Plagas comunes en plantas: cuatro enemigos frecuentes y cómo eliminarlos

El Fotógrafo del Año fue Viswanath Birje con su imagen de hormigas alimentándose de la melaza excretada por un pulgón amarillo. La foto captura la relación mutualista entre las hormigas y el pulgón.

Foto: Vishwanath Birje / Royal Society of Biology - Vishwanath Birje / Royal Society of Biology

No importa si se trata de una huerta urbana, un jardín doméstico o un cultivo agrícola: las plagas pueden aparecer cuando menos se espera y causar daños difíciles de revertir. Insectos diminutos como encuentran en las plantas un ambiente ideal para alimentarse, reproducirse y expandirse rápidamente. Su presencia, aunque a veces pase desapercibida al principio, puede comprometer la salud del cultivo, debilitar su desarrollo e incluso destruirlo por completo.

A continuación, se presenta una guía práctica para identificar las especies más comunes, comprender los daños que causan y aplicar estrategias efectivas de control y prevención, priorizando siempre un manejo responsable y respetuoso con el entorno.

Pulgones

Los pulgones son insectos de cuerpo blando que representan una de las plagas más importantes en la huertas. Las cuatro especies principales son Aphis gossypii (pulgón del algodón y melón), Myzus persicae (pulgón verde del melocotonero y papa), Macrosiphum euphorbiae (pulgón de la papa) y Aulacorthum solani. Estos insectos se caracterizan por tener antenas largas, tubérculos notables en la cabeza, piezas bucales pronunciadas (estiletes) para perforar y succionar, un par de tubos abdominales llamados cornículos, y patas largas y delgadas. La mayoría no tienen alas, pero cuando la calidad de la planta huésped es baja o la población es alta, se desarrollan formas aladas que buscan nuevas plantas para colonizar.

El ciclo de vida de los pulgones es sorprendentemente rápido y eficaz, lo que explica su facilidad para convertirse en plaga. Durante la primavera y el verano, las hembras se reproducen de forma asexual y pueden dar lugar a hasta 100 crías vivas. Además, presentan un fenómeno conocido como generación telescópica: las hembras producen hijas que ya contienen a su vez embriones, lo que acelera exponencialmente su reproducción.

Los daños que causan son diversos y severos. Al alimentarse, extraen savia rica en nutrientes, alteran el equilibrio hormonal de la planta y provocan deformaciones en hojas, brotes atrofiados y retraso en el crecimiento. También secretan melaza, una sustancia pegajosa que favorece la aparición de hongos como la fumagina, reduciendo la capacidad fotosintética de las plantas. Otro impacto importante es su capacidad de transmitir más de 70 virus, entre ellos el virus del mosaico del pepino (CMV) y el virus Y de la papa (PVY), afectando cultivos agrícolas clave.

Modos de control:

• Insecticidas sistémicos: Este tipo de insecticidas se aplica directamente sobre la planta y es absorbido por sus tejidos, distribuyéndose internamente. Cuando los pulgones se alimentan de la savia, ingieren el producto y mueren. Aunque son efectivos, muchos de estos químicos pueden afectar el medio ambiente, la fauna benéfica y la salud humana.
• Tratamientos orgánicos o caseros: Existen alternativas naturales que pueden prepararse en casa para combatir los pulgones sin dañar el entorno. Algunas recetas efectivas incluyen infusión de ajo, mezcla de vinagre blanco con agua, macerado de ortigas o jabón potásico, en la huerta ya le hemos hablado de algunos de estos remedios.
• Control mecánico: Una acción simple y efectiva antes de usar insecticidas es revisar y limpiar la planta manualmente. Esto puede incluir la poda de hojas y brotes infestados o la eliminación directa de los pulgones con ayuda de un cepillo suave.
• Prevención: La mejor estrategia contra los pulgones es evitar que aparezcan. Para ello, es útil cultivar plantas repelentes como lavanda, ajo, ortiga o madreselva, que ayudan a mantener a raya a estos insectos. También se pueden usar trampas engomadas de color amarillo o bandejas con agua para capturarlos. Mantener una vigilancia constante sobre el estado de las plantas, con revisiones frecuentes, permite detectar a tiempo cualquier signo de infestación y actuar de manera oportuna.

Araña roja

La araña roja (Tetranychus urticae) es otra de las plagas más importantes en plantas de interior y exterior a nivel mundial. A pesar de su nombre común, no es un insecto sino un ácaro perteneciente a la clase Arachnida, caracterizado por tener 8 patas en lugar de las 6 que tienen los insectos. Su tamaño diminuto les permite infiltrarse fácilmente en invernaderos a través de ventiladores y extractores, y su color puede variar desde naranja, amarillo claro o verde claro hasta verde oscuro, rojo, marrón o casi negro.

Los daños causados por la araña roja son severos y rápidos debido a su método de alimentación: perforan las células del envés de las hojas para succionar su contenido, creando células muertas vacías que se manifiestan como puntos amarillos característicos. Esta destrucción celular reduce la fotosíntesis, aumenta la transpiración y retarda el crecimiento de la planta, pudiendo causar amarillamiento, necrosis y eventual muerte de la planta. En cultivos como tomate y pepino, un daño del 30% de la superficie foliar puede provocar la pérdida total del cultivo. Además, las ninfas y adultos tejen telarañas sedosas características donde viven los ácaros, y las plantas pueden quedar completamente cubiertas por estas telas, lo que afecta significativamente el aspecto del cultivo, siendo especialmente problemático en cultivos ornamentales.

