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La papa es una de las reinas indiscutibles de la huerta. Originaria de los Andes, ha sido cultivada durante siglos y sigue siendo un alimento esencial en muchas regiones. Pero, ¿sabía que puede optimizar su crecimientos?, y es que para que crezca sana y dé buenos resultados, es importante saber con qué otras plantas se lleva bien y cuáles es mejor mantener lejos.
La papa, también llamada patata, es originaria de los Andes, especialmente de la región cercana al lago Titicaca. Su valor en América Latina es enorme, ya que fue domesticada por los pueblos andinos hace unos 8.000 años y forma parte fundamental de su cultura alimentaria. Para conocerla mejor, debe saber que se trata de una planta herbácea que puede alcanzar hasta un metro de altura, con hojas compuestas formadas por varios folíolos. Sus flores, de cinco pétalos, pueden ser blancas, azuladas o púrpuras, dependiendo de la variedad.
Una de las características más interesantes de la papa es su estructura subterránea. Además del tallo aéreo que vemos en la superficie, la planta desarrolla rizomas que crecen horizontalmente bajo tierra. A partir de estos se forman los tubérculos, es decir, los tallos engrosados donde la planta almacena nutrientes y que conocemos como papas.
Las papas que consumimos tienen “ojos”, que son yemas capaces de generar nuevas plantas, y lenticelas, pequeñas aberturas que les permiten respirar. Pueden variar mucho en forma, color de la cáscara y de la pulpa. Es importante tener en cuenta que si una papa se pone verde por exposición al sol, esa parte se vuelve tóxica y debe eliminarse antes de cocinarla. Además, aunque la planta puede producir frutos parecidos a tomates cherry que contienen semillas, lo más común es reproducirla plantando directamente los tubérculos.
¿Con qué plantas se puede cultivar?
La papa es una planta resistente y de crecimiento vigoroso que se adapta bien a diferentes condiciones. Sin embargo, al integrarla en una huerta con otras especies, es importante tener en cuenta ciertos aspectos para evitar conflictos entre cultivos. Uno de los primeros aspectos es que las papas desarrollan tubérculos profundamente en el suelo, por lo que las mejores plantas compañeras son aquellas con raíces superficiales que no interfieran con su desarrollo subterráneo. Entre ellas se destacan la lechuga, los rábanos, las cebolletas y las espinacas, que además pueden aprovechar los espacios entre los surcos de papa sin competir directamente.
Como las papas se cosechan al final de la temporada, lo ideal es asociarlas con hortalizas de ciclo corto, que se recojan antes de desenterrar los tubérculos. Así se aprovecha el espacio sin comprometer el rendimiento de la papa. Sin embargo, tenga que, según Sebastián Niño, coordinador territorial del Jardín Botánico de Bogotá, su porte elevado y su hábito de crecimiento pueden representar un reto para otras plantas más bajas. Por ejemplo, si se siembran papas junto a lechugas, es posible que la sombra que proyecta la papa retrase el desarrollo de la lechuga. Esto es una competencia natural por recursos como la luz y el espacio.
Asimismo, si se siembra papa bajo árboles frutales o cultivos de porte mayor en zonas frías, puede suceder lo contrario: que no reciba la luz suficiente y su desarrollo se vea limitado. En ambos casos, el éxito de la asociación dependerá del manejo del espacio, la luz y los tiempos de cosecha. Por eso, lo que debe considerarse al asociar la papa con otras especies es su hábito de crecimiento y su impacto en el entorno inmediato.
Por su parte, Juan David Fernández, ingeniero agrónomo de la Universidad Nacional de Colombia y actual coordinador de la colección viva del Jardín Botánico de Medellín, explica que la papa pertenece a la familia de las solanáceas, al igual que los pimientos, tomates, tomatillos, berenjenas y la okra. Por esta razón, no se recomienda sembrarla cerca de estas especies ni en terrenos donde se hayan cultivado recientemente, ya que todas comparten una base genética similar y son susceptibles a las mismas plagas y enfermedades.
“No es que la papa sea una planta problemática en sí, el problema aparece cuando se cultiva de forma intensiva o repetida en el mismo lugar”, aclara Fernández.
Y es que el monocultivo de papa, como ocurre con cualquier otro cultivo a gran escala, genera mayor presión sobre el ecosistema, favoreciendo la aparición y persistencia de organismos dañinos. Las plagas y enfermedades tienden a adaptarse más rápido y ser más agresivas en estos escenarios, lo que hace que el cultivo sea cada vez más vulnerable si no se implementan prácticas adecuadas.
Una de las estrategias más efectivas para reducir estos riesgos es la rotación de cultivos. Fernández menciona que en Colombia, las zonas productoras de papa suelen alternar su siembra con otros cultivos o dejar descansar la tierra sembrando pastos. Esto ayuda a recuperar el equilibrio del suelo, conservar sus nutrientes y romper los ciclos de vida de muchas plagas y enfermedades.
“Cultivar papa de forma responsable implica, entonces, no solo pensar en la planta, sino en el manejo integral del suelo y del entorno agrícola”, dijo el experto del Jardín Botánico de Medellín.
Plantas compañeras (amigas) de la papa
- Las caléndulas (Tagetes spp.) son aliadas clásicas del huerto: su aroma actúa como repelente natural de plagas y sus raíces liberan compuestos que ayudan a controlar nematodos en el suelo, lo que protege tanto el follaje como los tubérculos de la papa.
- El cilantro, por su parte, no solo ahuyenta pulgones, ácaros y escarabajos con su aroma intenso, sino que al florecer atrae insectos benéficos que actúan como depredadores de plagas.
- La albahaca también es una excelente compañera, ya que comparte condiciones similares de cultivo con la papa, no compite por espacio y su fragancia repele plagas comunes como gusanos y moscas.
Plantas que deben evitarse cerca de la papa:
- El espárrago, por su naturaleza perenne y su sistema de rizomas extensos, puede invadir el espacio subterráneo y competir con la papa por nutrientes y agua.
- La calabaza también es poco recomendable, ya que su crecimiento rastrero puede cubrir y someter a la papa a condiciones de humedad excesiva, favoreciendo enfermedades como el mildiú polvoroso.
- El hinojo, aunque aromático, es ligeramente alelopático y puede inhibir el crecimiento de otras plantas cercanas, incluida la papa.
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