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¿Ha notado una capa blanca cubriendo la tierra de sus plantas y se ha preguntado si es normal o si debería preocuparse? Este curioso cambio en el sustrato, que a simple vista podría parecer polvo o residuos inofensivos, en realidad puede estar indicando un desequilibrio en el ambiente donde crecen sus plantas. Aunque muchas veces no representa una amenaza grave, sí conviene entender por qué ocurre, qué lo provoca y cómo puede prevenirse.
Aquí exploraremos las causas más comunes detrás de ese aspecto blanquecino, desde la presencia de moho hasta acumulación de sales, y le daremos recomendaciones prácticas para cuidar mejor su jardín, ya sea interior o exterior.
¿Cuáles son las principales causas por las que la superficie de la tierra en las macetas o jardines se vuelve blanca?
Según Julián Ernesto Caballero, ingeniero agrónomo de la Universidad Nacional de Colombia y consultor en prácticas sostenibles, la aparición de una capa blanca en la tierra de las plantas no siempre es motivo de alarma, pero sí merece atención. Como asesor técnico en el vivero Jardines de Julia, Caballero explica que este fenómeno suele estar relacionado con dos causas principales: la acumulación de sales minerales y la presencia de moho.
La acumulación de sales ocurre comúnmente cuando se utilizan fertilizantes en exceso o cuando el agua de riego contiene altos niveles de minerales. Estas sales se concentran en la superficie del sustrato, formando una costra blanca que puede afectar la absorción de agua y nutrientes. Por otro lado, la presencia de moho, más algodonoso y esponjoso al tacto, suele deberse a un exceso de humedad y poca ventilación, condiciones que favorecen el desarrollo de hongos. En ambos casos, identificar correctamente la causa es fundamental para tomar medidas adecuadas y evitar que las plantas se vean comprometidas.
Además, uno de los hongos más conocidos que puede confundirse con este polvillo blanco es el oídio. Aunque no crece directamente en la tierra, sí puede aparecer al mismo tiempo, afectando hojas, tallos y frutos. Este hongo, que se disemina por el viento, es fácilmente visible gracias a su textura similar a ceniza o talco. El oídio se desarrolla rápidamente si hay exceso de humedad y poca circulación de aire, sobre todo en interiores, y si no se detecta a tiempo puede propagarse con facilidad a otras plantas cercanas.
¿En qué plantas son más comunes que se dé esto?
Según Caballero, si bien la salinidad y los mohos pueden afectar a una gran variedad de especies, su aparición está más relacionada con el manejo del riego, la calidad del agua y el tipo de sustrato que con una planta específica. En el caso de la salinidad, es más frecuente en suelos o mezclas donde hay exceso de iones o nutrientes, ya sea por fertilización excesiva, uso continuo de agua del acueducto con alta carga mineral o por riegos irregulares. Cuando se pasa mucho tiempo sin regar, la evaporación hace que las sales suban a la superficie, formando una especie de costra blanca visible a simple vista.
Con respecto a los mohos, su aparición también responde a factores como el exceso de humedad, la mala ventilación y, en algunos casos, a ciertos componentes presentes en abonos o materia orgánica en descomposición. Algunas plantas más sensibles, como suculentas, helechos o plantas tropicales de interior, pueden presentar síntomas rápidamente cuando las condiciones no son las adecuadas. En cambio, especies rústicas o adaptadas a suelos difíciles pueden tolerar mejor estos desequilibrios sin mostrar señales inmediatas de deterioro.
Ojo, el experto además menciona que no todas las plantas reaccionan igual ante estas condiciones. Las más delicadas pueden mostrar amarillamiento de hojas, caída prematura del follaje, raíces debilitadas e incluso detener su crecimiento. Por eso, más allá de identificar la capa blanca, es fundamental observar el estado general de la planta y hacer un seguimiento del entorno en el que crece: ventilación, tipo de riego, drenaje y calidad del sustrato.
¿Cómo prevenir este problema?
Para prevenir y corregir los problemas asociados a la aparición de capas blancas en la tierra —ya sea por moho o salinidad—, de nuevo, es mantener una rutina de observación constante. Revise con frecuencia la superficie del sustrato, asegúrese de aplicar un riego equilibrado, evite los encharcamientos y garantice un buen drenaje en las macetas. Airear la tierra periódicamente también ayuda a mantener el sustrato saludable.
“Una medida preventiva importante es validar la calidad del agua que se usa para el riego. Las aguas duras o cargadas de sales pueden acumularse en la tierra, generando condiciones salinas que afectan la salud de la planta. Dependiendo del tipo de agua disponible, en algunos casos una simple filtración puede ser suficiente, pero en otros podría requerirse un tratamiento más avanzado para mejorar su composición. Así mismo, es clave revisar los fertilizantes y abonos utilizados, así como la frecuencia con la que se aplican, ya que un exceso de nutrientes también puede contribuir a la acumulación de sales y iones en el sustrato. Si su propósito lo permite, considere elegir plantas con cierto grado de tolerancia a estas condiciones o averigüe bien los cuidados de la planta que tiene, es fundamental saber cuáles son las condiciones ideales de la planta que tenga”, dijo el experto
Si la capa blanca persiste o se agrava, puede ser necesario actuar con mayor profundidad: retirar la parte afectada del sustrato, renovar la tierra y desinfectar la matera.
En caso de que se detecte moho en la superficie del sustrato, siga estos pasos:
- Remueva la tierra superficial: con la ayuda de una pala pequeña, retire de 1 a 2 centímetros del sustrato afectado, según el tamaño de la maceta.
- Airee las raíces: afloje ligeramente el sustrato para permitir que las raíces respiren y se elimine el exceso de humedad. Hágalo con cuidado para no dañarlas.
- Espere un día: mantenga la planta con la tierra removida durante al menos 24 horas para que se airee correctamente.
- Reemplace la tierra: después del tiempo de espera, añada sustrato nuevo en la cantidad retirada.
Si el caso es aún más grave, es decir, si tanto la tierra, como la planta y la maceta presentan signos evidentes de moho o salinidad, realice el siguiente procedimiento:
- Extraiga la planta de la maceta.
- Lávela con una mezcla de agua, jabón neutro o aceite de neem.
- Deje secar la matera al sol.
- Reemplace completamente el sustrato antes de volver a sembrar.
Con estos cuidados y una revisión periódica de las condiciones de cultivo, podrá reducir considerablemente los riesgos asociados a la aparición de mohos o acumulaciones de sal en sus plantas, evitando que una pequeña señal blanca se convierta en un problema serio para su jardín.
“Lo principal es que consulte la opinión de un experto cuando note problemas en su planta, ya que, como se ha mencionado, son varios los factores que pueden estar afectándola. Actuar apresuradamente, sin un diagnóstico adecuado, puede ser ineficaz o incluso podría complicar más la situación”, concluyó.
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