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¿Cómo se llama la cría del cuy?

Es fundamental observar atentamente cómo interactúa la madre con sus crías, ya que en ciertos casos pueden no aceptarlos.

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La Red Zoocial
24 de mayo de 2025 - 01:00 p. m.
Aunque nacen con ciertas habilidades, siguen siendo vulnerables y requieren un entorno limpio, seguro y cálido. EFE/ Xavier Montalvo
Aunque nacen con ciertas habilidades, siguen siendo vulnerables y requieren un entorno limpio, seguro y cálido. EFE/ Xavier Montalvo
Foto: EFE - Xavier Montalvo
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Para muchos, el cuy es simplemente un pequeño roedor, tierno y de aspecto simpático. Sin embargo, detrás de su apariencia inofensiva hay una historia de domesticación milenaria, y un ciclo de vida fascinante que comienza con una etapa poco conocida: la de su cría. En este artículo, le contaremos cómo se llama la cría del cuy, cómo nacen y qué cuidados requieren para desarrollarse sanamente.

Una de las preguntas más comunes entre quienes se inician en la crianza de estos animales es: ¿cómo se llama la cría del cuy? La respuesta es sencilla: se les llama gazapos. Este término, aunque más comúnmente asociado con los conejos, también es adecuado para referirse a las crías de cuy, especialmente en el ámbito rural y veterinario. Los gazapos de cuy nacen completamente desarrollados, a diferencia de otros roedores. Desde el primer día, tienen pelo, ojos abiertos y son capaces de moverse.

Este nivel de desarrollo se debe a la larga gestación que tienen las hembras, que puede durar entre 59 y 72 días. Al momento de nacer, los gazapos pesan entre 80 y 120 gramos y suelen venir en camadas de 2 a 4 crías, aunque en algunos casos se pueden presentar nacimientos múltiples de hasta 6 gazapos.

Cuidados esenciales en los primeros días de vida

Para asegurar la salud y el bienestar de los gazapos de cuy, se deben tener en cuenta varios aspectos fundamentales desde el momento del parto. Aunque nacen con ciertas habilidades, siguen siendo vulnerables y requieren un entorno limpio, seguro y cálido.

En primer lugar, el nido debe estar bien acondicionado. Se recomienda usar viruta de madera no tóxica o heno limpio como base del hábitat. La madre cuy, por lo general, no construye nidos elaborados, por lo que el responsable del cuidado debe asegurarse de proporcionar un ambiente cómodo.

En cuanto a la alimentación, los gazapos comienzan a consumir alimento sólido casi inmediatamente después del nacimiento, pero eso no significa que puedan prescindir de la leche materna. La lactancia es esencial durante al menos tres semanas, ya que les proporciona los nutrientes y defensas necesarios para su sistema inmunológico.

Durante este periodo, la madre debe recibir una dieta rica en vitamina C, fibra y proteínas. Esto se logra mediante el suministro de heno fresco, vegetales como pimiento rojo, zanahoria o espinaca, y pellets específicos para cuyes. También se debe mantener agua limpia y fresca disponible en todo momento.

Higiene y supervisión médica

Los gazapos y su madre deben vivir en un espacio tranquilo, alejado de corrientes de aire y ruidos fuertes. La limpieza regular de la jaula o corral es fundamental para evitar enfermedades. Los restos de comida, excrementos y virutas sucias deben retirarse diariamente.

Además, es importante supervisar el comportamiento de la madre y sus crías. Algunas hembras pueden mostrar rechazo hacia alguno de los gazapos, lo cual puede requerir intervención humana para alimentarlos por separado con una fórmula especial.

Las visitas al veterinario también son recomendadas, especialmente si se nota algún signo de debilidad, pérdida de peso o letargo. Un profesional puede ayudar a identificar cualquier problema de salud y sugerir ajustes en la dieta o el entorno.

Más allá de su aspecto adorable, los cuyes y sus crías son animales sociables que disfrutan del contacto con otros de su especie y también con los humanos. Desde temprana edad, los gazapos pueden ser manipulados suavemente para que se acostumbren al contacto humano, lo cual les ayuda a desarrollar una personalidad dócil y afectuosa.

Al cuidar adecuadamente de un gazapo de cuy, usted no solo garantiza su bienestar, sino que también establece un vínculo que puede durar muchos años, ya que estos roedores pueden vivir entre cinco y ocho años si reciben la atención adecuada.

Brindarles un entorno limpio, una dieta balanceada, atención veterinaria y mucho cariño es esencial para que estos pequeños animales puedan disfrutar de una vida plena desde sus primeros días.

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