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Cuatro plantas fáciles de cultivar en un sistema hidropónico y sus cuidados

La hidroponía es una forma práctica y eficiente de cultivar en casa, ideal para comenzar con estas cuatro plantas aromáticas y comestibles que crecen muy bien sin tierra.

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La  Huerta
04 de abril de 2025 - 10:46 p. m.
El cultivo hidropónico es aquel que prescinde totalmente de la tierra para cultivar los alimentos
El cultivo hidropónico es aquel que prescinde totalmente de la tierra para cultivar los alimentos
Foto: Pexels - Pragyan Bezbaruah
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La hidroponía es una alternativa práctica y eficiente para cultivar plantas en casa sin necesidad de tierra. Este método permite un mayor control sobre los nutrientes, ahorra agua y reduce el riesgo de plagas y enfermedades. Gracias a estos beneficios, es ideal para quienes desean tener un huerto doméstico, incluso en espacios reducidos.

A continuación, se presentan cuatro plantas aromáticas y comestibles que se adaptan muy bien a sistemas hidropónicos y son perfectas para quienes se inician en esta técnica.

Lechuga

La lechuga, planta anual perteneciente a la familia Asteraceae, ha recorrido un largo camino desde sus orígenes mediterráneos hasta Siberia para convertirse en un cultivo globalizado que engalana mesas alrededor del mundo. Su sorprendente versatilidad se manifiesta en una amplia gama de variedades que deleitan con diferentes formas, colores y texturas – desde los compactos y crujientes cogollos tipo iceberg hasta las delicadas hojas festoneadas que añaden carácter a cualquier plato. Durante su ciclo vital de 65-130 días, los agricultores cuidan meticulosamente de no permitir su floración, momento en que desarrollaría un sabor amargo que comprometería su valor culinario, evidenciando así siglos de selección humana dirigida a mejorar características como tamaño, sabor y resistencia.

En el contexto colombiano, el panorama agrícola se enriquece con cinco variedades principales que conforman la paleta verde del país: la refrescante Iceberg con sus hojas crujientes perfectamente acogolladas, la elegante Romana de porte erguido, la versátil Hoja roble con sus características formas onduladas, la distinguida Batavia que sorprende con sus tonos morados, y la Butterhead de textura mantecosa que se deshace en el paladar. Aunque cada variedad expresa su propia personalidad en el plato, todas comparten exigencias similares de cultivo y ofrecen un abanico de beneficios nutricionales que las han convertido en componentes indispensables de ensaladas, sopas, sándwiches y numerosas preparaciones de la gastronomía contemporánea.

La lechuga, además de ser un pilar en la gastronomía, se ha consolidado como una de las protagonistas en los sistemas hidropónicos gracias a su rápido desarrollo y notable adaptabilidad. Variedades como la verde, la roja o la romana encuentran en este método un entorno ideal para crecer vigorosamente, permitiendo cosechas continuas y hojas siempre frescas, tiernas y crujientes, listas para enriquecer múltiples preparaciones en cuestión de semanas.

Cuidados:

  • Limpieza, trasplante y condiciones del sistema: Antes del trasplante, las plántulas deben limpiarse para retirar el sustrato inerte que acompaña sus raíces. Luego, se insertan en cubos de espuma agrícola que encajan en los orificios de los tubos de PVC, dispuestos a una distancia de 30 cm entre cada uno. El sistema debe estar previamente desinfectado y el agua debe alcanzar la mitad del tubo para asegurar contacto con la solución nutritiva y permitir circulación de oxígeno.
  • Condiciones básicas para el cultivo en casa: Para tener éxito con un cultivo de lechugas hidropónicas en casa, es esencial garantizar una fuente de luz adecuada, preferiblemente luz solar directa durante 6 a 8 horas diarias, o en su defecto, lámparas LED de espectro completo. Además, se debe mantener un control constante del nivel de agua, asegurando que las raíces permanezcan hidratadas con una solución nutritiva que se renueve con regularidad. El pH del agua debe mantenerse entre 5.5 y 6 para un desarrollo óptimo de la planta.
  • Sistema hidropónico y nutrición de las plantas: Una forma fácil de empezar a cultivar lechuga en casa es con el método Kratky, que consiste en poner las plantas en un recipiente con agua y nutrientes sin necesidad de bombas ni electricidad. Es muy práctico porque no requiere mucho mantenimiento. Para alimentar bien las plantas, se usa una mezcla especial llamada solución nutritiva, que contiene nitrógeno (N), fósforo (P) y potasio (K).
  • Manejo, podas y control sanitario: Una buena práctica es realizar podas regulares para eliminar hojas dañadas o enfermas, lo que permite que la planta enfoque su energía en producir nuevas hojas sanas. Asimismo, es vital mantener una vigilancia constante para detectar plagas o enfermedades, optando por métodos naturales como el uso de jabón insecticida o extracto de neem. La limpieza del sistema también debe realizarse con frecuencia para prevenir la acumulación de agentes patógenos.

