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¿Sabía que una planta puede dar flores de un tipo y frutos de otro completamente distinto? Aunque parezca algo sacado de la ficción, el injerto vegetal lo hace posible. Esta antigua técnica, utilizada desde civilizaciones milenarias hasta la agricultura moderna, permite combinar lo mejor de dos especies en una sola planta. Más que una curiosidad, es una herramienta valiosa para mejorar cultivos, salvar árboles dañados y crear ejemplares únicos.
Julio César Cortes, docente de Ingeniería Ambiental en la Universidad ECCI, explica que el injerto vegetal es una técnica de propagación asexual que consiste en unir dos partes de plantas diferentes para que crezcan como una sola unidad. Esta práctica combina las cualidades deseables de floración o fructificación de una planta (injerto) con las características de vigor y resistencia del sistema radicular de otra planta (portainjerto). Es especialmente común en árboles frutales y plantas ornamentales, permitiendo obtener variedades con mejor calidad en apariencia, sabor y adaptabilidad a condiciones ambientales adversas, además de revitalizar plantas de edad avanzada.
Esta técnica es ampliamente utilizada tanto en árboles frutales como ornamentales, con diversos fines según la especie y el objetivo del cultivo. Algunas de las principales razones para injertar son:
- Reproducción vegetativa: Muchas variedades no se reproducen fielmente a partir de semillas o no se propagan fácilmente por esquejes. El injerto permite conservar sus características.
- Acelerar la producción: Permite obtener frutos o flores en menos tiempo que al cultivar desde semilla.
- Cambiar de variedad: En huertos ya establecidos, se pueden injertar nuevas variedades más resistentes, sabrosas o productivas sin necesidad de arrancar los árboles.
- Añadir un polinizador: Algunas especies requieren polinización cruzada. Para evitar plantar otro árbol, se puede injertar una rama de otra variedad compatible (o de un ejemplar macho, en plantas dioicas como el acebo).
- Mejorar el sistema radicular: Algunos portainjertos ofrecen mayor resistencia a plagas, enfermedades, mejor anclaje o incluso limitan el tamaño de la planta (como enanizantes en manzanos).
- Formar estructuras ornamentales: Las variedades de crecimiento suelen injertarse sobre tallos rectos para elevar su copa, y en jardinería avanzada incluso se crean formas decorativas como corazones o sillas.
- Reparar daños: Cuando un árbol sufre daño cerca del suelo (por roedores, tormentas, maquinaria, etc.), se pueden usar injertos de puente o de aproximación para restaurar el flujo de savia.
¿Cómo se debe injertar?
La época de injerto varía según la planta y el tipo de técnica empleada. Algunos pasos principales son:
1. Elegir el vástago (injerto):
- Debe ser una rama o yema con características deseadas (como buen sabor o resistencia).
2. Seleccionar el portainjerto (patrón):
- Debe tener raíces sanas, adaptarse bien al suelo y ser compatible con el vástago.
3. Realizar el corte:
Según la técnica elegida, se preparan ambos tejidos para que encajen perfectamente. Algunas técnicas son:
- Injerto en T o de escudete: Se toma una yema de otra planta y se coloca bajo la corteza del portainjertos, haciendo un corte en forma de T. La yema se ajusta bien y se amarra con plástico para mantenerla en contacto. Es importante que ambas partes tengan buena humedad para que la corteza se separe fácilmente. Esta técnica se usa mucho en árboles frutales como cítricos y rosales, y el brote puede salir poco después o al año siguiente, según cuándo se haga el injerto.
- Injerto de látigo y lengüeta: Se hace cuando la planta no está creciendo. Se cortan el injerto y el portainjerto en forma diagonal, y luego se les hace un pequeño corte adicional llamado “lengüeta” para que encajen mejor. Después se amarran bien para que se unan y crezcan como una sola planta.
- Injerto de hendidura: Se usa en ramas gruesas. Se corta el tronco por la mitad para abrir una ranura, y en esa hendidura se meten uno o dos injertos con forma de cuña. Hay que asegurarse de que las partes verdes internas (el cambium) estén en contacto.
- Injerto de corteza: Se hace cuando la corteza se puede separar fácilmente. No se parte el tronco, sino que se despega un poco la corteza y se mete el injerto entre la corteza y la madera. Luego se fija con clavos pequeños y se cubre para protegerlo.
4. Unir las partes:
- Se coloca el injerto sobre el portainjerto haciendo coincidir el cambium (la capa verde justo bajo la corteza).
5. Proteger la unión:
- Se envuelve con cinta, cera u otro material para mantener la humedad y evitar infecciones.
6. Mantener condiciones de limpieza:
- Es fundamental trabajar con herramientas limpias para evitar enfermedades.
- Si el injerto prende, ambas partes crecerán como una sola planta, combinando lo mejor de cada una.
Ojo, según Cortes, no todas las plantas pueden injertarse con éxito. Esta técnica solo funciona entre especies compatibles, por lo general dentro de la misma familia botánica.
Algunos ejemplos son:
- Árboles frutales:es común injertar especies como el manzano, el peral, el aguacate o la ciruela.
- Hortalizas: también se pueden injertar algunas como el tomate, la berenjena y el pepino, especialmente en cultivos comerciales donde se busca resistencia a enfermedades del suelo.
- Ornamentales: Destacan las rosas, magnolias y otras especies que permiten esta práctica para mejorar el vigor o la calidad estética.
