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El Gobierno de España ha emitido una advertencia formal a todos los tutores de gatos, recordando la entrada en vigor de la Ley 7/2023, que establece nuevas disposiciones sobre la protección de los derechos y el bienestar de los animales. Esta normativa, impulsada por el Ejecutivo de Pedro Sánchez, introduce una serie de obligaciones cuya infracción puede conllevar sanciones económicas de hasta 200.000 euros.
El aspecto central de la ley es la obligatoriedad de identificar a todos los felinos domésticos mediante microchip, una medida que hasta ahora no se aplicaba de forma uniforme en todo el país. Con la nueva normativa, la identificación con microchip deja de ser una recomendación o una exigencia exclusiva para perros, como sucedía anteriormente, y pasa a ser un requisito legal obligatorio para todos los gatos, independientemente de la comunidad autónoma en la que residan.
Esta ley busca unificar los criterios de protección animal en España, suprimiendo las disparidades normativas entre las diferentes comunidades autónomas. A partir de su implementación, todos los cuidadores de gatos deben registrar a sus mascotas, asegurándose no solo de la correspondiente vacunación, sino también de la implantación subcutánea del microchip.
La ley establece que este procedimiento debe realizarse antes de los tres meses de edad del gato, aunque en algunos casos se podría extender hasta los seis meses. Pasado este plazo, los propietarios que no hayan cumplido con la normativa podrían enfrentarse a sanciones administrativas.
La Ley de Bienestar Animal establece que tener un gato sin microchip constituye una infracción grave, con multas que varían entre 50.000 y 200.000 euros (entre 223.800.000 y 895.200.000 pesos colombianos). Además, la ley prohíbe otras prácticas relacionadas con el tráfico ilegal de animales, como la venta de mascotas en tiendas no autorizadas, y establece que la pérdida de un gato debe ser reportada a las autoridades en un plazo máximo de 48 horas.
Proceso de implantación del microchip
La implantación del microchip es un procedimiento sencillo y rápido que debe llevarse a cabo en un centro veterinario. El microchip, de tamaño similar a un grano de arroz, se inserta bajo la piel del animal, cerca del cuello. Este dispositivo contiene un código único de 15 dígitos que, aunque no almacena datos personales, se vincula a una base de datos oficial que incluye la información de contacto del propietario, como nombre, dirección y teléfono.
La inscripción del microchip en esta base de datos es obligatoria. En caso de que el gato se extravíe, las autoridades podrán acceder a la información de contacto del propietario, lo que facilita la devolución del animal. La base de datos puede ser gestionada por la Red Española de Identificación de Animales de Compañía (REIAC) o por entidades equivalentes.
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