Si usted quiere conocer un árbol insignia de Colombia, el algarrobo es una de las especies más representativas de los bosques tropicales del país y de toda América. Majestuoso, resistente y de gran valor ecológico y cultural, este árbol ha acompañado a las comunidades desde tiempos antiguos, ofreciendo sombra, madera, alimento y medicina natural.
Para conocerlo mejor, su nombre cientifico es Hymenaea courbaril, aunque es conocido por más nombres como guapinol, jatobá, curbaril o copinol, es un árbol perteneciente a la familia Fabaceae. Esta especie se distribuye ampliamente desde el centro de México hasta Brasil, Bolivia y las Guayanas, incluyendo las islas del Caribe y Colombia. Es un componente fundamental de las selvas tropicales americanas, donde puede alcanzar alturas de 25 a 40 metros, ocasionalmente llegando hasta 50 metros en condiciones ideales. Su tronco puede desarrollar hasta 1.5 metros de diámetro y a veces presenta contrafuertes, con una corteza grisácea que puede exudar una resina gomosa de color ámbar.
Lo más llamativo de este árbol son sus hojas, formadas por dos partes unidas que se parecen a una pezuña y miden entre 5 y 10 centímetros. Sus flores son grandes, de color blanco verdoso y con un aroma intenso. Nacen en racimos al final de las ramas y suelen atraer a muchos insectos. Aunque son muy bonitas, cuando caen en grandes cantidades pueden dificultar el paso en calles y andenes.
Los frutos del algarrobo son vainas muy duras, de color verdoso a marrón oscuro, que miden entre 10 y 17 centímetros. Lo más curioso es que pueden permanecer en el árbol entre 7 y 10 meses. En su interior tienen de 3 a 4 semillas cubiertas por una pulpa amarillenta, dulce y comestible, aunque con un olor particular. Entre la cáscara y las semillas hay un polvo blanco que los pueblos indígenas usaban para preparar mazamorra.
El árbol crece de forma natural en bosques tropicales, desde tierras bajas hasta los 2000 metros de altura, y puede encontrarse tanto en selvas altas como medianas. Debe tener en cuenta que su crecimiento es lento, pero puede vivir más de 60 años, lo que lo convierte en una especie muy longeva.
¿Para qué sirve este árbol?
Gastronómicamente, tiene un papel fundamental. Según el Jardín Botánico de Cartagena, detrás de la cáscara dura de sus frutos se esconde una pulpa amarilla rica en vitaminas y minerales, especialmente vitamina C, calcio y hierro. Al molerse, esta pulpa se transforma en una harina nutritiva que se utiliza para preparar jugos, postres y mermeladas, convirtiéndose en un ingrediente muy valorado por su sabor y aporte nutricional.
Además, los pueblos indígenas de la región han empleado estos frutos durante siglos en su medicina tradicional para tratar la tos, los resfriados y la diarrea. El Jardín Botánico señala que estudios científicos han comprobado los efectos antioxidantes y antiinflamatorios del fruto del algarrobo, aunque aún se requieren más investigaciones para determinar su potencial en el tratamiento de enfermedades como la diabetes y las cardiacas
Otro uso destacado es el aprovechamiento de su madera, que según el Jardín Botánico de Cartagena es de color blanco a crema, con un aroma dulce y muy apreciada en carpintería, ebanistería y construcción por su resistencia y belleza. Además, el árbol produce una resina amarillenta o rojiza conocida como copal sudamericano, empleada en la elaboración de barnices y adhesivos. Hoy el árbol se utiliza también con fines ornamentales, en proyectos de restauración ecológica y como fuente de alimento para la fauna, consolidándose como una especie esencial en los ecosistemas tropicales.
Cuidados
- Luz: El curbaril necesita pleno sol para crecer con fuerza, por lo que debe ubicarse en un lugar donde reciba luz directa la mayor parte del día. Aunque puede tolerar algo de sombra, la falta de luz reduce su crecimiento y vitalidad.
- Clima: Es un árbol tropical que prospera entre los 20 y 38 °C, aunque puede resistir temperaturas de hasta 5 °C y 43 °C. Aun así, los extremos prolongados pueden afectarlo, por lo que conviene protegerlo del frío intenso y del calor excesivo, manteniendo una humedad ambiental adecuada.
- Riego: Requiere riegos cada dos semanas, manteniendo el suelo ligeramente húmedo sin encharcar. Es resistente a cortos periodos de sequía, pero necesita más agua durante los meses cálidos y menos durante su reposo, cuando pierde las hojas.
- Sustrato: Prefiere suelos francos o arcillosos con buen drenaje y un pH entre 6 y 7.5. Una mezcla de tierra de jardín con arena gruesa o perlita ayuda a evitar el exceso de agua. Además, conviene revisar el pH periódicamente para asegurar una buena absorción de nutrientes.
- Abono: Durante la temporada de crecimiento se recomienda aplicar un fertilizante equilibrado una vez al mes para estimular su desarrollo. En épocas frías o lluviosas, debe reducirse la frecuencia para evitar la acumulación de sales y posibles daños en las raíces.
- Plagas y enfermedades: Puede verse afectado por hongos que causan amarilleo de hojas, manchas negras o el marchitamiento de frutos y ramas. Para prevenirlos, deben retirarse las partes dañadas y aplicar fungicidas apropiados. Mantener buena aireación y evitar el exceso de humedad ayuda a reducir estos problemas.
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