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Avistamiento de ballenas en Colombia: una apuesta al turismo responsable

Aunque este es un espectáculo increíble de la naturaleza, la cercanía de personas en el ecosistema natural y las prácticas turisticas irresponsables pueden llegar a afectar a estos cetáceos.

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Laura Tatiana Vargas Lizarazo
19 de julio de 2024 - 10:00 p. m.
Las ballenas jorobadas llegan al Pacífico colombiano en búsqueda de aguas cálidas para su reproducción y posterior crianza de ballenatos.
Las ballenas jorobadas llegan al Pacífico colombiano en búsqueda de aguas cálidas para su reproducción y posterior crianza de ballenatos.
Foto: Cortesía Fontur
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Todos los años, entre julio y octubre, la costa pacífica colombiana se convierte en el escenario de un espectáculo increíble de la naturaleza: el avistamiento de ballenas jorobadas o yubartas (Megaptera novaeangliae). Estas criaturas llegan a las aguas cálidas del país luego de recorrer 8.500 kilómetros desde la Antártida y el sur de Chile para desarrollar su etapa reproductiva que comprende la fecundación, gestación y nacimiento de los ballenatos.

Colombia es uno de los cinco países del mundo, junto con Estados Unidos, Ecuador, Brasil y Australia, en donde es posible ver a esta especie. Durante su visita, estos increíbles animales atraen a miles de turistas, tanto nacionales como extranjeros. Ver sus saltos, soplidos y aleteos es una experiencia imperdible que se recuerda para toda la vida. Además, por las características de esta región, se pueden practicar otras actividades centradas en el turismo de naturaleza como el buceo, la observación de aves, las caminatas ecológicas, entre otras.

Cada vez son más los operadores y las agencias de viajes dedicadas a ofrecer planes de avistamiento de ballenas en los Parques Nacionales Naturales de Uramba Bahía Málaga, Gorgona y Utría. Desafortunadamente, el crecimiento acelerado de esta actividad ha hecho que operarios y turistas realicen prácticas inadecuadas que ponen en grave riesgo a estos animales. El atropellamiento por botes que se acercan demasiado, el hostigamiento, el ruido de las numerosas embarcaciones y la contaminación con residuos son solo algunas de estas malas prácticas.

Por esta razón, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, a través de Parques Nacionales Naturales de Colombia, ha venido trabajando con los consejos comunitarios que habitan en esta zona del país para garantizar un avistamiento seguro y responsable de las ballenas. Tanto las autoridades ambientales como los habitantes de la región concuerdan en que esta temporada es una oportunidad única para fortalecer las actividades de ecoturismo, así como para resaltar el patrimonio natural y cultural de las áreas protegidas del pacifico colombiano.

José Pretel Torres, secretario técnico del Parque Nacional Natural Uramba Bahía Malaga, territorio en jurisdicción del municipio de Buenaventura, en Valle del Cauca, asegura que el avistamiento de ballenas jorobadas se ha convertido en el principal eslabón de la economía de la región, especialmente de julio a octubre. Por eso, para él y para los demás habitantes de la zona es importante hablar de regulación, más no de prohibición.

Esta regulación, según explica Torres, se ha realizado por medio de los trabajos institucionales de Parques Nacionales Naturales de Colombia y, lo más importante, por medio de los consejos comunitarios asentados en la región: Comunidades Negras de Juanchaco, La Barra, Puerto-España, Miramar, Ladrilleros, La Plata-Bahía Málaga. “Hace más de diez años hemos venido incursionando en acuerdos comunes para poder salvaguardar y mantener vigente el recurso en el territorio. Hemos tratado de construir una reglamentación de avistamiento responsable de ballenas que permita que propios y visitantes puedan disfrutar del bien ambiental de la mejor forma. La idea con estos seis consejos comunitarios es garantizar que los que habitamos estos territorios seamos los principales precursores de la reglamentación”.

Carolina Cruz Vallejo, administradora ambiental y guía profesional de turismo de Parques Nacionales Naturales de Colombia en la Dirección Territorial del Pacífico, explica que actualmente esta región del país cuenta con 11 áreas protegidas, de las cuales 8 tienen vocación ecoturística. En estas áreas la entidad realiza actividades de educación y sensibilización, tanto a visitantes como a locales, para ejercer un avistamiento de ballenas responsable. “Hacemos constantes capacitaciones, sobre todo con los lancheros, que, a mí consideración, son una pieza fundamental en todo esto. Los que manejan las lanchas nos ayudan a cumplir gran parte de la legislación”.

¿Cómo tener una experiencia responsable?

No hay nada como ver ballenas jorobadas en su hábitat natural, exhalando aire a borbotones, moviendo sus aletas e incluso saltando en el aire. Si bien se trata de un momento emocionante y único, es importante tener en cuenta que hay normas legales que controlan esta actividad y reglas mínimas de comportamiento que deben seguirse por parte de los viajeros, los operadores y los conductores de las embarcaciones.

Parques Nacionales Naturales de Colombia tiene una lista de recomendaciones en las que se desataca, por ejemplo, que el avistamiento no debe hacerse a una distancia menor de 200 metros y cuando se encuentre a 300 metros o menos se debe navegar a una velocidad lenta sin superar la del nado de la ballena. Además, el motor se debe mantener en neutro y nunca debe estar apagado por dos razones: primero, porque en cualquier momento toca realizar alguna maniobra, y segundo, porque si se apaga la ballena no va a saber dónde está la lancha.

