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En la terraza de la Casa LGBTI Diana Navarro se encuentra la Huerta Diversa: un espacio creado para ayudar a la comunidad y suplir necesidades alimentarias.

Es una tarde tranquila de Bogotá, el sol se asoma por el barrio Santa Fe de Bogotá, mientras Lina García acomoda el cultivo de la Huerta Diversa, en compañía de otras 20 personas de la comunidad LGBTI. La huerta se encuentra ubicada en el último piso de la Casa LGBTI Diana Navarro, ubicada en la carrera 14 con calle 21 de Bogotá, y desde 2018 se ha posicionado como un espacio que busca que las personas pertenecientes a la comunidad LGBTI tengan un lugar seguro y para compartir entre sí.
Lina García es una mujer trans, que estudió psicóloga y hoy lidera el trabajo que se lleva acabo en la Huerta Diversa. Conoció a Diana Navarro dos años antes de su fallecimiento, y se volvieron tan cercanas que Navarro le encomendaba el liderazgo en actividades de la casa. Fue por eso que se convirtió en la líder de la huerta. Allí se encarga del cuidado de las cosechas: lechuga, tomate y otras legumbres. El grupo de trabajo que realiza labores en este espacio está compuesto por cerca de 20 personas y todos aportan de alguna forma para el mantenimiento del lugar, desde la siembra de los cultivos, trabajos de adecuación e incluso pintando las paredes.
En esta huerta se encuentran desde plantas medicinales y aromáticas, hasta comestibles. “Las plantas están en 10 camas elaboradas con materiales reciclados como estibas de madera y macetas viejas”, dice García. Las camas tienen una longitud de 1,20 metros de ancho, por 1,30 de largo y están distribuidas en los 20 metros cuadrados de la huerta en la terraza. El sustrato está adecuado para plantar distintas especies vegetales y para facilitar su crecimiento y cuidado.
Para el montaje de las primeras camas o cajones y la selección de las especies de plantas, el personal de la casa recibió asesoría e insumos de entidades como el Jardín Botánico de Bogotá (JBB) y la Alcaldía Local de Los Mártires.
De ahí en adelante, “cualquier persona que se quiera sumar es bienvenida. Hoy somos 20 fijos, pero ese número sube cada que hay actividades especiales, lo cual pasa muy seguido”, señala García.
Hace poco comenzaron a sembrar plantas comestibles como tomate, lechuga y fríjol. “Nuestra Casa LGBTI se encargó de gestionar todo el material para las nuevas camas, y las entidades (Alcaldía local y JBB) nos ayudaron con las plántulas. La comunidad se encargó de darle forma a la nueva y colorida huerta”, contó García.
La cosecha se recoge mensualmente y es utilizada con varios propósitos, el primero es la preparación de alimentos para la misma Casa LGBTI Diana Navarro: bebidas calientes, sopa caseras, hasta sancocho. “Asimismo si necesitan llevar los alimentos de la cosecha que han sembrado, pueden hacerlo sin problema”, señaló la líder.
El trabajo en la huerta se realiza por lo menos tres días a la semana, la programación de día y hora se pacta a través del grupo en WhatsApp que tienen, García lo propone y las 20 personas del grupo van indicando sus disponibilidad para las actividades. “Aquí todos hacemos de todo” expuso la psicóloga, refiriéndose a la distribución de las funciones en la terraza. No obstante, son las personas que más tiempo llevan en el grupo las que se encargan de orientar el trabajo.
La huerta como terapia psicológica
La Huerta Diversa se ha convertido en un espacio en el que también se trabajan emociones, casi como un escenario de terapia psicológica para quienes realizan trabajo en el lugar. “Solo con ayudar a arreglar las camas y untarse con la tierra, las personas sienten que descargan todo su estrés y ansiedad. En la huerta hacemos talleres que buscan fortalecer el autocuidado, la regulación emocional, el autoestima y la resolución de conflictos”, precisó García.
García recuerda un ejemplo en el que la huerta demostró su poder en la regulación de emociones “Una vez una pareja de jóvenes de la comunidad llegó a la casa en medio de una discusión. Los pusimos a deshierbar juntos en la huerta y poco a poco la pelea en la que estaban desapareció. Yo creo que cuando arrancas algo del suelo se van muchas cosas malas de tu vida. Nuestros talleres están enfocados en lo espiritual, emocional y físico” concluyó.
La casa en la que funciona la huerta lleva el nombre de Diana Navarro, una lideresa y activista de la comunidad LGBTI, referente de la lucha por los derechos de las mujeres trans. Aunque falleció en agosto de 2022, el legado de su trabajo sigue siendo clave pues fue ella quien, en 2002, logró la expedición del decreto que creó la zona de alto impacto con usos referidos a la prostitución en el barrio Santa Fe, y en 2006 se convirtió en la primera mujer trans en hacer parte de la dirección de un partido político en el país.
“Diana era una líder por naturaleza, por eso no fue un problema el liderazgo en la construcción de esa ley para nosotros (la comunidad LGBTI). Su liderazgo fue llevando las preocupaciones, necesidades, inquietudes de los miembros de la comunidad hacía los altos mandos, contra quienes tuvo que debatir y pelear muchas veces para que la política fuera aprobada” , concluye Lina García.
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