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El descenso de las temperaturas enfría el suelo, daña las raíces y detiene la absorción de agua y nutrientes. Los efectos más visibles —hojas secas, tallos quebradizos o ausencia de brotes— aparecen cuando el daño ya está hecho.
Para prevenirlo, los jardineros recurren a un método sencillo y natural que protege las raíces y conserva la humedad del suelo durante los meses fríos: añadir una capa de material sobre la tierra. Esta técnica, conocida como mulching o acolchado, actúa como un aislante térmico con materiales como paja, hojas secas, corteza de pino o compost, y ayuda a que las plantas soporten el invierno sin sufrir daños.
¿Qué es y cómo actúa el mulching?
El mulching consiste en cubrir la base de las plantas con una capa de entre cinco y diez centímetros de materiales naturales. Su objetivo es crear una barrera que mantenga estable la temperatura del suelo y evite que el frío llegue a las raíces. Además, ayuda a conservar la humedad y reduce la pérdida de nutrientes, algo esencial cuando las lluvias son escasas o el viento reseca la tierra.
Este método es especialmente eficaz durante los meses más fríos, ya que protege las raíces de las heladas y mantiene el equilibrio térmico sin impedir que la tierra respire. A medida que el material se descompone, también enriquece el suelo con materia orgánica, mejorando su estructura y fertilidad de cara a la primavera.
Cómo aplicarlo correctamente
Antes de colocar el acolchado, conviene limpiar bien la zona y retirar hojas secas o malas hierbas. El suelo debe estar ligeramente húmedo, pero no encharcado. A continuación, se extiende el material elegido —paja, hojas secas, compost, corteza de pino o restos de poda triturados— en una capa uniforme alrededor del tallo, sin llegar a cubrirlo por completo para evitar el exceso de humedad o la aparición de hongos.
En macetas, la aplicación resulta igual de útil. Es importante revisar que el sustrato drene bien el agua y cubrir la superficie con unos pocos centímetros de material. Esta protección actúa como un abrigo natural frente a las heladas nocturnas y mantiene estable la temperatura del recipiente.
Otras medidas para proteger las plantas del frío
El acolchado puede combinarse con otras medidas sencillas para reforzar la protección. Las mantas térmicas o velos de hibernación permiten cubrir las partes más expuestas sin impedir el paso del aire ni de la luz. En el caso de las plantas en macetas, colocarlas junto a una pared o bajo un porche ayuda a reducir la exposición directa al viento y a las heladas.
También es importante ajustar el riego: durante los días más fríos, lo ideal es regar a media mañana, cuando el sol ya ha templado el ambiente. El exceso de agua puede congelarse y dañar las raíces, pero una tierra ligeramente húmeda ofrece mejor protección.
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