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En el mundo de la jardinería, los remedios caseros han pasado de ser simples consejos de abuela a convertirse en tendencias virales en redes sociales. Todos prometen ser soluciones naturales, económicas y efectivas para mejorar la salud de las plantas. Sin embargo, no todo lo que circula en internet tiene respaldo científico ni funciona como se espera. Algunos de estos métodos pueden ser útiles si se aplican correctamente y en las condiciones adecuadas; otros, en cambio, aportan beneficios mínimos o incluso pueden dañar el suelo y las raíces si se usan de forma indiscriminada.
Aquí le decimos los mitos más comunes:
1. El uso de los posos de café
Los posos de café son un residuo común en muchos hogares y, con un uso adecuado, pueden convertirse en un recurso útil para el jardín. Aportan principalmente nitrógeno, un nutriente que favorece el crecimiento de las plantas, y pueden mejorar la estructura del suelo cuando se integran en el compost. Además, su textura ayuda a airear la tierra y retener humedad, lo que beneficia a ciertas especies.
Sin embargo, los posos están rodeados de varios mitos, por lo que usted deberá tener cuidado al usarlos. Uno de los más extendidos es que los posos de café acidifican el suelo. Esto es cierto únicamente en el caso de los posos frescos, es decir, los granos de café molidos antes de prepararlo, que conservan sus ácidos naturales y tienen un pH más bajo. Los posos usados, en cambio, son los restos que quedan en el filtro, la cafetera o la prensa después de preparar la bebida; en este proceso, el agua caliente arrastra gran parte de los ácidos, dejando un pH neutro que no altera la acidez del suelo. Por ello, si su objetivo es cambiar el pH, no serán de ayuda; en cambio, sí lo serán si los añade a la pila de compost para enriquecerla.
Además, hay otros usos que tiene el café, pero conviene tener en cuenta algunas recomendaciones:
- Aporte equilibrado: Aunque son ricos en nitrógeno, no deben ser la única fuente de nutrientes.
- Moderación: Usarlos en exceso puede quemar las raíces, por lo que se recomienda mezclarlos con otros abonos.
- Secado previo: Extiéndalos al sol antes de aplicarlos para evitar hongos y moho.
- Plantas adecuadas: Es preferible aplicarlos en plantas adultas y no en plántulas o ejemplares recién trasplantados, más sensibles a concentraciones altas de nutrientes.
Así, los posos de café pueden ser un aliado en el cuidado de las plantas, siempre que se empleen con mesura y siguiendo estas pautas.
2. Plantación en macetas
Cultivar plantas en maceta es una práctica muy común, especialmente en espacios reducidos como balcones, terrazas o interiores. Sin embargo, existe la idea errónea de que siempre es mejor que plantar directamente en tierra. En realidad, las macetas presentan limitaciones que conviene conocer antes de elegir este método.
Según La Royal Horticultural Society, entre las principales desventajas de cultivar en macetas se encuentran:
- Espacio reducido para las raíces: Las raíces no pueden expandirse libremente, lo que limita el crecimiento y la capacidad de la planta para absorber agua y nutrientes.
- Mayor necesidad de riego: El sustrato en macetas se seca más rápido que el suelo natural, lo que obliga a regar con mayor frecuencia.
- Fertilización más frecuente: Los nutrientes se agotan antes en un recipiente limitado, por lo que es necesario reponerlos periódicamente.
Con algunas excepciones —como plantas de interior, especies que requieren control estricto de humedad o cultivos temporales—, plantar directamente en tierra ofrece ventajas claras: el suelo retiene mejor la humedad, las raíces crecen sin restricciones y el ecosistema natural aporta nutrientes de forma más equilibrada.
3. Uso de la canela en plantas
La canela es uno de los remedios caseros más populares en jardinería para combatir hongos y ayudar en la cicatrización de plantas. Su fama proviene de que contiene compuestos químicos con propiedades antifúngicas, antiinflamatorias y antibacterianas. Sin embargo, expertos como Frank García, docente de ingeniería ambiental de la Universidad ECCI, advierten que tener estos compuestos no garantiza que la canela funcione como un fungicida adecuado, especialmente en las cantidades presentes en la canela comercial.
