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Tomate de árbol: la fruta exótica andina que puede cultivar en casa

El tomate de árbol es una planta frutal andina que se cultiva fácilmente con cuidados básicos y ofrece múltiples usos alimenticios y medicinales.

La Huerta

14 de julio de 2025 - 01:07 p. m.
Tomate de árbol
Foto: Pixabay
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Colombia, un país de frutas exóticas y sorprendentes, alberga una gran diversidad de sabores que llaman la atención tanto de locales como de visitantes. Entre ellas, hay una fruta que despierta opiniones divididas pero que sin duda genera curiosidad: el tomate de árbol. Con su aspecto inusual, su sabor ácido y su versatilidad en la cocina, esta fruta andina se ha ganado un lugar especial en los mercados y huertas del país.

A continuación, le contamos todo lo que necesita saber sobre esta especie: sus características, beneficios y cómo cultivarla en casa.

Características del tomate de árbol

El tomate de árbol (Solanum betaceum), también conocido como tamarillo, sachatomate o tomate andino, es una planta única que se desafía lo que se conoce tradicionalmente de los tomates. Y es que a diferencia de los tomates comunes que crecen como arbustos o matas a ras de suelo, esta especie se desarrolla como un árbol frutal que puede alcanzar entre 3 y 4 metros de altura, con corteza grisácea y follaje perenne. Su origen se encuentra en las regiones andinas de Sudamérica, especialmente en Perú, Bolivia y el norte de Argentina, aunque hoy en día se cultiva en diversos países desde Colombia y Ecuador hasta Nueva Zelanda, Kenia y Sudáfrica.

El tomate de árbol se reconoce fácilmente por su forma y aspecto únicos. Tiene hojas grandes, de color verde oscuro, que son un poco ásperas al tocarlas y miden entre 15 y 30 centímetros. Estas hojas crecen una por una a lo largo de las ramas. Sus flores son pequeñas, de color blanco con un tono rosado, y tienen cinco pétalos y cinco estambres amarillos. Nacen en grupos al final de las ramas y suelen aparecer entre mayo y junio.

El fruto del tomate de árbol es diferente al del tomate común. Tiene forma ovalada, como un huevo, y mide entre 4 y 8 centímetros de largo. Su cáscara es lisa, brillante y cambia de color a rojo o anaranjado cuando está maduro, a veces con rayas más claras. Por dentro, la pulpa es jugosa, de color naranja o rojo, con muchas semillas en filas alrededor del centro. Aunque se parece al tomate normal en su interior, su sabor es más ácido y un poco amargo.

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El valor nutricional y los usos del tomate de árbol son múltiples y variados. Según el Jardín Botánico de Bogotá, es una excelente fuente de vitamina C cuando se consume crudo, además de proporcionar hierro, potasio, magnesio, fósforo y vitaminas A y E. Se puede consumir tanto fresco como cocinado, preparándose en jugos, dulces, postres, ensaladas y salsas. En la medicina tradicional de Colombia y Ecuador se utiliza para afecciones de garganta y gripe, aplicando el fruto o las hojas calentadas durante la inflamación de amígdalas, y consumiendo el fruto fresco en ayuno para tratar la gripe.

¿Cómo cultivar?

En maceta

Si usted quiere tener un árbol en una maceta, debe saber que es posible plantar directamente las semillas de los tamarillos o tomates de árbol que compre y que esté consumiendo, aunque ojo, puede que no le dé frutos o germine, para aumentar esta probabilidad de germinación se recomienda seguir un proceso sencillo:

  • Primero, corte el fruto en vertical y separe las semillas junto con un poco de pulpa.
  • Coloque esta mezcla en un recipiente durante tres días, removiéndola dos veces al día.
  • Luego, lave bien las semillas y colóquelas sobre un trapo o servilleta húmeda, en un lugar sombreado, hasta que empiecen a germinar.

Cuando las semillas muestren señales de germinación, prepare una maceta profunda con sustrato suelto y bien drenado, preferiblemente enriquecido con abono orgánico o humus. Es importante evitar los suelos pesados o arcillosos. Siembre cada semilla a una profundidad de 1 a 2 centímetros, cúbrala con la mezcla y riegue ligeramente. Coloque la maceta en un lugar de semisombra, con buena luz natural pero sin sol directo.

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De forma directa en el jardín

La planta se puede sembrar de dos formas:

Por semilla:

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  • Produce un árbol alto, con ramas elevadas.
  • Para mejorar la germinación, se recomienda poner la semilla en el congelador durante 24 horas antes de sembrarla.

Por esquejes:

  • Da lugar a una planta más baja y arbustiva.
  • Se usan ramas de 1 a 2 años de edad, de 10 a 25 mm de grosor y de 45 a 75 cm de largo.
  • Pueden sembrarse directamente en el terreno.
  • Aunque florecen rápido, se recomienda no permitir que den fruto el primer año.

