Conocer la edad de un caballo es crucial para garantizar su bienestar. Esta información permite adaptar su alimentación, ajustar su entrenamiento según sus capacidades y comprender mejor sus etapas reproductivas y su longevidad.
Uno de los procedimientos más utilizados para estimar la edad de un equino es la evaluación de la dentadura, ya que los dientes de los caballos sufren cambios característicos a lo largo de su vida. Desde el nacimiento hasta la vejez, la erupción, el desgaste y la forma de los dientes pueden dar pistas sobre su edad.
Según el Hospital Veterinario Sierra de Madrid, los dientes más adecuados para este cálculo son los incisivos. “Cuando se determina la edad de un caballo mediante la observación de sus incisivos, las fechas de erupción y los cambios de aspecto de las superficies oclusales son los criterios principales”, explican los expertos. En los caballos jóvenes, se puede identificar la edad con bastante precisión al observar en qué momento emergen los dientes y cuándo son reemplazados por los definitivos. A medida que envejecen, el desgaste y la inclinación de los incisivos se convierten en indicadores clave.
Es importante tener en cuenta que este método no es exacto, ya que la velocidad de desgaste dental puede variar según la dieta, la genética y el uso que se le dé al caballo. En general, la estimación basada en los dientes tiene un margen de error de aproximadamente seis meses, pero en caballos mayores puede ser aún menos precisa.
Si se requiere una evaluación más detallada, es recomendable acudir a un veterinario especializado en odontología equina. Estos profesionales pueden analizar otras características, como la aparición de surcos dentales específicos o la estructura de las muelas, para ofrecer una estimación más precisa de la edad del caballo.
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