Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.

El proyecto con el que la Universidad EAN fomenta la resiliencia alimentaria

La Universidad EAN impulsa huertas urbanas como laboratorios vivos que integran sostenibilidad e innovación.

Leidy Barbosa

28 de marzo de 2025 - 12:15 p. m.
En el nuevo edificio de Legacy, cada espacio disponible se ha convertido en una oportunidad de cultivo, logrando resultados exitosos en el piso 6 con diversas especies adaptadas al entorno urbano.
Foto: Cortesía EAN
PUBLICIDAD

Las huertas universitarias son más que un espacio para la producción de alimentos; representan un punto de encuentro donde estudiantes y comunidades reflexionan sobre sostenibilidad y conexión con la naturaleza. La Universidad EAN ha desarrollado un enfoque integral en esta línea, combinando distintas técnicas de cultivo y estructuras innovadoras que no solo optimizan el uso del espacio urbano, sino que también fortalecen la educación ambiental, el trabajo en equipo y la resiliencia alimentaria.

“La Universidad de EAN ha trazado un camino notable en el campo de la sostenibilidad, desarrollando proyectos que van más allá de la simple investigación académica. Durante más de una década, la institución ha venido implementando iniciativas que abordan desafíos cruciales en agricultura, biodiversidad y resiliencia alimentaria. El recorrido de estos proyectos es importante, comenzando con diversas modalidades de cultivo que incluyen huertos verticales, huertos en cama y piso, sistemas hidropónicos y estructuras integradas que denominamos “living labs”. El objetivo central trasciende la mera producción de alimentos: buscamos transformar espacios urbanos densamente poblados en edificios ecosistemas productivos que reconecten a las personas con la tierra y ofrezcan soluciones sostenibles” contó Jeffrey León Pulido, decano de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de EAN.

Las huertas universitarias de la Universidad EAN van más allá de la producción de alimentos, integrando un enfoque tecnológico avanzado que las convierte en verdaderos laboratorios vivos. Estos espacios no solo cultivan plantas, sino que incorporan sistemas de monitoreo que analizan variables del suelo, la salud del ecosistema y el uso eficiente de la energía. Además, emplean tecnologías innovadoras para optimizar la fotosíntesis y mejorar la absorción de nutrientes sin recurrir a prácticas de intensificación del suelo.

La infraestructura de estos espacios incluye estructuras termorreguladas que garantizan condiciones óptimas de cultivo, sistemas fotovoltaicos que generan energía autónoma y mecanismos de recolección y tratamiento de agua de lluvia, lo que permite reducir significativamente el consumo de agua potable. Asimismo, los jardines verticales, que en su momento se popularizaron en centros comerciales como elementos ornamentales y de oxigenación, han evolucionado dentro del proyecto hacia una integración más profunda con sistemas tecnológicos avanzados.

Read more!

“Cada “living lab” desarrollado por la universidad representa una convergencia entre naturaleza y tecnología, donde la investigación y la innovación permiten evaluar el impacto ambiental, mejorar la calidad del suelo y desarrollar modelos de producción sostenible que puedan replicarse en diferentes entornos urbanos”, aseguró el decano.

La Universidad EAN transforma espacios urbanos en huertas sostenibles con tecnología avanzada.
Foto: La Universidad EAN

¿Cómo nace la huerta en la Universidad?

La historia de los living labs en la Universidad EAN es un testimonio de la creatividad y el ingenio de los estudiantes. Todo comenzó hace más de 11 años, en un espacio arquitectónicamente desafiante: el octavo piso del edificio Fundadores de la Universidad, un área considerada originalmente inutilizable debido a sus limitaciones de tráfico.

Lejos de ver un espacio problemático, los estudiantes visualizaron una oportunidad única. Presentaron al grupo directivo de la universidad una propuesta audaz: transformar este rincón olvidado en un laboratorio vivo, un ecosistema de innovación y sostenibilidad. La universidad no solo escuchó, sino que abrazó la visión de sus estudiantes.

Read more!

“El “living lab” no es solo un espacio de cultivo, sino un ecosistema diseñado para fortalecer la biodiversidad y la sostenibilidad. En este octavo piso se han recreado diversos microecosistemas, incluyendo áreas ornamentales que favorecen la polinización El proyecto trasciende la simple producción agrícola para convertirse en un ecosistema diseñado con un enfoque integral en biodiversidad y sostenibilidad. Dentro de este espacio también se han creado jardines ornamentales que favorecen la polinización, promoviendo la presencia de diversas especies esenciales para el equilibrio ambiental. Entre ellas, destacan las abejas africanizadas, incorporadas estratégicamente para fortalecer los procesos de polinización y contribuir a la conservación del ecosistema”, aseguró.