Para un buen desarrollo del tomate de árbol, se recomienda sembrar las plantas dejando una distancia aproximada de 81 centímetros entre cada una y 2 metros entre filas. Esta separación permite una adecuada circulación del aire y facilita el manejo del cultivo. Durante el primer año, es aconsejable podar la planta hasta que alcance una altura de entre 90 y 120 centímetros, lo que ayuda a fortalecer su estructura y estimular un crecimiento más equilibrado.

Ojo, la poda debe realizarse cada año, eliminando las ramas que ya produjeron frutos, ya que la planta florece y fructifica en los brotes nuevos. Además, el momento en que se haga la poda influye en el calendario de cosecha: si se realiza en primavera, la producción será más temprana; si se hace en otoño, la cosecha se retrasará. Esta práctica es clave para mantener la productividad y salud del árbol.

Cosecha

  • El árbol empieza a dar frutos entre los 1.5 y 2 años de edad, y puede seguir produciendo por 5 o 6 años.
  • La fruta está lista para cosechar cuando ha alcanzado su color final (rojo o amarillo, según la variedad).
  • Debe recogerse con el tallo aún unido y puede conservarse en refrigeración.

Cuidados generales

Luz

  • El tomate de árbol necesita buena cantidad de luz para desarrollarse correctamente, pero no debe estar expuesto directamente al sol durante todo el día, especialmente en etapas tempranas. Se recomienda ubicarlo en un lugar de semisombra, con luz natural indirecta que favorezca su crecimiento sin causar estrés por exceso de radiación.

Clima

  • Al ser originario de los Andes, el tomate de árbol se adapta mejor a climas templados y húmedos de montaña, con temperaturas entre los 13 y 24 °C. No soporta las heladas, que pueden dañarlo gravemente o incluso matarlo si las temperaturas bajan de los -2 °C.
  • También es sensible a los vientos fuertes y a los cambios bruscos de clima. Por eso, su cultivo suele concentrarse en zonas con clima estable, como algunas áreas costeras o de montaña, donde las condiciones se mantienen templadas durante todo el año.

Riego

  • El tomate de árbol requiere riego constante, ya que es una planta sensible a la sequía. El suelo debe mantenerse húmedo pero nunca encharcado, ya que el exceso de agua puede afectar seriamente las raíces.
  • Una mala gestión del riego puede favorecer la aparición de hongos, a los que esta planta es particularmente vulnerable. Por ello, es importante regar con moderación y frecuencia, vigilando que el agua drene bien y que el sustrato no se sature.

Suelo

  • Este cultivo prefiere suelos ligeros, francos arenosos y bien drenados, ricos en materia orgánica. El agua estancada es muy perjudicial y puede matar la planta en pocos días, por lo que es fundamental garantizar un buen drenaje desde el inicio.
  • Evite los suelos arcillosos o compactos, ya que retienen demasiada humedad. Para mejorar las condiciones del suelo, se recomienda mezclar compost, humus de lombriz u otro abono orgánico que aporte nutrientes y mejore la aireación de las raíces.

Abono

  • El tomate de árbol responde bien a la fertilización, especialmente si se aplica una vez al año en pequeñas cantidades. Lo ideal es usar abono orgánico suave, como compost maduro o humus, para evitar dañar las raíces con un exceso de nutrientes.
  • Aunque puede aplicarse en diferentes momentos del año, lo más común es hacerlo en épocas de crecimiento activo, cuando la planta está desarrollando hojas, flores o frutos. Sin embargo, el abono no debe ser excesivo, ya que puede generar un crecimiento desbalanceado o problemas en el suelo.

Plagas

  • Aunque es una planta relativamente resistente, el tomate de árbol puede ser atacado por áfidos verdes (pulgones) y moscas de la fruta, especialmente en zonas donde estas plagas son frecuentes. Estos insectos afectan principalmente los brotes y los frutos, reduciendo su calidad y productividad.
  • El control preventivo con trampas, extractos naturales (como ajo o ají) o insecticidas suaves puede ser suficiente si se detectan a tiempo. Mantener el cultivo limpio y bien ventilado también ayuda a reducir el riesgo de infestaciones.

Enfermedades

  • Entre las enfermedades más comunes que pueden afectar al tomate de árbol se encuentra el mildiú polvoso, un hongo que causa manchas blancas en las hojas y puede llevar a la defoliación si no se controla a tiempo. La humedad excesiva y la falta de ventilación favorecen su aparición.
  • Los nemátodos también representan un riesgo potencial. Estos parásitos atacan las raíces y debilitan la planta, dificultando su crecimiento. Para prevenir estas enfermedades, es fundamental mantener un buen manejo del riego, evitar el encharcamiento y rotar los cultivos si se siembra en el suelo directamente.

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