Albahaca

La albahaca (Ocimum basilicum), conocida también como hierba real, basílico o alhábega, es una planta aromática popular en el mundo botánico que ha trascendido fronteras desde sus orígenes en las regiones tropicales de África Central y el sudeste asiático, donde se cultiva desde hace milenios. Esta planta anual, perteneciente a la familia de las lamiáceas, se caracteriza por su porte elegante, pero modesto (entre 30 y 130 cm), sus distintivas hojas opuestas de verde lustroso con textura sedosa, y sus flores tubulares blancas o violáceas que atraen a los insectos polinizadores.

En el ámbito culinario, la albahaca ha conquistado paladares alrededor del mundo con su versátil perfil aromático que varía según la región – desde las variedades asiáticas con notas intensas similares al clavo o anís, hasta las más suaves expresiones europeas. Su presencia es fundamental en la cocina mediterránea, donde se incorpora tanto fresca como seca en ensaladas, sopas, guisos y, particularmente, como ingrediente estrella de la emblemática salsa italiana pesto.

La albahaca, además de su valor gastronómico, es una planta ideal para cultivar en casa mediante sistemas hidropónicos. Su rápido crecimiento y la facilidad de cuidado la convierten en una excelente opción tanto para principiantes como para aficionados a la jardinería. En este tipo de cultivo, la planta desarrolla hojas abundantes y con un aroma intenso, perfectas para ser utilizadas frescas en preparaciones culinarias. Su fragancia no solo aporta un toque especial a la cocina, sino que también llena el espacio con una agradable sensación de frescura.

Cuidados:

  • Germinación y temperatura adecuada Cultivar albahaca hidropónica comienza con lograr una buena germinación. A diferencia de otras plantas, sus semillas requieren más atención y condiciones específicas. Germinan entre 3 y 10 días si la temperatura se mantiene entre 18 y 24 °C, por lo que es clave asegurar un entorno cálido y estable desde el inicio.
  • Luz y calor constantes La albahaca necesita al menos 14 horas de luz diaria para desarrollarse correctamente. Si no recibe suficiente luz solar, se recomienda el uso de lámparas de cultivo o almohadillas térmicas, especialmente durante la germinación. En sistemas hidropónicos, hasta 20 horas de luz artificial pueden potenciar su crecimiento.
  • Circulación de aire y control de humedad Aunque la albahaca necesita humedad, el exceso puede generar problemas como moho o enfermedades fúngicas. Se recomienda mantener la humedad por debajo del 60 % y usar ventiladores para promover la circulación del aire. Así se evita el aire estancado y se crea un ambiente más saludable para el cultivo.
  • pH y nutrición equilibrada El éxito de la albahaca hidropónica también depende de un buen manejo de la solución nutritiva. Debe contener altos niveles de calcio, nitrógeno y potasio, y el pH del agua debe mantenerse entre 6.0 y 6.2. Revisar y ajustar estos valores con frecuencia garantizará plantas más fuertes y productivas.

Espinaca:

La espinaca (Spinacia oleracea) es una hortaliza anual dioica de la familia de las amarantáceas o quenopodiáceas. Es ampliamente consumida en todo el mundo gracias a sus hojas grandes de color verde oscuro. Su cultivo es adaptable a distintas condiciones climáticas, por lo que puede sembrarse en cualquier época del año. En la cocina, se utiliza de muchas formas: cruda en ensaladas, cocida como acompañamiento o frita. También es uno de los vegetales más comunes en presentaciones congeladas, lo que facilita su almacenamiento y uso continuo.

En cuanto a su valor nutricional, la espinaca es una fuente importante de vitaminas y antioxidantes. Sin embargo, por su contenido de ácido oxálico, se recomienda un consumo moderado. En el mercado predominan dos variedades: la de hoja rizada, más resistente al transporte, ideal para la venta en fresco; y la de hoja lisa, más fácil de limpiar y procesar, lo que la hace adecuada para productos congelados o enlatados.

