Publicidad

Botas y el riesgo de adoptar sin estar listos: fue devuelto por impulso

Su caso recuerda que el amor y la paciencia son esenciales en la adopción responsable. El felino está a la espera de una segunda oportunidad.

La Red Zoocial
12 de mayo de 2025 - 05:37 p. m.
Desde la fundación se hace un llamado a la ciudadanía para asumir la adopción como lo que realmente es: una decisión de vida.
Desde la fundación se hace un llamado a la ciudadanía para asumir la adopción como lo que realmente es: una decisión de vida.
Foto: Fundación Second Chances
Resume e infórmame rápido

Escucha este artículo

Audio generado con IA de Google

0:00

/

0:00

La historia de Botas es una entre miles, pero su recorrido refleja con claridad una problemática silenciosa: la falta de conciencia y compromiso real frente a la adopción de animales rescatados. Botas, un gato de pelaje atigrado y mirada cautelosa, fue encontrado en octubre de 2024 en estado de abandono en una zona rural de Bosa, al sur de Bogotá.

Fue rescatado por una voluntaria de la Fundación Second Chances, quien lo vio oculto entre la maleza, asustado, débil y acompañado de otros hermanitos.

Desde el principio, Botas mostró una marcada timidez. No confiaba en los humanos y evitaba el contacto. Esta conducta no era gratuita: los testimonios recogidos por la fundación señalan que, durante su tiempo en la calle, Botas vivió episodios de maltrato, incluyendo ataques de perros, lo que incrementó su desconfianza hacia las personas y otros animales.

Su llegada a Second Chances no fue fácil, pero con paciencia, alimentación adecuada y un entorno seguro, Botas empezó a convivir con otros gatos, aunque siempre permanecía en los lugares altos, alejándose cada vez que algún visitante ingresaba.

Pasaron los meses y nadie se interesaba en Botas. Mientras otros gatos eran adoptados rápidamente por ser más pequeños, juguetones o sociables, él seguía esperando.

“Desde el inicio fuimos muy sinceros respecto a su carácter. Explicamos que era un gato que necesitaba mucho trabajo emocional, tiempo y, sobre todo, compromiso”, cuenta David Barrera López, quien asumió un rol activo en el acompañamiento del caso.

Finalmente, en marzo de 2025, una pareja se interesó por él. Después de varias conversaciones y advertencias claras sobre su carácter, su proceso de socialización y la necesidad de un entorno tranquilo, se concretó la adopción. La pareja, que ya tenía otra gata, afirmó estar lista para asumir el reto.

Sin embargo, apenas pasadas unas semanas, comenzaron a surgir quejas: que Botas no se dejaba tocar, que era más grande de lo que imaginaban, que no se llevaba bien con su otra mascota. A pesar de haber sido advertidos previamente, la familia expresó su intención de devolverlo.

Lo que siguió fue aún más preocupante. Botas fue aislado en un baño oscuro, sin espacio ni estímulos. Estuvo días sin recibir atención veterinaria, con signos visibles de malestar dental que nunca fueron tratados.

Según relatan desde la fundación, la decisión de devolverlo fue tomada sin mayor reflexión, como si se tratara de un objeto defectuoso y no de un ser vivo con traumas, historia y necesidades especiales.

Al enterarse de la situación, David Barrera decidió recogerlo personalmente. “No quise discutir ni generar confrontación. Mi prioridad era Botas. Sabía que, de quedarse ahí, su salud física y emocional seguirían deteriorándose”, relata. Al reencontrarse con él, notó cambios significativos: su estado anímico era muy bajo y su alimentación no había sido la adecuada.

Botas fue llevado de inmediato a una veterinaria, donde fue sometido a una cirugía dental y fue también castrado. Ambos procedimientos fueron financiados directamente por miembros de la fundación, mientras se hacía un llamado a la comunidad para apoyar con los gastos.

A día de hoy, Botas se encuentra en recuperación, en un entorno más estable, con mejores condiciones de salud y, sorpresivamente, más receptivo al contacto humano. “Ha mejorado su estado de ánimo. Ya no se esconde tanto, muestra curiosidad, come bien. Sabemos que con una familia adecuada, Botas podrá florecer”, afirma Barrera.

Este caso pone en evidencia una realidad frecuente en muchas fundaciones de rescate: la adopción por impulso. “Muchas personas adoptan por emoción, sin entender el compromiso que conlleva. Esperan animales que lleguen a comportarse como si nunca hubieran sufrido. Pero no todos los gatos son iguales. Algunos necesitan tiempo, procesos de rehabilitación emocional y atención veterinaria constante”, señala el equipo de Second Chances.

Desde la fundación se hace un llamado a la ciudadanía para asumir la adopción como lo que realmente es: una decisión de vida. Adoptar no es “intentar a ver si funciona”; es brindar un hogar permanente, con paciencia y responsabilidad. También se invita a la comunidad a apoyar con donaciones o difundiendo casos como el de Botas, ya que muchas veces las fundaciones no cuentan con los recursos suficientes para cubrir todas las necesidades médicas y logísticas que implica el rescate.

Botas aún espera una familia definitiva. Una familia sin otros gatos ni perros, que esté presente, que comprenda sus tiempos y que esté dispuesta a amar sin condiciones. Porque, aunque el camino ha sido duro, él sigue creyendo en las segundas oportunidades.

🐾 ¿Quiere estar al día y conocer las últimas noticias sobre el mundo animal? Lo invitamos a verlas en La Red Zoocial. 🐶🐱

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscríbete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.
Aceptar