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¿Ha sentido que con el paso de los años las personas quieren más a las mascotas? Antes eran los que cuidaban el hogar y protegían a la familia de los intrusos, por eso se tenían perros guardianes. Pero ahora, estos peludos se han convertido en integrantes de la familia, a los que les damos mucho cariño.
Este cambio no solo se ha dado a nivel intrafamiliar. En Colombia, hemos avanzado en el derecho y la forma en que se concibe a un animal. Pero para ello, se ha recorrido un largo camino.
Inicialmente, en 1887, los animales eran vistos como bienes y propiedades, en la categoría de muebles de la casa. Esto, porque en aquella época Colombia era muy rural y la actividad económica se centraba en torno a la explotación agropecuaria.
Así que las personas podían hacer lo que quisiesen, aunque la comunidad científica ya reconocía a los animales como capaces de sentir. Solo estaba prohibida la caza en terrenos ajenos y otras cosas que estuvieran en leyes de propiedad privada.
En 1972, se crearon juntas defensoras de animales, aunque siempre se pensaba en su utilidad para los humanos. En 1974, se empezó prohibió cazar a algunas especies y, en 1979, se reguló el sacrificio de animales para garantizar prácticas adecuadas en mataderos.
Solo hasta 1989, con el Estatuto Nacional de Protección de los Animales, se prohibió el maltrato y se promovió el bienestar animal. Sin embargo, la verdadera transformación ocurrió en 2016 con la Ley 1774, que reconoció a los animales como seres sintientes y no como cosas, e introdujo sanciones más estrictas y un sistema judicial especializado para abordar el maltrato animal.
En 2017, se solicitó la protección constitucional para un oso llamado Chucho, que había vivido en semicautiverio durante 18 años. Un abogado argumentó que él debía estar en su ambiente actual en lugar de ser transferido a un zoológico, alegando que así se violaba su bienestar y los principios de protección animal.
La Corte Suprema aceptó la tutela, destacando la necesidad de superar la visión centrada únicamente en los humanos y adoptar una perspectiva que también considere el bienestar animal. Lo que muestra un avance en la figura de ver a un animal como sujeto de derecho.
Pero, la Corte Constitucional luego decidió que el uso de acciones constitucionales para proteger a los animales no era procedente y argumentó que los instrumentos constitucionales están destinados a proteger la libertad de las personas, no a reconocer derechos para los animales.
A pesar de esto, el caso generó un debate significativo sobre los derechos de los animales en Colombia, y el tema sigue siendo relevante en el ámbito jurídico.
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