Y es que el atractivo de este recurso radica en su fácil acceso y en el deseo de soluciones naturales. No obstante, la eficacia científica detrás de este consejo es limitada. La variabilidad en la composición de la canela y la respuesta diferente de cada cepa de hongo hacen que no sea un método fiable como tratamiento principal.
De hecho, hay posibles efectos adversos y es que puede provocar fitotoxicidad o alterar el pH del suelo si se usa en exceso.
Pese a sus limitaciones, la canela puede ser útil como complemento en casos puntuales, especialmente para cortes o heridas tras podas, trasplantes o daños en las raíces. En estas situaciones, ayuda a reducir el riesgo de infecciones y a acelerar la cicatrización.
Formas de uso recomendadas:
- Espolvorear en polvo: Aplicar directamente sobre cortes recientes para formar una barrera protectora.
- Pasta de canela:
- Mezclar una cucharada de canela en polvo con poca agua hasta formar una pasta espesa.
- Aplicar sobre la herida para impedir la entrada de patógenos y favorecer la recuperación.
- Repetir semanalmente si la herida es grande o en condiciones de humedad alta.
4. Cascaras de huevo
El uso de cáscaras de huevo en jardinería es un consejo popular en redes sociales, especialmente combinadas con zumo de limón. Se dice que esta mezcla sería un fertilizante completo y altamente efectivo para cualquier planta.
La realidad es que la combinación de cáscaras trituradas y zumo de limón provoca una reacción química: el ácido cítrico convierte el carbonato de calcio de la cáscara en citrato de calcio, si bien esto sí aporta calcio de forma eficaz, no reemplaza un abono equilibrado que incluya nitrógeno, fósforo y potasio (NPK), nutrientes fundamentales para el crecimiento sano.
Y es que según Sebastián Niño, coordinador territorial del Jardín Botánico de Bogotá, este tipo de remedios caseros deben usarse con precaución, ya que la cantidad de nutrientes que aportan al suelo es mínima y no suficiente para generar un cambio significativo en la salud de las plantas.
Cómo usarlas correctamente
- Recolección y limpieza: enjuagar para eliminar restos de clara o yema.
- Secado: dejar en un lugar ventilado o hornear a 100 °C durante 10–15 minutos.
- Triturado fino: acelera la liberación de nutrientes.
- Aplicación: mezclar con el sustrato antes de plantar (1–2 tazas por m²) o espolvorear sobre la superficie.
- Con limón: usar solo como refuerzo puntual, nunca como sustituto de un abono completo.
5. Colocar cáscaras de plátano en el suelo agrega potasio.
Las cáscaras de banano son uno de los remedios caseros más difundidos en jardinería. Su uso se ha popularizado gracias a su aporte de minerales y a la idea de que pueden sustituir a un fertilizante completo.
Sin embargo, existe la creencia de que las cáscaras de banano, por sí solas, cubren todas las necesidades nutricionales de una planta. En realidad, aunque contienen potasio, fósforo, calcio y algo de magnesio, carecen de una cantidad significativa de nitrógeno, nutriente esencial para el crecimiento de hojas y tallos. Esto significa que, si se usan como único fertilizante, las plantas pueden mostrar carencias. Además, aplicarlas enteras y en poca profundidad puede atraer insectos y roedores.
Cómo utilizarlas de forma segura y efectiva
- Enterradas en trozos pequeños: cortar las cáscaras para acelerar su descomposición y evitar olores.
- Mezcladas con compost: diluyen el riesgo de fermentación y mejoran la distribución de nutrientes.
- En té líquido:
- Cortar 1–2 cáscaras en trozos.
- Colocar en un litro de agua y dejar reposar 24 horas.
- Colar y regar 1–2 veces por semana.
- En compostera: ideal para obtener humus a largo plazo y mejorar la estructura del suelo.
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