Como parte de su infraestructura sostenible, el proyecto integra un sistema de recolección de agua lluvia, que es tratada en una planta suavizadora dentro del edificio y utilizada para reducir el consumo de agua potable en el riego y la hidratación del suelo. Además, cuenta con paneles fotovoltaicos que generan energía limpia para alimentar el sistema de riego, bombeo e iluminación del espacio, permitiendo un monitoreo en tiempo real de la producción energética. Esta combinación de tecnologías no solo optimiza el uso de los recursos naturales, sino que también demuestra la viabilidad de integrar soluciones sostenibles en entornos urbanos.

“La huerta trasciende la simple producción agrícola, respondiendo a una visión integral que abarca las demandas del mercado gastronómico, el valor nutricional y el potencial de transformación de cada cultivo. Actualmente, el enfoque se centra en leguminosas, aromáticas y hortalizas de alto valor culinario. Un caso destacado es el cultivo de coles de Bruselas, que representa un desafío para los investigadores, quienes trabajan en su adaptación a las condiciones térmicas de Bogotá mediante sistemas de cultivo completamente controlados”, contó Pulido.

No ad for you

Otro producto destacado es la lechuga, que no solo forma parte del menú, sino que ha sido seleccionada estratégicamente para satisfacer las exigencias de mercados gastronómicos especializados y fines investigativos. Además, el estudio se extiende a plantas aromáticas de diversos orígenes, como variedades de perejil inspiradas en tradiciones botánicas del Himalaya, cuyos perfiles aromáticos únicos son altamente valorados en la alta cocina.

Otro ejemplo es la remolacha, que no solo se estudia como un alimento de consumo directo, sino como una fuente de compuestos bioactivos de alto valor. Los investigadores de la universidad analizan su potencial para la extracción de betacarotenos, pigmentos y vitaminas, explorando formas innovadoras de enriquecer otros productos alimenticios y generar valor agregado.

“Los living labs de la Universidad combinan producción agrícola, transformación y cocina molecular, convirtiéndose en espacios de aprendizaje e innovación. Aquí, los estudiantes no solo cultivan, sino que comprenden los procesos complejos que agregan valor a cada planta, adaptándola a mercados especializados. Más allá de la siembra, aprenden sobre resiliencia agrícola, la importancia del suelo y los factores que garantizan un crecimiento saludable, entendiendo la agricultura como un sistema integral basado en conocimiento y tecnología”, aseguró.

No ad for you

El experto cuenta que el proceso de aprendizaje en los living labs está lleno de desafíos y enseñanzas. La primera semilla puede no germinar, marchitarse o morir por falta de atención, lo que demuestra que los procesos biológicos tienen su propio ritmo y no pueden acelerarse ni forzarse lo que supone un reto para sus estudiantes, pues, acostumbrados a resultados inmediatos, ellos deben desaprender la expectativa de la inmediatez y adaptarse a la paciencia que exige la naturaleza.

“Cada ciclo de cultivo se convierte en una lección de perseverancia, donde mantener un sistema vivo implica más que entusiasmo inicial: requiere compromiso, monitoreo constante y ajustes precisos en sustratos, hidratación y nutrientes. . Cada planta se convierte en un maestro silencioso, enseñando sobre resiliencia, ciclos naturales y adaptación. En este entorno, los errores son tan valiosos como los logros, reforzando la importancia de la observación, la intervención estratégica y la paciencia en los procesos vivos.”, dijo.

No ad for you

El proyecto no es exclusivo de una sola disciplina. Aunque los living labs de la Universidad EAN surgieron en la facultad de ingeniería, han evolucionado hasta convertirse en un espacio interdisciplinario donde convergen estudiantes y profesionales de áreas como economía, mercadeo y cultura. Más que una huerta, estos laboratorios vivos funcionan como plataformas de innovación colaborativa, en las que el conocimiento se construye desde diversas perspectivas para abordar desafíos ambientales y productivos.

“Este enfoque ha tenido un impacto significativo en la producción académica, que va más allá de los proyectos de grado tradicionales. Los semilleros de investigación han dado lugar a estudios sobre modelos de negocio sostenibles, compensación ambiental y aprovechamiento de residuos. Cada iniciativa no solo profundiza en la producción agrícola, sino que también aporta soluciones aplicables en el ámbito empresarial y en la gestión ambiental, consolidando una visión más integral de sostenibilidad”, comentó Pulido.

No ad for you

Los números hablan por sí mismos. En posgrado, se han desarrollado más de 40 tesis especializadas, mientras que en pregrado la participación supera los 100 estudiantes involucrados directamente en proyectos relacionados con esta huerta. Cada investigación representa un pequeño ecosistema de innovación, donde una semilla puede dar origen a múltiples líneas de investigación.

Estos laboratorios vivos combinan cultivo, monitoreo ambiental y educación interdisciplinaria.
Foto: La Universidad EAN

¿Cómo se financia esta huerta?

