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¿Por qué algunas plantas parece que duermen de noche?

La nictinastia es el movimiento diario de hojas y flores en respuesta a la luz y la oscuridad, revelando la sorprendente sensibilidad y adaptación de las plantas a su entorno.

La  Huerta
07 de mayo de 2025 - 04:11 p. m.
La Maranta leuconeura, conocida como planta de la oración, es una especie ornamental popular por sus hojas ovaladas con patrones únicos
La Maranta leuconeura, conocida como planta de la oración, es una especie ornamental popular por sus hojas ovaladas con patrones únicos
Foto: Pixabay
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¿Ha notado que sus plantas parecen moverse durante la noche? Aunque a simple vista resulte imperceptible, muchas especies vegetales realizan sutiles coreografías cuando cae el sol: hojas que se pliegan, tallos que se inclinan, pétalos que se cierran. Estos movimientos no son aleatorios ni producto del viento, sino parte de un fenómeno conocido como nictinastia. Se trata de respuestas internas al ciclo natural de luz y oscuridad, que revelan una sorprendente sensibilidad en el mundo vegetal.

En La Huerta exploraremos qué es la nictinastia, por qué ocurre y qué nos dice sobre la capacidad de las plantas para percibir y adaptarse a su entorno.

Un fenómeno casi imperceptible

Según un artículo publicado en 2018 en la revista Biological Reviews of the Cambridge Philosophical Society llamado "the functions of foliar nyctinasty: a review and hypothesis", la nictinastia foliar es un comportamiento que ocurre en algunas plantas y que consiste en cambios diarios en la posición de sus hojas. Durante el día, estas hojas se colocan de forma horizontal para aprovechar al máximo la luz del sol y realizar la fotosíntesis. Pero cuando llega la noche, cambian a una posición más vertical. Este movimiento es especialmente común en las plantas de la familia de las leguminosas (como los fríjoles o las acacias).

Las especies nictinásticas poseen en la base de sus hojas una estructura especializada llamada pulvínulo, que actúa como una bisagra natural. De forma circular y flexible, este órgano contiene dos tipos de células: las extensoras, que permiten la apertura de la hoja, y las flexoras, responsables de su cierre. Estos movimientos se producen por cambios en la presión interna de las células provocada por el ingreso o salida de agua.

¿Y qué quiere decir eso? Pues que ese ingreso de agua está controlado por el movimiento de iones, principalmente potasio, que actúan como señales que hacen que el agua entre o salga de las células. Cuando estas partículas se acumulan dentro de ciertas células, el agua las sigue, haciendo que se hinche, pero cuando estas partículas salen, el agua también se retira y la célula se encoge. También participan otras sustancias como cloruro o malato, y mecanismos internos como la activación de enzimas y cambios en la concentración de calcio dentro de la célula.

El control de estos movimientos está influido por la percepción de luz, especialmente las longitudes de onda roja y azul, y forma parte de los llamados ritmos circadianos en plantas, que les permiten sincronizar sus funciones con los ciclos día-noche.

A lo largo del tiempo, se han planteado varias explicaciones para este comportamiento de las plantas durante la noche. Algunas apuntan a que ayuda a regular la temperatura, a eliminar el agua acumulada sobre las hojas, a evitar que la luz de la luna interfiera con sus ciclos biológicos, o incluso a ahuyentar a los herbívoros. Sin embargo, el artículo resalta una hipótesis particularmente interesante llamada hipótesis tritrófica. Según esta idea, el cambio nocturno en la posición de las hojas no solo protege directamente a la planta, sino que también facilita el trabajo de los enemigos naturales de los herbívoros, como los depredadores y los insectos parasitoides. Al haber menos “desorden” entre las hojas, es más fácil ver, oír y oler a las presas que se esconden en la vegetación. Esto aumentaría la eficacia de cazadores nocturnos como los murciélagos o los búhos, lo que indirectamente beneficia a la planta al mantener a raya a los insectos que podrían dañarla.

Estos movimientos no se limitan a las hojas. Muchas flores también siguen patrones similares de apertura y cierre que responden a la luz y la oscuridad. Por ejemplo, especies como Tribulus cistoides abren sus flores al amanecer y las cierran al atardecer, siguiendo la trayectoria del sol para maximizar su exposición. Por el contrario, otras plantas como la jalapa (Mirabilis jalapa) hacen lo opuesto: abren sus flores al caer la tarde para atraer polinizadores nocturnos, como las polillas, utilizando fragancias dulces que se dispersan mejor en la noche. Así, la sensibilidad al entorno lumínico no solo cumple funciones defensivas, sino que también optimiza las interacciones reproductivas de las plantas.