“Dado que la compatibilidad entre plantas es clave para el éxito del injerto, se recomienda siempre consultar a un experto o revisar fuentes confiables antes de intentarlo. Un injerto mal realizado o entre especies incompatibles no prosperará, por lo que es fundamental conocer bien las características de cada planta, el tipo de injerto más adecuado y las condiciones necesarias para lograr una unión exitosa”, especificó el experto,
¿Qué cuidados posteriores requiere una planta injertada?
Según Cortes, los cuidados posteriores al injerto son fundamentales para asegurar su éxito. Y es que una vez realizada la unión entre el injerto y el portainjerto, es necesario seguir una serie de recomendaciones que ayudan a garantizar que la planta crezca sana, cicatrice correctamente y desarrolle todo su potencial.
A continuación, se detallan los principales cuidados a tener en cuenta:
- Verificación de la unión del injerto: Es fundamental asegurarse de que el injerto esté bien sujeto al portainjerto. La zona de unión debe permanecer limpia y protegida para evitar la entrada de hongos o bacterias. Una unión firme favorecerá la correcta cicatrización y el éxito del procedimiento.
- Riego adecuado: Durante las primeras semanas, es clave mantener el sustrato ligeramente húmedo, pero sin encharcarlo. Un exceso de agua puede provocar pudrición en la base del injerto o del portainjerto, debilitando la planta. El riego debe hacerse con cuidado y solo cuando el sustrato empiece a secarse.
- Control del ambiente: Después del injerto, se debe proteger la planta del sol directo, los vientos fuertes y las temperaturas extremas, ya que estos factores pueden deshidratar o estresar la zona injertada. La temperatura ideal para favorecer la unión se encuentra entre los 18 °C y los 25 °C.
- Vigilancia sanitaria: Es importante observar la planta con frecuencia para detectar signos de plagas o enfermedades, como manchas en las hojas, brotes deformes o marchitez. Si se detectan problemas, se deben aplicar tratamientos adecuados, preferiblemente naturales o específicos para la especie injertada.
- Poda y mantenimiento: Hay que eliminar los brotes que aparezcan por debajo del punto de injerto, ya que pueden competir por nutrientes con la parte injertada. También se recomienda retirar ramas débiles, secas o mal orientadas para que la planta concentre su energía en el desarrollo del injerto.
- Supervisión de ligaduras: Es necesario revisar regularmente las cintas, rafias o bandas utilizadas para sujetar el injerto. Estas no deben estar demasiado apretadas y deben retirarse una vez que la unión esté completamente cicatrizada, ya que, de lo contrario, podrían estrangular el tallo y perjudicar el desarrollo.
- Fertilización: La planta injertada puede beneficiarse de abonos orgánicos o fertilizantes específicos durante su etapa de crecimiento, desde primavera hasta otoño. Sin embargo, se debe evitar la sobrealimentación, ya que un exceso de nutrientes puede provocar un crecimiento desbalanceado o débil.
- Tutorado (si es necesario): Si el injerto es débil o está en una zona expuesta al viento, es recomendable colocar un tutor o varilla de soporte. Este debe sujetarse con cuidado para evitar dañar la planta. El tutor ayuda a mantener el injerto en posición firme hasta que la unión sea completamente estable.
¿Cuáles son los errores más comunes cuando alguien está aprendiendo a hacer injertos?
Según Cortes, el injerto es una labor que requiere pericia y una habilidad que se perfecciona con la práctica. Por ello, es normal que al principio se presenten algunos inconvenientes. Sin embargo, muchos de estos pueden evitarse si se tienen en cuenta las siguientes recomendaciones:
Una de las fallas más comunes es la mala alineación del cambium, la capa vital que permite la fusión entre el injerto y el portainjerto. Si los tejidos no se colocan correctamente, no se establecerá la conexión vascular necesaria y el injerto no prosperará.
Otro error frecuente es utilizar especies incompatibles. Injertar plantas de familias muy diferentes, como un tomate con un rosal, generalmente conduce al fracaso. La compatibilidad botánica es esencial.
Errores más comunes:
- Los cortes irregulares o sucios también comprometen el éxito del proceso. Si se utilizan herramientas sin filo o contaminadas, se dificulta la unión de los tejidos y se incrementa el riesgo de infecciones.
- No proteger adecuadamente la zona del injerto es otro factor de riesgo. Dejar la unión expuesta, sin el uso de cinta, rafia o masilla, puede provocar deshidratación, ataques de insectos o entrada de patógenos. Es fundamental eliminar los brotes que surjan del portainjerto, ya que estos compiten por los nutrientes y pueden debilitar el desarrollo del injerto principal.
- Se requiere paciencia y seguimiento constante. Algunos esperan resultados inmediatos, pero el proceso de unión y cicatrización puede tardar semanas. Es clave observar la evolución con atención.
- También se deben revisar las ligaduras: si están demasiado apretadas, pueden estrangular el crecimiento; si están flojas, el injerto se moverá y no se adherirá bien.
- La desinfección de herramientas es indispensable. Utilizar cuchillas, tijeras o navajas sin limpiar favorece la transmisión de enfermedades entre plantas.
Por último, el experto enfatiza que es importante proteger el injerto del sol directo y del viento fuerte durante los primeros días. Estas condiciones pueden provocar estrés hídrico, deshidratación o incluso romper la unión.
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