Para Cruz Vallejo otra recomendación importante es que siempre vaya en la embarcación un lanchero y un intérprete ambiental. Así cada uno se encarga de realizar únicamente su función. “Esto muchas veces no ocurre, pero si lo promovemos. Lo ideal es que el lanchero esté enfocado en la conducción, para que no se presenten choques y se pueda proteger a la ballena, y que el intérprete ambiental esté orientando a las personas que vayan en la lancha realizando la observación”.

El tema del ruido también es un problema. Algunas personas empiezan a gritar de la emoción ante el espectáculo natural; sin embargo, es importante que los viajeros manejen sus emociones y mantengan una conducta prudente cuando salgan en plan de avistamiento. “Las personas que nos visitan deben tener en cuenta que se trata de una especie biológica en su estado natural. En algunas ocasiones no las verán saltando y eso se debe respetar. Es fundamental que los operadores de ecoturismo entiendan que no es vender el salto de la ballena. Lo mejor es dejarle claro a los turistas que, así como hay muchas probabilidades de ver a la especie, también hay probabilidades de no verla”, enfatiza la guía turística.

El Fondo Nacional de Turismo (Fontur), entidad que articula a los actores públicos y privados con las comunidades locales para fortalecer el turismo en las diferentes regiones del país, también ha reforzado la promoción de estos destinos. “La institución tiene unas líneas estratégicas que permiten revisar cómo hacer un avistamiento responsable en las áreas protegidas. Dentro de esas líneas de acción están normas básicas cómo no ingerir licor, no llevar plástico de un solo uso, realizar las actividades con los operadores de ecoturismo que están debidamente formalizados y que las embarcaciones por supuesto cumplan con los requerimientos de seguridad marítima”, informa Daniel Castillo, gestor regional de Fontur.

Otras recomendaciones de la autoridad ambiental son: no hacer observaciones que superen la media hora, no acercarse a una madre con su cría (si lo hace es prudente que se aleje a baja velocidad y sin producir oleaje), alejarse si las ballenas están saltando o realizando alguna maniobra de comportamiento, ya que ellas requieren de espacio; no darles de comer ni arrojar desperdicios o basura al mar, verificar que las embarcaciones porten un banderín o distintivo de autorización de avistamiento y no mantener más de cinco embarcaciones con un grupo de ballenas.

Control al número de turistas: una solución

De acuerdo con la Dirección General Marítima (Dimar), durante la temporada de avistamiento de ballenas de 2023 en Buenaventura, entre el 15 de julio y el 16 de octubre, se registró el movimiento de 228.748 pasajeros a bordo de 9.786 embarcaciones. El incremento en comparación con el año anterior fue de 13.197 personas, puesto que en el 2022 la temporada cerró con 215.281 visitantes.

Aunque estas cifras pueden reflejar un balance positivo en materia de turismo y movilización marítima, también es un llamado de alerta que invita al control en el número de turistas que llegan a la región, según cuenta Torres.

“La llegada de tantas personas en muy poco tiempo puede resultar en un despropósito ambiental. Estamos trabajando en controlar esa parte. Por decir algo, si el año pasado recibimos 60.000 turistas, la idea es este año recibir solo 20.000. Para esto es necesario tener el control en términos de boletería o tiquetes. Algo así como cuando uno va al estadio a ver un partido de fútbol, si la capacidad del lugar es para 50 mil personas, una vez se completa el aforo no se aceptan más. Ese tipo de mecanismo es el que estamos pensando”, dice Torres.

El secretario técnico del Parque Nacional Natural Uramba Bahia Malaga tambien explica que esta área protegida es relativamente joven, con apenas 14 años. Eso, según él, juega un poco en contra en términos de planificación pues “debe ser trabajado con los Consejos Comunitarios, es decir, con las comunidades. Por ahora no tenemos cómo parar el flujo de visitantes, los instrumentos de planificación del área apenas están en proceso de consolidación”, agrega.

La importancia de la ballena jorobada

La ballena jorobada es una especie que, a las comunidades del Pacífico, sobre todo a las comunidades negras, le ha permitido fortalecer su cultura. “Hace parte de esa idiosincrasia cultural y social de los diferentes territorios. Es una especie muy tranquila, pero también muy imponente y súper importante para todos los procesos socioambientales de la región”, cuenta Torres.

La ballena jorobada ayuda a mantener los océanos saludables para todos. Estos animales fertilizan los ecosistemas marinos e incluso ayudan a combatir la crisis climática. Por eso, el mensaje de las autoridades es que, independientemente de si se visita o no el Pacífico colombiano, las personas realicen acciones para la conservación de este gran mamífero.

“El mensaje del director de parques nacionales y de los jefes de las subdirecciones de parques es que todos podemos ser guardaparques desde nuestros hogares, desde las acciones ecoturísticas o los viajes que realizamos”, concluye Vallejo.

El avistamiento de ballenas en Colombia representa un foco esencial para la economía de la región Pacífica, por eso, no hay que escatimar esfuerzos en hacerlo bien, de manera responsable y sostenible; sin afectar las ganancias, pero privilegiando siempre la protección de estos animales que lejos de querer deleitar a los humanos con su presencia solo quieren disfrutar de su hábitat.

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Laura Tatiana Vargas Lizarazo

Por Laura Tatiana Vargas Lizarazo

Comunicadora social y periodista con interés en temas sociales, culturales, de conflicto y construcción de paz. Ganadora del Premio Nacional de Periodismo, Mujeres, Paz y Seguridad 2021.@Tatiana71765621lvargas@elespectador.com

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