De hecho, algo curioso es que existe incluso un subtipo de nictinastia que muchos reconocen por experiencia directa: la sismonastia, que es el movimiento de las hojas al ser tocadas o vibradas, como ocurre en la Mimosa pudica o “dormilona”. En todos estos casos, el mecanismo de movimiento tiene su origen en cambios de presión y turgencia dentro del pulvínulo.

Tenga en cuenta estos consejos antes de tener una planta con estos movimientos

  • Garantizar una buena exposición a la luz natural: Estas plantas necesitan luz solar directa o abundante luz indirecta durante el día para realizar adecuadamente la fotosíntesis. Ubíquelas cerca de una ventana orientada al este o al oeste, o en exteriores con sombra parcial.
  • Evitar el riego nocturno: Dado que cierran sus hojas por la noche, es mejor regarlas durante la mañana. Esto favorece la absorción del agua cuando están activas y reduce el riesgo de hongos u otras enfermedades por exceso de humedad en la oscuridad.
  • Respetar su ritmo circadiano: Evite iluminar artificialmente a la planta durante la noche, ya que eso puede interferir con sus ciclos naturales de movimiento. Si la planta está en interiores, apague las luces cercanas cuando anochezca.
  • Observar los movimientos como señales de salud: Si nota que las hojas no se abren durante el día o no se pliegan por la noche, puede ser una señal de estrés hídrico, problemas de iluminación o desequilibrios minerales. Estos movimientos pueden servir como “termómetro” del bienestar de la planta.

Tres plantas que tienen este movimiento

  • Mimosa pudica’ (Planta sensitiva)

La Mimosa pudica, también conocida como vergonzosa, adormidera, dormilona o sensitiva, es una planta herbácea perenne de la familia de las mimosáceas que ha capturado la fascinación de muchos gracias a su peculiar comportamiento: sus hojas se pliegan inmediatamente al ser tocadas, un fenómeno conocido como nictinastia. Este mecanismo de defensa hace que la planta parezca marchita para desalentar a los herbívoros y reducir la pérdida de agua por evaporación.

De hecho, además de responder al tacto, la Mimosa pudica también pliega sus hojas naturalmente durante la noche como parte de su ritmo circadiano, lo que la sitúa entre las denominadas “plantas que duermen”, junto con otras especies capaces de realizar movimientos rápidos visibles como la planta del semáforo y la dionea atrapamoscas.

Ojo: No toque la planta si no es necesario, este movimiento supone un considerable esfuerzo y estrés para la planta, por lo que no es recomendable provocarlo innecesariamente solo por observar la reacción.

  • Oxalis triangularis (Trébol morado)

El Oxalis triangularis, conocido popularmente como cupido, planta del amor o trébol púrpura, es una especie perenne perteneciente a la familia Oxalidaceae, originaria del sur de América del Sur. Esta planta destaca por sus características hojas trifoliadas de color granate oscuro (similares a las del género Trifolium, de ahí su nombre común), que crecen desde rizomas tuberosos cubiertos de escamas y pueden alcanzar hasta 50 cm de altura.

Su rasgo más fascinante es el comportamiento nictinástico que exhibe: al anochecer o cuando se la molesta, sus hojas en forma de mariposa se pliegan como un paraguas, como si la planta entrara en un estado de reposo nocturno. Este mismo comportamiento se observa en sus delicadas flores blancas o rosa pálido de cinco pétalos, que también se cierran durante la noche, creando un espectáculo visual que ha cautivado a numerosos aficionados a la jardinería.

  • Maranta leuconeura (Planta de oración)

La Maranta leuconeura, conocida popularmente como “planta de oración” debido a su característico comportamiento nictinástico, es una especie perenne originaria de los bosques tropicales de Brasil. Esta fascinante planta ornamental exhibe un notable ritmo circadiano: durante el día mantiene sus hojas extendidas horizontalmente para maximizar la captación de luz solar, mientras que al anochecer las pliega hacia arriba en una posición que evoca unas manos en oración, un movimiento que ha cautivado a botánicos y cultivadores.

Con un crecimiento compacto que alcanza aproximadamente 30 centímetros tanto de altura como de anchura, la Maranta se distingue por sus hojas ovaladas de hasta 12 centímetros de longitud, adornadas con llamativas marcas bicolores —de ahí su nombre “leuconeura”, que significa “con venas blancas”— que pueden variar en tonalidades desde el verde claro hasta el marrón oscuro según la variedad. En su hábitat natural, crece como planta rastrera gracias a sus tallos horizontales, y aunque su follaje es su atractivo principal, también produce pequeñas flores blancas o púrpuras durante su período de crecimiento, que se abren por la mañana y se marchitan al anochecer.

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