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Yoko es un chimpancé de aproximadamente 40 años que creció y vivió en la casa de un antiguo narcotraficante en Risaralda. Durante muchos años, este simio fue sometido a una intensa humanización y maltrato.
Según la Corporación Autónoma Regional de Risaralda, Yoko desarrolló comportamientos que lo alejaron completamente de su naturaleza animal: tomaba café, comía con cubiertos, veía televisión, montaba en bicicleta, usaba ropa de marca, fumaba cigarrillos, e incluso llegó a tener una niñera.
Afortunadamente, y después de pasar varios años en poder de la mafia, Yoko fue recuperado por las autoridades y trasladado al bioparque Ukumarí en Pereira, donde recibe cuidados especiales.
Actualmente, una iniciativa liderada por la organización Proyecto Gran Simio y apoyada por varios defensores de los animales y políticos colombianos, busca trasladar al chimpancé al santuario de Grandes Primates de Sorocaba, ubicado en São Paulo, Brasil. Este lugar cuenta con otros 50 chimpancés rescatados y sería el mejor lugar para que pase sus últimos años de vida.
Julio César Gómez Salazar, director de la CARDER (Corporación Autónoma Regional de Risaralda), confirmó que las gestiones para trasladar a Yoko al santuario están avanzando a buen ritmo y actualmente se está llevando a cabo los trámites aduaneros necesarios. El proceso de exportación de Yoko no es sencillo, ya que se trata de un individuo de fauna silvestre, lo que implica cumplir con estrictos procedimientos aduaneros y permisos internacionales.
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