¿Qué siente un gato cuando llega otro gato a casa?

Los gatos tienden a considerar su hogar como un territorio personal y exclusivo.

Foto: Freepik

La llegada de un nuevo gato al hogar, especialmente cuando es adoptado, suele estar motivada por el deseo de brindar amor y compañía. Sin embargo, si ya hay un felino en casa, este puede percibir la presencia del recién llegado como una amenaza, desencadenando emociones negativas como ansiedad, inseguridad o rechazo.

Primero, es importante entender que los gatos son animales altamente territoriales y sensibles a los cambios en su entorno. La incorporación de otro felino no solo altera su rutina, sino que también puede representar una amenaza directa a su seguridad y dominio del espacio.

De acuerdo con la guía de comportamiento felino de la marca Purina, los gatos tienden a considerar su hogar como un territorio personal y exclusivo. La introducción de otro animal en ese espacio puede desencadenar reacciones que van desde el miedo y la ansiedad, hasta actitudes defensivas o incluso agresivas. Algunas señales claras de incomodidad son bufar, esconderse y evitar cualquier tipo de contacto.

Sin embargo, esta tensión inicial no es necesariamente permanente, pero sí exige una introducción cuidadosa. Según el Centro Médico de Especialidades para Gatos (CEME Gatos), ubicado en México, lo ideal es mantener a los gatos separados en los primeros días, permitiendo que se acostumbren al olor del otro antes de cualquier encuentro cara a cara.

Además, los especialistas subrayan la importancia de duplicar los recursos en casa: dos areneros, dos comederos, varios rascadores y espacios de descanso diferenciados. Esto no solo evita conflictos, sino que disminuye la competencia y reduce el estrés.

Uno de los errores más común es suponer que los gatos se harán amigos de inmediato, según informa el portal Patas en Casa, especializado en bienestar animal. Aseguran que algunos pueden tolerarse, otros pueden desarrollar vínculos positivos con el tiempo, pero cada caso es único y requiere paciencia.

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En definitiva, cuando un gato se enfrenta a la llegada de otro, lo que siente va mucho más allá de los celos: es una mezcla de alerta, desconfianza y necesidad de defender su espacio.

Por eso, más que introducir “un nuevo amigo”, lo que realmente se está haciendo es reorganizar el ecosistema emocional y territorial del hogar felino. La clave está en hacerlo con respeto, tiempo y atención al lenguaje sutil con el que los gatos comunican su incomodidad. Solo así se podrá construir una convivencia armónica.

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