La Universidad EAN ha desarrollado un modelo de financiación para sus living labs que va más allá de la inversión académica tradicional. La institución asume un rol proactivo, destinando recursos de rectoría y fondos de investigación específicos para garantizar el desarrollo de estos espacios. Esta inversión inicial cubre desde la adquisición de semillas especializadas hasta los insumos necesarios para las investigaciones, asegurando una base sólida para el avance de los proyectos.

Sin embargo, el modelo no se limita al apoyo institucional, sino que se expande a un ecosistema de colaboración con actores del sector científico, tecnológico y gubernamental. Organizaciones como el Instituto Humboldt, empresas especializadas en cultivos y compañías tecnológicas se suman al proyecto, aportando conocimiento, experiencia y recursos. Estas alianzas estratégicas permiten la integración de tecnologías avanzadas, como sensores para monitoreo agrícola y sistemas de iluminación eficiente, convirtiendo a los living labs en verdaderos espacios de co-creación.

No ad for you

“Sin embargo, mantener un living lab funcional va más allá de la siembra de plantas. El desafío radica en equilibrar las limitaciones académicas de los estudiantes, los costos de mantenimiento y la creación de un ecosistema sostenible. Uno de los principales obstáculos es el tiempo, ya que los estudiantes no pueden dedicar atención permanente al proyecto. Para enfrentar esta limitación, la universidad ha conformado un equipo especializado que asegura el mantenimiento continuo, evitando que la iniciativa dependa exclusivamente de la disponibilidad estudiantil”, contó Pulido.

La selección de especies en los living labs va más allá de la producción convencional. No se trata solo de cultivar tomates cherry u otros productos tradicionales, sino de explorar variedades especializadas con potencial de generar valor agregado. Cada planta representa una oportunidad para investigar modelos de negocio y comprender las necesidades agrícolas emergentes en Colombia.

Uno de los retos clave del proyecto y de las huertas en general, resalta el docente, es reducir la desconexión entre la sociedad urbana y los procesos de producción de alimentos. En ciudades capitales, la facilidad de acceso a productos en supermercados ha generado una percepción errónea sobre la simplicidad del cultivo. Los living labs buscan revertir esta tendencia, demostrando la complejidad detrás de cada cosecha y fomentando un mayor aprecio por el trabajo agrícola.

No ad for you

“Además, garantizar la sostenibilidad del proyecto requiere un enfoque sistémico: no basta con sembrar y cosechar, sino que es fundamental comprender la cadena de suministro, las condiciones óptimas de cada especie y su papel dentro de un ecosistema más amplio. De este modo, cada cultivo se convierte en un experimento vivo que desafía las estructuras tradicionales de producción alimentaria y abre nuevas posibilidades para el desarrollo agrícola en entornos urbanos”, aseguró.

A futuro, la huerta se proyecta como un modelo de agricultura urbana en constante crecimiento. Por ejemplo, en el nuevo edificio de Legacy, cada espacio disponible se ha convertido en una oportunidad de cultivo, logrando resultados exitosos en el piso 6 con diversas especies adaptadas al entorno urbano. Uno de los principales objetivos es la creación de un semillero estratégico, concebido como una bóveda de semillas especializadas que no solo faciliten la propagación, sino que también permitan desarrollar modelos de negocio sostenibles. Este semillero busca trabajar con especies previamente validadas y adaptadas al clima de Bogotá y el altiplano, garantizando su viabilidad en entornos urbanos.

No ad for you

La visión del proyecto trasciende los límites del edificio y se extiende a diferentes sectores mediante alianzas colaborativas con colegios, universidades y empresas. A través de estas iniciativas, se brinda acompañamiento en la implementación de espacios de cultivo, promoviendo la educación y la concienciación sobre la agricultura urbana. Siguiendo el mismo enfoque del programa de conservación de abejas, el objetivo de este proyecto es “polinizar” el conocimiento y fomentar prácticas agrícolas sostenibles que generen un impacto positivo tanto en la comunidad como en el medioambiente”

“Creo que estamos en un momento clave para replantear nuestra relación con la producción de alimentos, poniendo manos a la obra y asumiendo la responsabilidad de fortalecer la resiliencia alimentaria. Si bien Colombia, como país tropical, disfruta de una gran diversidad de frutas y alimentos, el futuro exige mejorar nuestros métodos y garantizar su disponibilidad a largo plazo. Otras regiones ya han enfrentado crisis alimentarias y no han tenido que adaptarse. Hoy tenemos la oportunidad de anticiparnos, evolucionar y prepararnos para un futuro más sostenible y equitativo para todos”, finalizó.

No ad for you

🌳 ☘️ 🌿 Encuentre en La Huerta toda la información sobre plantas, jardinería, cultivos y siembra. 🍂🌺 🌼

Por Leidy Barbosa

Periodista de la Universidad Externado de Colombia, con énfasis en la producción audiovisual y en animación digital. Apasionada por temas medioambientales y sociales.@leidyramirezbLbarbosa@elespectador.com

Temas recomendados:

Ver todas las noticias
Read more!
Read more!
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.