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Con tan solo un mes de vida, un gatito llamado Buck vivió el peor rostro de la humanidad: fue brutalmente maltratado, perdió su ojo izquierdo y quedó afectado por un trauma vestibular, una lesión neurológica que compromete su equilibrio y coordinación.
Tras su rescate, el felino fue trasladado a la Clínica Veterinaria Dog‑Tora Pest, en Bogotá, donde un equipo de médicos y cuidadores inició su recuperación física y emocional. El tratamiento incluyó la extracción del ojo dañado y estrategias de rehabilitación para su estabilidad, así como apoyo conductual para superar el impacto del maltrato.
El caso de Buck sirvió para visibilizar una problemática grave en Colombia: la negligencia, el abuso y el abandono, especialmente hacia animales con discapacidades visibles. En mayo de 2025, el colectivo ciudadano Borrachos al Rescate, dedicado a la protección animal, lanzó una campaña para ayudar a Buck e inspirar este tipo de rescates.
Sin embargo, la esperanza llegó hace solo algunos días: después de dos meses de recuperación y tras ser reanimado en dos ocasiones durante su cirugía, Buck fue finamente adoptado por una pareja amorosa.
“Buck por fin encontró lo que tanto soñaba: una familia. Paula y su esposo lo eligieron tras una búsqueda consciente, y hoy Buck no solo tiene un hogar, sino también dos hermanos felinos que le enseñan día a día lo que significa ser un gato amado y respetado”, indicaron desde Borrachos al Rescate.
La historia de Buck no solo emociona: también exige acción. Su rescate, atención médica y adopción demuestran que el cambio es posible cuando existe compromiso comunitario.
El caso de Buck invita a rechazar todo tipo de maltrato, a dar visibilidad a los animales rechazados por su apariencia y a promover adopciones responsables que tomen en cuenta las verdaderas necesidades de cada ser sintiente.
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