En sistemas hidropónicos, la espinaca también muestra un buen desempeño. Es una planta de crecimiento rápido que produce hojas verdes, tiernas y nutritivas. Su riqueza en vitaminas y minerales esenciales la convierte en una opción destacada para quienes buscan una alimentación equilibrada, facilitando además una cosecha constante a lo largo del año.

  • Germinación y trasplante: La espinaca hidropónica requiere un inicio cuidadoso desde la germinación. Las semillas pueden remojarse previamente durante 12 a 24 horas para acelerar este proceso. Luego, se siembran en bandejas con sustratos inertes como lana de roca o fibra de coco, manteniendo condiciones óptimas de humedad, luz indirecta y una temperatura entre 18 y 22°C. Una vez que las plántulas desarrollan de 2 a 3 hojas verdaderas y raíces firmes, se trasplantan al sistema hidropónico, asegurándose de que el pH de la solución nutritiva esté entre 6.0 y 6.5.
  • Luz, temperatura y humedad: Durante su crecimiento, la espinaca necesita de 12 a 16 horas de luz diaria. Si el cultivo se realiza en interiores, se recomienda el uso de lámparas LED de espectro completo. La temperatura ideal oscila entre 16 y 24°C, evitando superar los 25°C para prevenir la floración prematura (espigamiento)
  • Nutrición y oxigenación del sistema: Para que las espinacas crezcan bien, es importante usar una solución nutritiva con los minerales correctos, especialmente nitrógeno, potasio y calcio. Si el agua está quieta, como en el sistema DWC, hay que oxigenarla con una bomba de aire y una piedra difusora. Además, se recomienda cambiar la solución cada 10 a 14 días para evitar que se acumulen sales.
  • Cosecha y monitoreo del cultivo: La espinaca puede cosecharse entre los 30 y 45 días después del trasplante. La cosecha selectiva, cortando solo las hojas exteriores, permite extender el tiempo de producción. También es posible realizar una cosecha completa si se desea recolectar toda la planta. Durante el ciclo, es fundamental monitorear diariamente el sistema para detectar signos de deficiencias, plagas o enfermedades, y asegurar una producción continua y de calidad.

Menta

La menta (Mentha × piperita), también conocida como menta negra, toronjil de menta, piperita, bergamota de Chile o monte yuyo, es una planta herbácea perenne de la familia Lamiaceae que se caracteriza por su aroma. Sus tallos, de forma cuadrada, pueden ser verdes o rojizos y alcanzar entre 70 y 120 centímetros de altura. Se propaga fácilmente mediante estolones que crecen tanto por encima como por debajo del suelo. Sus hojas, opuestas y con bordes aserrados, son de color verde oscuro y tienen una forma ovalada o alargada. Al final de los tallos, produce flores moradas agrupadas en espigas, que forman pequeños frutos con hasta cuatro semillas.

Esta planta es muy valorada en la cocina y la medicina por su olor y sabor. Se usa en infusiones, cócteles y postres. Su cultivo es sencillo, incluso para principiantes, y crece bien en sistemas hidropónicos, donde produce hojas de forma rápida y continua. Gracias a su facilidad de cuidado y múltiples usos, la menta es una excelente opción para tener en casa y usar con frecuencia en distintas preparaciones.

  • Preparación y plantación: Para cultivar menta en hidroponía, se recomienda llenar los recipientes con perlita o tezontle, materiales que retienen bien la humedad y permiten una buena aireación. Luego, se deben plantar esquejes sanos de menta, procurando que las raíces queden bien cubiertas por el sustrato para facilitar su adaptación.
  • Luz y condiciones ambientales: La menta necesita al menos entre 4 y 6 horas de luz diaria para desarrollarse correctamente. En espacios interiores o en zonas con poca luz solar, se pueden utilizar luces LED de crecimiento. Además, una buena ventilación favorece el crecimiento saludable de la planta.
  • Riego y nutrición: Durante los primeros días, es preferible regar únicamente con agua limpia, idealmente de lluvia o reposada, para facilitar la adaptación al nuevo entorno. Posteriormente, se inicia la aplicación de una solución nutritiva diluida.
  • Mantenimiento del cultivo: Es fundamental mantener el pH del agua entre 5.5 y 6.5. Las podas regulares estimulan un crecimiento más denso y evitan el alargamiento excesivo. Asimismo, es recomendable cambiar la solución nutritiva cada 2 o 3 semanas para prevenir la acumulación de sales y mantener un equilibrio adecuado de nutrientes.

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