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La relación entre las personas mayores y sus mascotas ha sido objeto de numerosos estudios que evidencian los múltiples beneficios que esta convivencia aporta tanto a nivel físico como emocional. En un contexto donde la soledad y el aislamiento social son problemáticas comunes en la tercera edad, la compañía de un animal puede ser una solución efectiva para mejorar la calidad de vida.
1. Mejora de la salud física.
La presencia de una mascota, especialmente un perro, fomenta la actividad física en las personas mayores. Los paseos diarios, aunque sean breves, contribuyen a mantener la movilidad y la flexibilidad, reduciendo el riesgo de enfermedades cardiovasculares y mejorando la salud general. Un estudio australiano reveló que los adultos mayores que poseen perros tienen más probabilidades de alcanzar el nivel recomendado de actividad física para su grupo de edad que aquellos que no tienen mascotas.
Además, tener una mascota puede ayudar a reducir la presión arterial y los niveles de colesterol, factores de riesgo asociados a enfermedades cardíacas. La interacción con los animales también ha demostrado disminuir los niveles de cortisol, la hormona del estrés, promoviendo una sensación general de bienestar.
2. Beneficios emocionales y psicológicos.
La compañía de una mascota ofrece apoyo emocional constante, lo que es fundamental para combatir la soledad y la depresión en la vejez. El simple acto de acariciar a un animal puede liberar hormonas como la oxitocina, la serotonina y la dopamina, que están asociadas con sentimientos de felicidad y bienestar.
Además, las mascotas proporcionan un sentido de propósito y responsabilidad diaria, ya que requieren cuidados constantes.
3. Estimulación cognitiva.
La interacción con mascotas también tiene efectos positivos en la función cognitiva de las personas mayores. Estudios han demostrado que el cuidado de un animal puede mejorar la memoria, la atención y la capacidad de aprendizaje.
La rutina establecida por el cuidado de una mascota también puede ayudar a mantener la mente activa y enfocada, lo que es esencial para la salud mental en la tercera edad.
4. Fomento de la socialización.
Las mascotas actúan como un puente para la interacción social. Los paseos diarios y las visitas al veterinario ofrecen oportunidades para que las personas mayores se encuentren y conversen con otras, reduciendo el aislamiento social.
5. Apoyo en situaciones de duelo y enfermedad.
La pérdida de un ser querido es una experiencia dolorosa y las mascotas pueden desempeñar un papel crucial en el proceso de duelo. Su presencia ofrece consuelo y compañía, ayudando a mitigar la tristeza y la depresión asociadas a la pérdida.
Asimismo, en entornos hospitalarios, la presencia de animales de compañía ha mostrado beneficios en pacientes terminales, reduciendo el estrés y la ansiedad, y mejorando la calidad de vida en sus últimos momentos.
La convivencia con mascotas ofrece a las personas mayores una variedad de beneficios que impactan positivamente en su salud física, emocional y social. Desde la mejora de la actividad física hasta el apoyo emocional en momentos difíciles, los animales se han convertido en aliados esenciales para una vejez activa y saludable.
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