidades específicas para tolerar esta exposición. Esto genera patrones claros de distribución y comportamiento vegetal a lo largo de los diferentes pisos térmicos del país”, aclaró el experto.
En las zonas más elevadas, las plantas de páramo han evolucionado mecanismos especializados que les permiten resistir altos niveles de radiación ultravioleta. Estas adaptaciones incluyen modificaciones morfológicas y fisiológicas que protegen sus tejidos y sistemas fotosintéticos de los efectos potencialmente dañinos de la radiación solar intensa.
Conforme descendemos en altitud, encontramos especies adaptadas progresivamente a niveles más moderados de radiación. Este patrón refleja la relación directa entre la altitud y la intensidad de radiación recibida por la vegetación.
“Para lograr que un jardín o huerta sea exitosa, lo más importante es saber con claridad a qué altura está ubicado el terreno, ya que esto permite escoger plantas que realmente se adapten al clima del lugar. No basta con conocer la altitud: también hay que tener en cuenta factores como la radiación solar, la humedad, la temperatura y las lluvias. Por ejemplo, un árbol frutal es complicado que sobreviva de forma correcta en una zona alta como Bogotá, donde el frío, la luz intensa y las lluvias constantes pueden afectarlo seriamente, causando que de pocos frutos o floración. Por eso, siempre es mejor elegir especies que ya estén adaptadas a esas condiciones específicas", explicó.
Por otro lado, los pisos térmicos son otra variable que se debe conocer, pues dentro de una misma franja pueden existir microclimas con condiciones muy distintas —como variaciones en humedad, exposición solar, tipo de suelo o corrientes de aire— que también influyen significativamente en el desarrollo de las plantas.
“En zonas de clima frío es posible encontrar tanto plantas adaptadas a ambientes xerofíticos (secos) como aquellas propias de entornos húmedos. Por ello, resulta esencial determinar, más allá del piso térmico común, las condiciones particulares” dijo el docente
Estas son:
- Humedad ambiental y del suelo
- Intensidad de radiación solar
- Exposición al viento
- Topografía local
- Composición del suelo
Estos elementos microclimáticos son decisivos para garantizar que las especies vegetales seleccionadas no solo sobrevivan, sino que prosperen en su entorno específico, aun cuando pertenezcan al mismo piso térmico general.
“Sin embargo, lo más importante a la hora de seleccionar especies vegetales para cualquier piso térmico en Colombia es optar por plantas nativas, ya que estas están naturalmente adaptadas a las condiciones específicas de su entorno, lo que las hace más resistentes y sostenibles”, puntualizó.
Piso térmico cálido (0–1000 m s. n. m.):
Según el experto, este piso se caracteriza por temperaturas elevadas, pero es clave distinguir entre cálido húmedo y cálido seco, ya que sus condiciones ambientales varían considerablemente. Por eso, al momento de elegir qué plantar, lo más importante es tener en cuenta las particularidades del clima local. La guía más confiable son las especies nativas ya presentes en la zona, que han desarrollado adaptaciones específicas al calor, la humedad o la escasez de agua.
Plantas recomendadas:
- Cálido húmedo: cacao, plátano, guayaba, achiote, y plantas como la heliconia o el balso.
- Cálido seco: tamarindo, ceiba, trupillo, y cactus o suculentas nativas como el Melocactus.
Piso térmico templado o medio (1000–2000 m s. n. m.):
Estupiñán explica que en Colombia, por ser un país tropical, no existe un clima templado como el que se conoce en países del hemisferio norte. Lo que aquí se suele llamar “templado” en realidad corresponde a zonas de clima medio o incluso frío. En estas regiones, algunas especies traídas de climas templados —como los pinos— pueden adaptarse, pero también pueden generar efectos negativos en los ecosistemas. Por eso, lo más recomendable es preferir siempre especies nativas, que ya están adaptadas a las condiciones del entorno y no representan un riesgo ambiental.
Plantas recomendadas:
- Guayacán rosado, yarumo, arrayán, sietecueros, café, y frutales como la granadilla o la mora.
- Ornamentales como el jazmín del cabo o el duranta, siempre que sean variedades adaptadas al medio.
Piso térmico frío (2000–3000 m s. n. m.):
Aquí las temperaturas son más bajas y pueden presentarse heladas o cambios bruscos en el clima. Por eso, es esencial evitar plantas sensibles al frío.
Plantas recomendadas:
- Frailejón, cucharo, aliso, chilco, y cultivos como la papa criolla, la cebolla larga y el maíz andino.
Consejos que debe tener en cuenta
“Un error común es pensar que las plantas al clasificarla como “de tierra caliente” o “de tierra fría” es suficiente. Esta clasificación es útil como referencia, pero simplifica demasiado las necesidades reales de las plantas. Aunque dos lugares puedan estar a una altitud similar (y pertenecer al mismo piso térmico), las condiciones ambientales pueden ser muy diferentes. Por ejemplo, uno puede tener un clima cálido y húmedo, mientras que el otro sea cálido pero seco, o uno puede recibir mucha luz directa mientras el otro tiene sombra. Factores como la humedad del aire y del suelo, la radiación solar y el tipo de suelo pueden variar mucho, y es precisamente eso lo que afecta la adaptación de una planta", dijo el experto.
Cuando trasladamos una planta desde su ecosistema natural a otro piso térmico diferente, estamos alterando simultáneamente múltiples factores ambientales críticos:
- La intensidad de radiación solar, que varía significativamente con la altitud
- La humedad relativa del aire, que puede diferir drásticamente entre zonas
- Las condiciones de circulación atmosférica, incluyendo tanto la velocidad como la dirección predominante del viento
Todos estos factores ejercen una influencia determinante en el desarrollo, la fisiología y la productividad de las especies vegetales. Por ello, la aproximación ideal consiste en trabajar preferentemente con especies adaptadas naturalmente a las condiciones específicas de cada localidad.
Sin embargo, es posible implementar técnicas de adaptación que permitan el cultivo de especies propias de otros pisos térmicos. Por ejemplo, en Bogotá (ubicada a una altitud considerable) podemos cultivar especies típicamente asociadas con climas cálidos como el café o el plátano. Aunque estas plantas pueden sobrevivir y desarrollarse vegetativamente, es importante reconocer que su capacidad productiva estará comprometida en estas condiciones no óptimas. Su valor en este contexto se orienta principalmente hacia aplicaciones ornamentales o educativas, más que comerciales o alimentarias.
Para facilitar esta adaptación, disponemos de diversas estrategias de modificación microclimática:
- La implementación de invernaderos que permiten controlar temperatura y humedad
- El uso de polisombras para regular la intensidad lumínica
- La creación de microhábitats que emulan las condiciones del ecosistema original
Estas intervenciones tecnológicas nos permiten recrear, en la medida de lo posible, las condiciones ambientales que las plantas experimentarían en sus hábitats naturales. Mediante estos sistemas de control ambiental, podemos expandir significativamente el rango de especies cultivables en un determinado piso térmico, aunque siempre reconociendo las limitaciones inherentes a estos sistemas artificiales de adaptación.
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