
Adoptar es un compromiso profundo y a largo plazo. Un perro o un gato puede vivir entre 15 y 20 años, y durante todo ese tiempo dependerá de usted.
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En el mundo del rescate animal, cada adopción se celebra como un final feliz. Significa que un ser sintiente ha dejado el refugio para empezar una nueva vida al lado de una familia que se comprometió a cuidarlo y a protegerlo por el resto de su vida. Pero no siempre es así. Algunas de esas adopciones terminan en devoluciones y en miradas que no entienden por qué regresaron al mismo lugar del que fueron rescatados. Son finales interrumpidos, promesas rotas y una prueba de que adoptar una nueva mascota implica mucho más que...

Por Ana Vega
Profesional en Estudios Literarios de la Universidad Nacional con interés en temas de divulgación cultural y medio ambiente.@Anav3g4avega@elespectador.com