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Pereira ha sembrado una semilla de esperanza en sus colegios. No es una metáfora: es un hecho tangible, palpable, con raíces firmes y hojas verdes que asoman en cada rincón donde los niños han aprendido a cultivar su propio alimento. Huerteritos, un programa que nació del Plan de Desarrollo Municipal, es una apuesta por la seguridad alimentaria y la cultura de la siembra en la ciudad.
Bajo la dirección de la Secretaría de Desarrollo Rural y en alianza con Asocolflores, esta iniciativa ha logrado que cientos de estudiantes no solo entiendan la importancia de la agricultura, sino que también lleven sus conocimientos a casa, involucrando a sus familias y generando una transformación social desde la tierra. La secretaria de Desarrollo Rural de Pereira, Nancy Henao, explica en entrevista con El Espectador el objetivo del programa, “este proceso lo que ha buscado es incrementar las áreas sembradas en alimentos y productos, pero, sobre todo, llevar a los niños una experiencia de aprendizaje sobre el uso de los alimentos. No se trata solo de saber sembrar, sino de conocer cómo se pueden asociar los cultivos, cómo ciertas plantas benefician a otras cuando están cercanas y cuáles son las diversas formas de preparar y consumir los productos cosechados”.
Huerteritos no es solo una lección de agricultura. Es una formación integral en nutrición, ecología y sostenibilidad. Los niños aprenden sobre la asociación de cultivos, un principio agrícola según el cual algunas plantas pueden beneficiarse mutuamente cuando crecen juntas. También descubren que alimentos como la sidra, a menudo ignorada, pueden convertirse en parte de una dieta balanceada y deliciosa.
“Llevamos un programa con capacitaciones dinámicas, donde no solo les enseñamos a sembrar, sino que también les mostramos cuáles son las propiedades nutricionales de los productos. Luego, pasamos a la siembra, un proceso generalmente dirigido por un docente de ciencias naturales o de áreas afines”, detalla Henao. La magia ocurre en los terrenos de los colegios urbanos y rurales que hacen parte de la iniciativa. Allí, los estudiantes transforman pequeños espacios en verdaderos ecosistemas de producción agrícola. Lo que comienza como una lección sobre la importancia de la tierra, termina siendo una experiencia vivencial donde los niños ven germinar sus esfuerzos.
Para participar en Huerteritos, los colegios deben cumplir con dos requisitos esenciales: tener voluntad y un espacio disponible. Así lo explica la Secretaria, “Muchos colegios nos han solicitado el programa porque han visto sus beneficios. No se necesita un espacio grande, solo que haya un área disponible. En el sector rural estamos dando énfasis en aquellos colegios que alguna vez fueron agrícolas o que están en zonas de producción, porque queremos que los niños vean la ruralidad como una oportunidad, no como una limitación”.
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Pero el impacto no se detiene en la escuela. En una segunda fase del programa, se están incorporando a los padres de familia en los mercados campesinos, que se realizan el primer viernes de cada mes en la Plaza de Bolívar. La meta es que los niños vean en la agricultura no solo un medio de alimentación, sino una posibilidad de negocio y emprendimiento. “Queremos que haya una sección de Huerteritos en los mercados campesinos, donde los padres participen y se involucren en temas de mercadeo digital y otras formaciones. Buscamos que los niños se motiven a valorar la vida rural y la producción agropecuaria. Si aprenden a sembrar y producir desde pequeños, no enfrentarán dificultades alimentarias en el futuro”, dijo Henao.
¿Qué se cultiva en estas huertas escolares?
La variedad de productos cultivados en Huerteritos es amplia. Desde hortalizas como tomate, repollo y acelga, hasta tubérculos y plantas medicinales y aromáticas, utilizadas para preparar encurtidos y antipastos. El programa ha ido más allá de la siembra básica y ahora incorpora procesos agroindustriales. En La Bella, por ejemplo, se ha llevado a un ingeniero industrial para enseñar a los estudiantes a transformar el tomate en pasta de tomate. Este proceso no solo les permite aprender sobre valor agregado, sino que los motiva a ver la producción agrícola como una actividad rentable y sostenible. “Estamos construyendo toda una cadena de valor con este programa. Queremos que los niños vean que el sector rural es una empresa productiva y rentable,” enfatiza la Secretaria.
El impacto de Huerteritos no termina cuando los niños salen del colegio. La mayoría de los productos cosechados son llevados a casa, donde las familias pueden beneficiarse directamente de los alimentos frescos. “Es muy gratificante ver a los niños con carretas llenas de productos para sus casas. Eso demuestra que están viendo los resultados de su trabajo y se motivan a seguir sembrando en sus hogares, cuando tienen el espacio para hacerlo”.
Además, en algunos casos, los padres han empezado a formar parte de un proyecto de producción agroecológica en el corregimiento de La Bella, donde se han dispuesto áreas productivas para que trabajen junto a sus hijos. También se están creando puntos de venta en los mercados campesinos, en los que los padres administrarán los productos cosechados por sus hijos.
Desde su inicio, Huerteritos ha logrado impactar a cerca de 500 niños en Pereira. Los números hablan por sí solos:
• 100 niños en el corregimiento de Combia, gracias a la Fundación Amor por Ti.
• 90 niños en cinco centros educativos del corregimiento de La Florida.
• 150 niños en Palmilla.
• 50 niños en Betulia.
• 80 niños en Galicia.
Y la meta es seguir creciendo.
Los desafíos y el futuro del programa
Como todo proyecto ambicioso, Huerteritos ha enfrentado retos importantes. Uno de los mayores desafíos ha sido garantizar el mantenimiento de las huertas en épocas de vacaciones escolares, cuando los colegios quedan sin actividad. Para solucionar esto, la Secretaría de Educación ha trabajado en estrategias para asegurar que las huertas se conserven durante esos periodos. “Si desde el departamento consideran interesante el programa y quieren replicarlo, estaremos dispuestos a compartir la metodología y los resultados que hemos obtenido”, dijo Henao Hasta ahora, el programa se financia con recursos del municipio de Pereira y el apoyo en especie de Asocolfores, que provee insumos y plántulas de alta calidad.
“Nosotros no entregamos semillas, sino plántulas ya desarrolladas, lo que nos garantiza una mejor calidad del producto. También se les proporcionan insumos y abonos iniciales”, explica Henao. En 2024, el programa logró instalar más de 1.000 huertas en la ciudad, sumando las creadas en el marco de Huerteritos y las implementadas por mujeres rurales. La meta para 2025 es alcanzar una cifra similar y seguir fortaleciendo el programa.
“Queremos continuar con el convenio que tenemos, seguir destinando recursos para esto y motivar a más colegios a sumarse. La cultura de la siembra no solo es una tradición, es una necesidad para garantizar nuestra soberanía alimentaria”, dice la Secretaria. El programa Huerteritos no solo está enseñando a los niños a cultivar alimentos, sino a sembrar conciencia, autonomía y sostenibilidad. Lo que comenzó como un esfuerzo por mejorar la seguridad alimentaria, hoy es una estrategia integral que involucra a colegios, familias y mercados campesinos.
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