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Los árboles no solo embellecen jardines y huertos con su presencia imponente, sino que también desempeñan un papel fundamental en el ecosistema. Además de aportar valor estético y ofrecer agradables fragancias, muchas especies atraen polinizadores como abejas y mariposas gracias a su néctar, mientras que sus frutos sirven de alimento para diversas especies de fauna silvestre. Plantarlos es una decisión significativa que enriquece el entorno, favorece la biodiversidad y contribuye a la sostenibilidad del paisaje.
Estos son cinco árboles nativos de Colombia no solo embellecen su jardín, sino que también se adaptan a las condiciones locales y favorecen la fauna del entorno. Y es que al elegir especies autóctonas, se promueve la biodiversidad y se garantiza un crecimiento armonioso con el ecosistema.
Cedro (Cedrela montana)
La Cedrela montana, conocida como cedro de tierra fría o cedro de montaña, es un árbol característico de los bosques fríos que rodean Bogotá. Aunque no está emparentado con los cedros mediterráneos (Cedrus spp.), comparte con ellos la imponencia de su porte. Puede alcanzar hasta 35 metros de altura, con un tronco recto y robusto, y una copa amplia que alberga bromeliáceas, helechos y orquídeas. Su madera, altamente valorada en construcción y ebanistería, ha llevado a su sobreexplotación, amenazando su presencia en los ecosistemas donde crece.
Una característica distintiva de esta especie es su ciclo anual único, durante el cual pierde completamente sus hojas por algunas semanas, un fenómeno poco común en árboles de clima frío. Cada árbol sigue su propio calendario individual que se repite año tras año, independiente de los cedros cercanos. Sus hojas compuestas pueden medir hasta 35 cm de largo, y produce pequeñas flores blanco-verdosas que atraen a abejorros y colibríes. Sus frutos, conocidos popularmente como “flores de palo”, son cápsulas leñosas que se abren en cinco valvas, liberando semillas aladas que pueden ser dispersadas por el viento.
- Riego: Se debe regar cada dos o tres semanas. Es una especie resistente a la sequía y requiere suelos bien drenados.
- Luz: Necesita exposición a pleno sol para desarrollarse de manera óptima.
- Fertilización: Se recomienda aplicar fertilizante cada dos meses con nutrientes balanceados. Antes del crecimiento, es ideal usar fórmulas altas en nitrógeno. Durante los meses fríos, es necesario reducir las aplicaciones.
- Poda: Es importante realizar la poda a principios de abril. Se deben eliminar las ramas muertas o cruzadas para mejorar la circulación del aire y la entrada de luz.
- Tipo de suelo: Prefiere suelos de textura franco a franco arenosa. Deben ser bien drenados y mantener un nivel de humedad adecuado.
Roble (Quercus humboldtii)
El Roble Colombiano o Roble andino (Quercus humboldtii) es una especie emblemática de la familia Fagaceae que se distribuye ampliamente en las regiones montañosas de Colombia, encontrándose entre los 1,000 y 3,600 metros sobre el nivel del mar. Este árbol puede alcanzar alturas de hasta 30 metros y se caracteriza por sus distintivas hojas simples, alternas y alargadas, con bordes ondulados. Sus flores son pequeñas y de color amarillo claro, mientras que sus frutos, conocidos como bellotas, miden entre 50 y 70 milímetros de largo y se desarrollan sobre una cúpula escamosa característica.
La importancia ecológica de esta especie es fundamental para los ecosistemas andinos colombianos. Los robledales, como se conocen los bosques dominados por esta especie, son cruciales para la regulación y oferta hídrica, la protección de suelos y la prevención de desastres naturales. Sin embargo, debido a la excelente calidad de su madera, el Roble Colombiano ha sido objeto de una explotación intensiva, lo que ha llevado a que actualmente se encuentre clasificado como Vulnerable (VU) en la Lista Roja de la UICN.
- Riego: Se debe regar cada dos o tres semanas. Es una especie con tolerancia moderada a la sequía y se cultiva principalmente al aire libre. El acolchado ayuda a retener la humedad, especialmente durante la temporada de crecimiento.
- Luz: Requiere exposición a pleno sol para un desarrollo óptimo.
- Fertilización: Es recomendable aplicar fertilizante dos veces al año, en primavera y otoño. Se debe usar un fertilizante con alto contenido de nitrógeno, manteniendo un pH del suelo entre ácido y neutro para mejorar la absorción de nutrientes.
- Poda: Se debe realizar en la época de menor actividad del árbol, generalmente en los meses más secos del año. Es importante eliminar las ramas muertas y aclarar las zonas congestionadas para mejorar la circulación del aire y fortalecer el crecimiento. Se recomienda utilizar herramientas limpias y afiladas para evitar daños y reducir el riesgo de enfermedades.
- Suelo: Puede crecer en distintos tipos de suelo, pero se desarrolla mejor en suelos arcillo-limosos, con buen drenaje y ricos en materia orgánica.
Siete cueros (Tibouchina lepidota)
La Tibouchina lepidota, también conocida como mayos o sietecueros, es un árbol ornamental que se distribuye a lo largo de la cordillera de los Andes, desde Venezuela hasta Perú. En Colombia, particularmente, se encuentra en la región andina entre los 1,300 y 3,200 metros sobre el nivel del mar, adaptándose a diversos ecosistemas, desde bosques muy húmedos hasta secos. Este árbol mediano, que suele alcanzar los 12 metros de altura, pero puede llegar hasta los 20 metros, se distingue por su corteza rojiza que se desprende en escamas, característica que le da el nombre común de sietecueros. Sus hojas, de textura áspera y bordes aserrados, son de un verde oscuro que se torna rojizo con la madurez. Sus flores, de aproximadamente 6 centímetros de diámetro, destacan por su vibrante tonalidad violeta a magenta y sus llamativos estambres amarillos.
