¿Cómo se le llama a la cría de una paloma?

La esperanza de vida de una paloma en la naturaleza oscila entre los tres y los cinco años.

Foto: Pixabay

Las palomas están presentes en casi todas las ciudades del mundo. Se han adaptado a la vida urbana con facilidad, anidando en balcones, tejados y puentes, y formando parte del paisaje cotidiano. Sin embargo, su ciclo de vida encierra datos curiosos que vale la pena conocer.

Una de las preguntas más frecuentes que surgen sobre estas aves es cómo se llama su cría: el nombre correcto es pichón.

La especie más común en entornos urbanos es la paloma bravía (Columba livia), también conocida como paloma doméstica o paloma común. Aunque actualmente se encuentra en prácticamente todos los continentes, esta ave es originaria de regiones que abarcan Europa, el norte de África y partes de Asia.

Según National Audubon Society, la paloma fue domesticada desde hace siglos por su capacidad de orientación y su facilidad para reproducirse en cautiverio. A lo largo de la historia, se ha utilizado como mensajera, animal de compañía, fuente de alimento y sujeto de estudio científico.

Hoy en día, muchas palomas bravías viven en estado semisalvaje en las ciudades. Una de sus particularidades es que pueden reproducirse durante todo el año si las condiciones son favorables. En promedio, una pareja puede tener entre cinco y siete pichones al año, con puestas de dos huevos por ciclo reproductivo.

¿Por qué casi nunca se ven pichones en las calles?

A pesar de la alta presencia de palomas adultas, los pichones rara vez se observan en la vía pública. La razón es sencilla y tiene que ver con su desarrollo. Según el portal especializado Birds and Blooms, los pichones permanecen en el nido entre 25 y 32 días, o incluso más si las temperaturas son bajas. Durante ese tiempo, son alimentadas por ambos padres mediante una sustancia llamada leche de buche, rica en proteínas y grasas, que se produce en el tracto digestivo de las aves adultas.

Al salir del nido, los pichones ya cuentan con un plumaje desarrollado y un tamaño similar al de una paloma adulta. Por eso, aunque estén frente a nosotros, resulta casi imposible distinguirlos a simple vista. A diferencia de otras aves cuyas crías se ven claramente más pequeñas o inexpertas, las palomas dejan el nido prácticamente listas para volar.

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