Modos de control:

• Medidas preventivas: Una buena estrategia de prevención comienza por mantener la zona de cultivo limpia y libre de restos vegetales, malas hierbas y hojas muertas. Es importante eliminar especialmente las malezas de hoja ancha y cualquier residuo que quede después de las podas. Mantener la humedad relativa por encima del 60 % y evitar el exceso de calor también contribuye a prevenir su aparición, al tiempo que favorece la presencia de enemigos naturales.
• Limpieza y control mecánico: Ante la sospecha de presencia de araña roja, se recomienda podar y desechar las hojas afectadas. La limpieza regular de las plantas, ya sea con agua tibia y detergente o con una mezcla de alcohol y jabón, resulta efectiva para reducir la población del ácaro. Puede utilizarse una esponja húmeda para limpiar cada hoja o aplicar la mezcla con atomizador, especialmente en el envés. Es necesario repetir el tratamiento varias veces por semana y realizar una prueba previa en una pequeña parte de la planta, ya que algunas especies son sensibles al jabón.
• Persistencia y seguimiento: Eliminar por completo a la araña roja puede requerir tiempo y constancia. Es importante realizar un monitoreo frecuente de las plantas y evitar, en la medida de lo posible, las condiciones que favorecen su proliferación. Además de los daños visibles, este ácaro puede ser vector de virus que afectan gravemente a las plantas, por lo que actuar a tiempo es clave para la salud del cultivo o jardín.

Trips

Los trips son insectos diminutos (1-1,5 mm) de gran adaptabilidad que se encuentran en todo el mundo, pertenecientes principalmente a los géneros Frankliniella, Thrips y Scirtothrips. Las especies más comunes y dañinas son el trips de la cebolla (Thrips tabaci) y el trips de las flores (Frankliniella occidentalis). Se caracterizan por su cuerpo alargado de color grisáceo, amarillo o marrón, con alas distintivas que poseen formaciones llamadas “flecos” (de ahí el nombre del orden Thysanoptera), lo que les permite esconderse en lugares estrechos como flores y ápices de ramas sin dañar sus alas.

A pesar de su pequeño tamaño, los trips pueden causar daños graves en los cultivos debido a su aparato bucal picador-chupador que utilizan para extraer fluidos celulares de las plantas. Su alimentación deja células vacías que se llenan de aire, creando características manchas plateadas con puntos negros (excrementos) en hojas, flores y frutos. Además de los daños directos por alimentación que pueden causar deformaciones en frutos de plantas jóvenes, los trips actúan como vectores de virus importantes, especialmente del género Tospovirus, siendo el virus del bronceado del tomate (TSWV) uno de los más problemáticos que afecta cultivos como tomate, pimiento, lechuga y fresa.

Modo de control:

• Barreras físicas: Las mallas antitrips ayudan a prevenir la entrada de estos insectos, pero es fundamental verificar que sus orificios sean lo suficientemente pequeños para bloquear el paso según la especie. También se utilizan trampas cromáticas (azules, amarillas o blancas) para atraer y monitorear trips.
• Control biológico: Existen enemigos naturales como mariquitas, ácaros depredadores y avispas parasitoides, que regulan las poblaciones de trips de forma natural. Además, los hongos entomopatógenos como Beauveria bassiana y los nemátodos entomopatógenos son altamente eficaces para controlar estados inmaduros de estos insectos.
• Extractos vegetales: Entre las opciones más usadas están el extracto de ajo con ají y el extracto de Neem, reconocidos por su efecto repelente. También se emplean alcaloides naturales como estragol (albahaca), matrina (Sophora) y stemonina, con distintos mecanismos de acción sobre el sistema nervioso o el metabolismo del insecto.

Moscas

Existen tres tipos principales que afectan los cultivos: las mosquitas del sustrato (familia Sciaridae), también conocidas como moscas del mantillo, que son diminutas moscas negras de 3-5 mm que aparecen cuando hay exceso de humedad en el sustrato; las moscas blancas (familia Aleyrodidae), de aspecto algodonoso que se alojan en el envés de las hojas y se reproducen rápidamente en ambientes húmedos y mal ventilados; y las moscas de la fruta (género Drosophila), menos frecuentes pero que pueden migrar desde cocinas o composteras mal manejadas hacia los cultivos cuando hay restos de frutas en descomposición.

El daño principal lo causan las larvas de la mosca del sustrato, que se alimentan de raíces y tejidos jóvenes, debilitando la estructura de la planta y causando detención del crecimiento, pérdida de fuerza y desvanecimiento del color de las hojas. Estas moscas también pueden transportar hongos patógenos como Fusarium o Botrytis que pueden matar las plantas en casos graves. El factor principal que favorece su aparición es el exceso de humedad en el sustrato, causado por riego frecuente sin permitir que la tierra se seque, mal drenaje, agua estancada en platos, alta humedad ambiental y temperaturas elevadas que aceleran su ciclo reproductivo.

Modos de control:

• Barreras: Una estrategia eficaz es cubrir el sustrato con arena, grava o tierra de diatomeas para interrumpir el ciclo de vida de las moscas. También se recomienda el uso de extractos naturales como ajo, canela o aceite de neem, que actúan como repelentes sin afectar a insectos benéficos. Las trampas adhesivas amarillas permiten controlar adultos y prevenir nuevas generaciones.
• Control biológico y productos seguros: El uso de nematodos entomopatógenos como Steinernema feltiae es una solución natural que ataca específicamente a las larvas. También pueden emplearse insecticidas orgánicos como el jabón potásico y el aceite de neem, siempre siguiendo las indicaciones del fabricante para evitar daños a las plantas o al entorno.
• Prevención y cuidados generales: Para evitar futuras infestaciones, es clave controlar el riego, mantener la higiene del sustrato, eliminar restos vegetales y garantizar buena ventilación. Cubrir la superficie del sustrato con materiales que impidan la oviposición también resulta útil

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