El sietecueros florece principalmente en enero, junio y agosto, produciendo frutos durante la mayor parte del año, con períodos específicos de recolección en marzo y diciembre. Sus frutos tienen una forma característica de copa, miden 1.5 centímetros de diámetro y contienen numerosas semillas pequeñas de forma similar a un caracol. Debido a su belleza ornamental, especialmente por sus flores violetas, esta especie es ampliamente cultivada en parques, plazoletas públicas y jardines de Colombia. Además de su valor estético, su madera encuentra utilidad práctica en la fabricación de postes para cercados, mangos de herramientas y muebles, así como en su uso como leña, lo que demuestra su versatilidad como recurso natural.
- Clima: Crece entre los 1,800 y 3,100 metros de altitud en climas fríos y templados, con temperaturas entre 5 y 28 grados centígrados.
- Luz: Requiere más de 8 horas diarias de luz solar directa, por lo que es ideal para espacios abiertos como parques, jardines y fincas.
- Riego: Necesita riego diario sin generar encharcamientos, ya que el exceso de agua puede afectar sus raíces.
- Suelo: Prefiere suelos ricos en materia orgánica, con buen drenaje, aireación adecuada y pH cercano a la neutralidad.
- Abono: Es recomendable aplicar riego con una dilución al 10 % de humus líquido en agua para enriquecer el sustrato con materia orgánica.
- Control de plagas: Puede ser atacado por pulgones, trips y ácaros como la araña roja, por lo que se recomienda aplicar tierra de diatomeas en el sustrato o diluirla en agua para rociar las partes afectadas.
Duraznillo (Abatia parviflora)
El duraznillo (Abatia parviflora) es un árbol perteneciente a la familia Salicaceae que se encuentra distribuido ampliamente en las cordilleras central y oriental de Colombia, entre los 2,000 y 3,500 metros sobre el nivel del mar, en departamentos como Antioquia, Boyacá, Caldas, Cundinamarca, Nariño, Putumayo, Quindío, Risaralda, Tolima y Valle. Esta especie puede alcanzar hasta 20 metros de altura y tiene una copa irregular, a veces redondeada. Sus hojas son de color verde claro cuando nacen y se oscurecen con el tiempo, estas son alargadas, con los bordes aserrados y una textura un poco áspera y gruesa. Las flores del duraznillo crecen en racimos y son de color amarillo. Tienen una forma alargada y brillante que recuerda a pequeñas velas, por lo que también se le conoce como “velita”.
Esta especie destaca por su importancia ecológica y sus diversos usos. Por ejemplo, es una planta melífera que atrae a una variada fauna de polinizadores, incluyendo diferentes especies de abejas como Apis mellifera, Bombus pauloensis, Bombus robustus y Thygater aethiops, así como aves como el Jilguero andino (Spinus spinescens).
- Riego: Requiere riego semanal para mantener la humedad constante en el sustrato. Aunque tolera períodos cortos de sequía una vez establecido, necesita un suministro regular de agua, especialmente durante su fase de crecimiento.
- Luz: Desde temprana edad debe recibir pleno sol. En su etapa juvenil puede tolerar sombra ligera, pero necesita una exposición solar directa para desarrollarse correctamente.
- Tolerancia al viento: Soporta vientos moderados, pero en zonas de corrientes fuertes se recomienda sembrarlo en lugares protegidos o reforzar su base con tutorado.
- Suelo: Se desarrolla mejor en un sustrato compuesto por 60 % de tierra, 20 % de turba y 20 % de cascarilla. Debe contar con buen drenaje para evitar encharcamientos.
- Poda: Se debe podar a principios de año antes de que inicie el nuevo crecimiento. Es importante eliminar ramas muertas o dañadas para mejorar la circulación del aire, aumentar la producción de flores y mantener la forma de la planta.
Falso pimiento
El Schinus molle, conocido comúnmente como falso pimentero, es una especie de la familia Anacardiaceae que tiene sus orígenes en los Andes Centrales, específicamente en la región que comprende el Sur de Colombia, Perú, Chile, Bolivia, desde donde se ha distribuido ampliamente por zonas subtropicales y tropicales de Sudamérica. Este árbol perenne se caracteriza por su tamaño mediano, típicamente alcanzando entre 6 y 8 metros de altura, aunque se han registrado ejemplares excepcionales de hasta 25 metros. El árbol puede vivir hasta 40 años, desarrollando un tronco que puede alcanzar los 50 centímetros de diámetro, cubierto por una corteza café o gris notablemente áspera que se exfolia en placas largas.
Este árbol tiene hojas que pueden ser siempre verdes o caerse en ciertas épocas, con tamaños entre 9 y 28 centímetros de largo. Sus flores crecen en racimos al final de las ramas o en las axilas de las hojas, formando agrupaciones de hasta 25 centímetros. Sus frutos son pequeños, redondos y miden entre 5 y 7 milímetros de diámetro, volviéndose rosados o rojo-rosados al madurar. Tienen una capa externa delgada, una parte intermedia carnosa con resina y una capa interna dura que protege las semillas.
- Exposición: Requiere pleno sol o semisombra para desarrollarse adecuadamente.
- Temperatura: No tolera heladas, por lo que es ideal para climas cálidos o templados.
- Suelo: Se adapta a suelos de jardín normales y no es exigente en este aspecto.
- Riego: Debe regarse moderadamente durante todo el año, con un aumento en tempordas de calor. Es resistente a la sequía.
- Poda: No requiere poda, ya que mantiene su forma de manera natural.
- Abono: No necesita fertilización adicional, ya que es una especie rústica.
- Plagas y enfermedades: Es muy resistente y rara vez sufre problemas fitosanitarios.
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